María Silvia Ospital y Graciela Mateo (comps.), Antes de Perón y antes de Frondizi. El nacionalismo económico y la revista SERVIR (1936-1943), Buenos Aires, Ediciones Imago Mundi, 2015, 137 pp.

Rogelio de la Mora Valencia1

Por su pertinencia y calidad, saludamos con beneplácito la reciente publicación del libro colectivo compilado por María Silvia Ospital, especialista en temas de historia social argentina, y Graciela Mateo, cuyas líneas de investigación se orientan hacia la economía social y el cooperativismo en el desarrollo social, ambas profesoras investigadoras adscritas al Centro de Estudios de la Argentina Rural de la Universidad Nacional de Quilmes, titulado Antes de Perón y antes de Frondizi. El nacionalismo económico y la revista SERVIR (1936-1943). En su mayoría, quienes participan en esta aventura académica cultivan la historia social argentina y están adscritos a la Universidad Nacional de Quilmes.

Con el derrumbe de la Bolsa de Nueva York de 1929 y sus consecuencias trágicas, episodios luego llamados la Gran Depresión por los historiadores, el modelo de desarrollo vigente en Argentina entró en crisis. En lo sucesivo, en el centro de los debates y las preocupaciones intelectuales se inscribieron la búsqueda de caminos para la defensa y la autonomía de la economía nacional. En la práctica, un nuevo proyecto alternativo apuntaría a la constitución de una nación democrática moderna, sobre la base de los recursos naturales y la intervención activa del Estado. Las nuevas políticas económicas estarían encauzadas a proteger el consumo interno, el trabajo y la formación de capital del mercado nacional. Es en este contexto del nacionalismo económico que los ocho autores de los seis capítulos en que se estructura la obra aquí reseñada, analizan los contenidos de la revista SERVIR, editada en Buenos Aires a lo largo de siete años de ininterrumpida existencia. Su estudio permite observar cómo se actualizan ciertos esquemas de razonamiento que libran nudos de conocimiento. El hecho mismo que la revista se especialice en economía es un factor interesante para el historiador. Tanto más cuanto que en torno a SERVIR se reagrupa una franja del cuerpo intelectual argentino, integrada por técnicos y expertos de la Escuela de Estudios Argentinos (eea), sin afiliación ni militancia en partidos o asociaciones de corte nacionalista, lo que asegura la presencia de textos provenientes de campos intelectuales heterogéneos. Su saber y competencia les proporciona una autoridad particular para elaborar y circular representaciones sociales de la realidad que confrontan, esto atribuye un significado específico y estimula una adhesión a sus ideales. Gramsci acuñó un término muy apropiado: intelectuales orgánicos, que se refiere a individuos cuya función, la dirección de conciencia, sólo puede ejercerse mediante un órgano de vinculación económico, político o social.

Desde hace tiempo, en América Latina las revistas y los universos intelectuales son objeto de trabajos y de investigación científica. Muchos de estos estudios se presentan en forma de monografías, tesis de posgrado o artículos de revista que obedecen a una preocupación descriptiva (proyectos, “influencias” o impactos). En cambio, Antes de Perón y antes de Frondizi es un trabajo analítico, puesto que aborda el contenido explícito, carece de investigación cuantitativa y pone particular atención a dos de los vectores de generación, circulación, recepción e intercambio de ideas: revista y opinantes. Por tal motivo, la revista misma se convierte en fuente de conocimiento de una situación única y en una herramienta de trabajo privilegiada.

Fundada en 1936, SERVIR permite el acercamiento a un cierto número de individuos singulares en torno a un programa común, todos ellos sensibles al nacionalismo económico, y proclives a fusionarse con el “cuarto poder”. La revista también nos libra un contexto específico y pertinente, además de ser un excelente testigo de la actitud y del comportamiento de los actores en circunstancias inéditas, tales como el impacto de la crisis económica y la puesta en práctica de doctrinas intervencionistas. La finalidad de la eea está expresada sin ambigüedades en la nota editorial del primer número de la revista, coadyuvar “al estudio y a la difusión del conocimiento de los problemas técnicos y científicos nacionales y a exaltar en los intelectuales argentinos el sentimiento de su responsabilidad social, brindándoles oportunidad y estímulo para ser útiles en horas tan difíciles. Su lema es ‘Servir’” (p.23). Con el propósito de comprender la atmósfera intelectual y editorial de la época, desde diversas perspectivas, los autores sitúan la fundación y las diferentes etapas de la revista en su contexto histórico, cultural e institucional, así como determinan cuáles fueron las evoluciones mayores de la publicación, estructural y temáticamente.

Precedidos por una esclarecedora Introducción de las coordinadoras, que también son autoras, cada uno de los capítulos aborda diferentes aspectos de los contenidos de los artículos de la revista y sus colaboradores, como lo son los sectores de la industria, el ferrocarril y la marina mercante, las vías navegables, la cuestión energética y la industria, el desarrollo y la planificación en la Patagonia y el nacionalismo de los intelectuales. Serie que Marina Poggi abre con el capítulo primero, “Del almanaque al ciberespacio. La revista como reflejo de una sociedad en constante transformación”, donde se propone examinar los usos y los significados de las revistas, género surgido de un modelo anglosajón (review), a medio camino entre el diario y la monografía. Publicación periódica de contenido variable, a diferencia del diario o periódico cotidiano, originalmente llamado gaceta, la revista se mantiene desde hace cerca de dos siglos como medio de comunicación debido a su capacidad de adaptación. Este trabajo presenta un amplio y ambicioso panorama, necesariamente esquemático, que inicia con la elaboración de los calendarios o almanaques en el siglo xv, pasa por las revistas literarias argentinas de mayor circulación y culmina con las múltiples posibilidades ofrecidas por la red informática de comunicación internacional. Si bien, desde un principio la autora renuncia a la intención de ocuparse de la totalidad de géneros y subgéneros de las revistas en Argentina, así como a establecer un inventario de los títulos existentes, sino más bien resaltar sus usos y significaciones, objetivos que sin duda logra con éxito, hubiera sido deseable explicar o al menos señalar en breves líneas el lugar ocupado por la revista a SERVIR, núcleo y eje temático del libro, proyectando luz sobre sus circunstancias y sus condicionamientos históricos.

En el segundo capítulo, titulado “El discurso intelectual nacionalista en la Argentina: industria, ferrocarriles y marina mercante. Revista SERVIR”, Graciela Mateo, luego de algunas “reflexiones en torno a intelectuales y expertos” muy generales, por tanto prescindibles, se enfoca en el programa nacionalista de la eea y en SERVIR. Apartado en el que la autora nos guía para asistir a la creación de la eea en 1934 y, acto seguido, analiza la declaración de principios, documento esencial para entender cómo se representa el grupo ante el mundo, sus valores éticos y sus prioridades. Mediante la lectura de dicha declaración aprendemos que la eea se compone de 10 secciones, cuyo consejo está integrado por los 10 directores para cada una, más el director general. El presidente, fundador y principal impulsor fue Adolfo D. Holmberg, quien hace vivir a la revista, y de quien el lector gustaría saber más sobre su trayectoria intelectual y de vida. El documento también nos ilustra sobre la existencia de un comité de redactores (básicamente académicos, técnicos y representantes del ejército), o de colaboradores ocasionales que distribuyen los productos de sus plumas entre otras revistas. Más adelante, la autora se detendrá para explicar las tres preocupaciones principales abordadas en SERVIR, con miras a la independencia económica: la historia de los ferrocarriles argentinos, en la que indudablemente destaca Raúl Scalabrini Ortiz, uno de teóricos más talentosos del nacionalismo económico y quien desde sus columnas pregona la idea de que los ferrocarriles constituyen los elementos esenciales de la nacionalidad; la historia de la Evolución industrial argentina, título de la obra del ingeniero de formación Adolfo Dorfman, a la postre junto a Raúl Prebisch uno de los principales impulsores de la modernización vía la Cepal, cuya introducción se publica en las columnas de SERVIR, y por último La marina mercante, problemática y discusión en la cual el Capitán de Fragata José Oca Balda desempeña un papel sobresaliente, mediante numerosos artículos en los que apremia la participación del Estado. Al final de este capítulo, la autora concluye afirmando que los intelectuales “siguen constituyendo una tribu”, haciendo eco a lo expresado por ella misma en la parte introductoria, en donde desde las primeras líneas cita a Michel Maffesoli y su obra El tiempo de las tribus, texto en el que el sociólogo galo sostiene que en las sociedades posmodernas se configuran mediante una fragmentación de microcomunidades sociales, las tribus. Enseguida, se asocia dicho concepto al título del libro de Carlos Altamirano, Intelectuales. Notas de investigación sobre una tribu inquieta (2013). Sin pretender restar importancia al valor intrínseco de este libro, es preciso considerar otras publicaciones de sociología política con horizonte antropológico, muy anteriores a la de Maffesoli, en las cuales los autores emplean en los estudios sobre intelectuales la metáfora de la tribu. Una de ellas es la de Remy Rieffel, La tribu des clercs. Les intellectuels sous la Ve. République (1993), estudio por cierto limitado a una parte de la margen izquierda del Sena. La otra, más reciente, es de Régis Debray, L’intellectuel face aux tribus (2008). Así y todo, el término es discutible, puesto que la tribu implica lazos de consanguineidad; mientras que la fraternidad, como en el caso de SERVIR, reposa sobre afinidades o una elección de coexistencia.

Luis Ernesto Blacha y Maximiliano Ivickas Magallán, en el tercer capítulo, “Saber, poder y naturaleza. El análisis de las vías navegables en la revista SERVIR”, examinan desde una perspectiva multidisciplinar las propuestas aparecidas en la revista, ligadas a las vías navegables durante el periodo donde el Estado extiende sus funciones y el conocimiento experto en los asuntos públicos (1936-1943). A partir de la reflexión de Michel Foucault sobre la cuestión del biopoder, relacionada con la puesta en práctica de esta nueva tecnología del poder distinta de los mecanismos disciplinarios, que tiene por objeto la población e intenta administrarla sobre la base del conocimiento de sus regularidades específicas, por una parte y, por otra parte, el biopoder vinculado con la delimitación de espacios territoriales mediante la consolidación de los Estado-Nación. En este sentido, las propuestas publicadas en SERVIR “permiten dar cuenta de la importancia de los saberes técnicos que impulsan las políticas públicas y el vínculo de éstas con otros actores expertos” (p. 45). Análogamente, en el marco de la gubernamentalidad (concepto forjado igualmente por M. Foucault), los autores destacan el debate sobre el uso y puesta en valor de las vías navegables en un país con extensos litorales y una red de ríos, algunos de ellos navegables. Enfatizan también la destacada la participación de otras revistas en este debate, tales como La ingeniería, portavoz del Centro Argentino de Ingenieros, que pugna igualmente por fortalecer el cabotaje marítimo y fluvial interconectado al tendido ferroviario y las rutas terrestres nacionales, así como por estimular el crecimiento de las economías regionales. En esta colaboración, la Dirección General de Navegación y Puertos, a cargo del ingeniero Alberto Baldassari, desempeña un papel importante, apuntalando la exportación y la importación de bienes a través del Río de la Plata y otros espacios del interior. Los temas más recurrentes en la revista SERVIR son, precisamente, el problema de las vías navegables, la modernización y creación de nuevos puertos, y la inversión en infraestructura para la navegación de los ríos interprovinciales, entre otros. Para los autores de este sustancioso y original estudio, la revista SERVIR, además de espacio de socialización que circula conocimiento especializado, debe percibirse como un foro donde los actores, en el marco de un proyecto político, discuten e intercambian opiniones.

En esta misma secuencia, el cuarto capítulo, “Potencialidades y desafíos. La cuestión energética, la industria y la intervención estatal en SERVIR”, escrito por Marcelo Rougier y Camilo Mason, analizan profusamente los contenidos de la revista, pero también los ciclos de conferencias o exposiciones organizados por la eea, relacionados con el sector industrial y la cuestión energética. Las temáticas se reagrupan en grandes ejes, tales como energía y física, geología y minas, marítima y comercio exterior, entre otros; mientras que los expositores son reclutados en empresas estatales, quienes además tienen presencia en diversos otros foros o espacios de discusión prestigiados. La manera de abordar estos temas claves en la discusión sobre el desarrollo nacional, no podía ser de otra forma, estuvo atravesada por el intervencionismo y el nacionalismo económico. En el campo de los debates de los años treinta, los autores, además de señalar los factores locales e internacionales de movilización en la comunidad intelectual, oportunamente subrayan el antecedente de la Revista de Economía Argentina (REA), en particular las aportaciones de Alejandro Bunge, quien aboga por los logros de la sustitución de importaciones y el imperativo de avanzar en la independencia económica. Más adelante, el estudio dedicará una gran parte de su espacio al análisis de las repercusiones de la segunda conflagración mundial y al tratamiento de la industria y la energía en los artículos publicados en SERVIR. Entre ellos, el Plan de Reactivación Económica, elaborado por Raúl Prebisch, en el que aboga por la promoción, a través del crédito, de actividades para las cuales se contaba con materia prima local. Así, especial atención será puesta en el petróleo, tópico sobre el cual salen a luz tres artículos que coinciden en la necesidad de su industrialización a fin de apuntalar el desarrollo de la nación, aunado a la importancia para el país de producir aviones. De acuerdo con los autores, dichas propuestas, que argumentan una carencia de políticas industriales apropiadas y una flagrante desarticulación entre investigación en las universidades y la aplicación tecnológica del conocimiento en la industria, pueden considerarse como críticas respecto de las sostenidas por el gobierno en la misma época. Este revelador capítulo concluye subrayando la importancia de la participación de la eea y SERVIR en el debate de ideas, propuestas que si bien críticas al gobierno, generalmente favor del intervencionismo del Estado.

La “despoblada” –porque no se toma en cuenta a las poblaciones autóctonas– Patagonia ocupará desde el primer momento, a partir de 1930, un renovado lugar central dentro de las preocupaciones del gobierno nacional. Se tenía la convicción de que su desarrollo y su integración, actividades en las que el Estado sería la fuerza motriz, era no solo indispensable sino impostergable. Martha Ruffini, en el capítulo quinto, “La Patagonia y la revista SERVIR: planificar el desarrollo”, muestra de manera puntual, argumentada y convincente cómo la revista en cuestión insertó en sus columnas planes de desarrollo de la Patagonia, así como aborda cuestiones relacionadas con la tierra, la navegación y los recursos mineros y forestales. Los planes de desarrollo, en total tres, serían elaborados y signados por los especialistas de esa área: el médico Juan Villaseca, el militar de alto rango José María Sarobe y el ingeniero Enrique Zuleta, coincidiendo todos en que la única manera de integrar la Patagonia era mediante el conocimiento mismo de estos grandes espacios geográficos. Más adelante, se pasa en revista aspectos genealógicos de cada uno de los autores, al igual que se explora, mediante el recurso al análisis del discurso, sus respectivos planes, cuyo común denominador, a excepción del de Enrique Zuleta, es la ausencia de todo sentido práctico. En sus conclusiones generales, Martha Ruffini apunta de manera acertada que los tres autores “mostraron su preocupación por la integración de una región que podía aportar a la economía nacional a través del desarrollo minero, pero también por la urgencia en asentar en forma completa el dominio de la Nación y argentinizar el sur”.

En un breve pero sustancioso sexto y último capítulo, María Silvia Ospital, en “El nacionalismo aplicado de los intelectuales de SERVIR”, se fija como objetivo contribuir “al estudio de las formas en que un grupo de intelectuales percibieron los problemas de la hora” y buscaron encontrar soluciones. El territorio universitario al cual todos los colaboradores de la revista estaban ligados o formaban parte íntegra, determinó que varias de sus propuestas estuvieran encaminadas a modificar los planes de estudio, de manera particular en el área de las ciencias naturales, en un sentido nacionalista. Por ejemplo, se impulsan los estudios geográficos, geodésicos y tipográficos, con miras a definir las fronteras nacionales, así como para la recaudación fiscal. Si las instituciones que los forman y los emplean les permiten conciliar cultura erudita y militancia, ésta no será en forma de manifestaciones populares, sino, precisamente, mediante la reforma sustancial de programas y planes de estudio. Así como lo resalta la autora, los miembros de la eea y colaboradores de SERVIR desarrollarán paralelamente una importante labor de difusión de conocimiento en instituciones y centros no necesariamente universitarios. Una de las conclusiones de este estudio consiste en constar que, en todos los casos, los autores de dichas propuestas permanecieron invariablemente ligados a instituciones oficiales, sea universidades públicas, agencias o empresas estatales.

En su conjunto, el libro presenta al lector un amplio panorama con miras a comprender la atmósfera intelectual de SERVIR, consagrada a debatir ideas e influir en la opinión pública. En suma, los autores proponen una lectura lúcida de esa nebulosa pensante girando en torno de SERVIR, de la cual elaboran un mapa diáfano con datos puntuales, explorando de manera diligente los rincones de revista. Sin duda, este trabajo representa un esfuerzo loable, serio, riguroso y acertado en su serie.


  1. Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales, Universidad Veracruzana.