Introducción
El objetivo es explicar la crisis económica en el estado de Zulia en el contexto de
la primera guerra mundial y la Gran Depresión, que afectó a las economías en el
ámbito mundial. Además, se busca analizar la relación entre el Estado y el sector
privado durante esas coyunturas. Históricamente, Venezuela y sus circuitos
agroexportadores habían sido vulnerables ante los ciclos de contracción del
capitalismo desde el siglo xix. Durante el xx, por medio de la
explotación petrolera, Zulia, en particular, y Venezuela, en general, lograron
insertarse de forma mucho más directa en el capitalismo internacional.
Ello provocó que las crisis internacionales tuvieran mayor impacto debido a la cada
vez mayor articulación del capitalismo mundial. Durante la primera guerra mundial el
comercio se paralizó como resultado de los conflictos bélicos y bloqueos comerciales
entre las naciones en pugna. Las políticas nacionales proteccionistas luego de la
guerra obstaculizaron la recuperación del flujo de comercio internacional. Tales
medidas fueron una continuación de la conflictividad entre los países trasladada
ahora al plano de la economía. De igual forma, la Gran Depresión de 1929 en Estados
Unidos paralizó las economías capitalistas. Es necesario acercarse a estas
problemáticas desde la perspectiva de las regiones para dar cuenta de las
particularidades de los procesos.
El impacto económico de las crisis depende de los contextos y el progreso económico
de cada localidad. Si bien existe un desarrollo desigual entre las regiones, en el
caso venezolano se debió a la falta de integración territorial desde comienzos del
siglo xx. La pujanza de su circuito agroexportador con la venta de café y
azúcar entre otros productos y luego con la explotación petrolera, hizo de Zulia una
región próspera.
Sin embargo, las crisis del capitalismo internacional afectaron la región zuliana de
manera particular. Las dificultades para importar durante el periodo de la guerra
mundial agudizaron la situación de desabastecimiento del mercado regional con el
consecuente aumento de los precios de los rubros. Muchas casas comerciales
extranjeras en Zulia tuvieron inconvenientes para seguir siendo operativas durante
ese tiempo debido a esos problemas, y algunas tuvieron que cerrar sus puertas.
Pese a la disminución de los ingresos provenientes de las aduanas, producto del
aumento de las rentas internas y de la nueva fuente de ingreso que representaba el
petróleo, Zulia logró mitigar el impacto de estas coyunturas. Juan Vicente Gómez,
presidente de Venezuela, 1908-1936, estableció una política favorable al sector
privado, sin embargo, en épocas de crisis proporcionó respuestas a las necesidades
de los consumidores y ciudadanos en general. La falta de integración del mercado
interno, aún en tiempos de Gómez, hace pertinente analizar esta coyuntura desde la
perspectiva regional y microeconómica.
En este artículo se emplea la metodología de la ciencia histórica a partir de la
localización, arqueo y análisis de fuentes documentales como la Memoria y cuenta del
Ministerio de Fomento consultadas en el Acervo Histórico del Estado Zulia
(ahz); los boletines del Archivo Histórico de Miraflores
(ahm), ubicado en Caracas; los documentos en su sección de archivo, del
Acervo Histórico del Estado Zulia localizado en la biblioteca pública del estado
Zulia, y el Archivo del Concejo Municipal de Maracaibo (acm), ubicado en la
alcaldía de Maracaibo. Las fuentes locales de este periodo se han trabajado poco, no
obstante, permiten aportar datos novedosos sobre el problema investigado. El periodo
de Gómez ha sido estudiado ampliamente por la historiografía venezolana desde
diferentes perspectivas. El gomecismo ha sido una de las etapas históricas más
determinantes del siglo xx, debido a las profundas transformaciones que se
suscitaron en los ámbitos político y económico, en particular a partir de la
explotación petrolera.
Pese a ello, este periodo se ha abordado deficientemente. En especial en el ámbito
económico han privado los análisis marxistas realizados desde la perspectiva
simplista de la teoría de la dependencia que expone el saqueo de las riquezas
nacionales por las grandes potencias, y la sumisión de Gómez ante el capital
transnacional. Eso ha condicionado el estudio de la explotación petrolera del país y
sus vínculos con el capital internacional véanse (Brito, 2002; Rodríguez,
2015).
Cabe destacar que Gómez no fue tan sumiso a los intereses del capital privado
nacional y extranjero, ni tan liberal en lo económico como lo ha planteado la
historiografía venezolana (Caballero, 1995).
Ello es evidente al exponer las discordancias y políticas de controles o aumentos de
impuestos que aplicó el gobierno a los sectores privados durante las coyunturas
económicas estudiadas.
Más aún, este periodo ha sido mínimamente trabajado por regiones. Los niveles de
dependencia y conexión con los mercados extranjeros varían según los escenarios
regionales y sus dinámicas internas. En la historiografía zuliana sobre el periodo
gomecista destacan Rodríguez (2008) sobre la
producción azucarera y su positivo impacto en la economía zuliana, Urdaneta (2000) alude a la oposición y conspiraciones al
gomecismo en Zulia, y Ferrer (2012) aborda el
papel de la ciudadanía en esa complicada época y las relaciones entre las elites
regionales y el poder central.
Por su parte, Bermúdez y Rodríguez (2012)
explican la dinámica de la economía agroexportadora de Zulia con la explotación
petrolera en Venezuela, 1914-1935. Las autoras demuestran que el petróleo no afectó
la economía agroexportadora, más bien recibió un mayor incentivo. Por su parte,
McBeth (2016) analiza el impacto económico,
político y social de las compañías petroleras en Zulia, este trabajo destaca cómo
afectó la guerra mundial y la Gran Depresión a la economía de la región.
McBeth (2016) es de gran valor para esta
investigación, aunque se centra en el ámbito de la economía petrolera. En este
trabajo se explica cómo afectaron esas coyunturas a diferentes negocios en la región
y al gobierno local y nacional, además se explican los acuerdos o conflictos entre
ambos sectores para resolver la situación.
Por lo antes expuesto, la historiografía, zuliana y venezolana, necesita profundizar
en estas coyunturas no suficientemente estudiadas ni explicadas. De igual forma, se
intenta entrelazar el análisis histórico con la explicación de la situación
económica, que no puede reducirse sólo al ámbito cuantitativo. Por lo tanto, la
historia económica no se puede limitar a una exposición de largas series de datos
numéricos que poco dan cuenta del contexto y la realidad sociohistórica, como afirma
Hobsbawm (2002): “Los economistas necesitan
reintegrar la historia y esto no puede hacerse por el sencillo procedimiento de
transformarla en econometría retrospectiva” (p. 107).
La historia económica no puede ser solamente cuantitativa, sin menospreciar el valor
de los datos numéricos. Ya Mises (1986)
advertía la necesidad de realizar explicaciones del ámbito microeconómico, y de no
confiar demasiado en las matemáticas para estudiar la economía. Aunque en este
trabajo se utilizan algunos cuadros estadísticos, se deben explicar además los
vínculos de la realidad económica con las acciones y el funcionamiento del poder
político.
Es importante analizar los vínculos entre el sector privado y las políticas del
Estado para afrontar estas situaciones. Por lo tanto, como expresa González (1991, p. 18), debe haber una
preocupación metodológica por entender los procesos socioeconómicos como desarrollos
vinculados a lo político porque los negocios son también expresión de luchas de
poder, o en sí mismos formas del poder.
Debido a esa realidad, es necesario construir una historia económica más vinculada al
mundo de la política, el poder y los negocios. Como afirma Foucault (1996) el poder funciona y se ejerce a través de
una organización reticular. Además, resulta imprescindible entender las dinámicas
cambiantes del capitalismo global para explicar su impacto particular en las
trasformaciones de las economías periféricas regionales. El trabajo se estructura en
dos partes, primero se explican los efectos de la primera guerra mundial en Zulia, y
en el segundo apartado se analiza las consecuencias de la Gran Depresión en la
región.
Las rentas del Estado y el impacto de la crisis del capitalismo mundial en Zulia
durante la primera guerra mundial
La región zuliana y en general el mercado agroexportador venezolano durante el siglo
xix y comienzos del xx fueron altamente vulnerables a las
crisis de los países capitalistas como lo señala Cartay (1996): “Cada vez que el sistema capitalista mundial se resiente,
los coletazos de ese malestar repercuten directamente sobre Venezuela a través de
las fluctuaciones de su comercio exterior, del cual ha sido tan dependiente, tanto
en el siglo xix como en el siglo xx” (p. 2).
Ante esas crisis, las rentas del estado estaban sometidas a las fluctuaciones del
mercado regional e internacional. A pesar de ello, Zulia contaba con la prosperidad
de su circuito agroexportador debido a la venta de rubros como café y azúcar por
medio de sus conexiones con los grandes centros del desarrollo capitalista.
Posteriormente con la explotación petrolera hubo una conexión más directa de la
región con el capitalismo mundial, especialmente con Estados Unidos.
Durante los inicios del gomecismo en 1908, por medio de una política de incentivos
fiscales y pago de deudas favorables a los sectores privados, hubo un escenario
positivo para los negocios y la inversión con el consecuente aumento de los ingresos
fiscales (véase cuadro 1).
Cuadro 1.
Clasificación por fuente de origen de los ingresos fiscales. Años económicos 1908-1909, 1932-1933
Año fiscal
|
Renta aduanera y consular (bolívares)
|
Renta interna (bolívares)
|
1913-1914
|
44 349 000
|
16 021 000
|
1914-1915
|
30 613 000
|
19 985 000
|
1915-1916
|
40 728 000
|
24 846 000
|
1916-1917
|
44 621 000
|
27 505 000
|
1917-1918
|
24 544 000
|
28 709 000
|
1918-1919
|
23 762 000
|
33 340 000
|
1929-1930
|
139 313 000
|
115 281 000
|
1930-1931
|
100 224 000
|
105 034 000
|
1931-1932
|
80 926 000
|
104 169 000
|
1932-1933
|
70 196 000
|
101 692 000
|
Hubo fluctuaciones y tendencias a la baja en especial cuando estalló la primera
guerra mundial lo que afectó a las rentas aduaneras, y hubo una disminución
considerable principalmente en los años de 1917, 1918 y 1919, con ingresos incluso
menores a los años iniciales del gomecismo. Las rentas aduaneras eran las que se
veían más afectadas, a pesar de eso el auge del petróleo permitió mantener e incluso
aumentar el flujo de las exportaciones.
Por su parte los efectos de la Gran Depresión tuvieron mayor impacto en la economía
de la región sobre las rentas del estado. Esto se dejó sentir básicamente a partir
de 1930 hasta 1933, con un desplome progresivo de los ingresos aduaneros, aunque
igual se mantuvieron estables las rentas internas. Esa crisis le impedía al Estado
tener más recursos para inyectarlos a la economía.
Las rentas internas en cambio fueron sostenidas por medio de los impuestos y no
sufrieron mayores variaciones. En el caso de Zulia, los ingresos de algunas
localidades resultaron afectados debido a la crisis económica. En el caso del
distrito Altagracia, durante la primera guerra mundial, en abril de 1915 tuvo un
déficit de 212.97 bolívares (Rentas Municipales, 1915, t. 1. ahz).
A pesar de esas dificultades en términos generales los ingresos de las rentas
municipales no se vieron tan afectados. La economía zuliana obtuvo mayores ingresos
progresivamente (véase cuadro 2).
Cuadro 2.
Ingresos mensuales en el presupuesto de los años económicos de 1918 y 1929
|
1918
|
1929
|
Situado nacional
|
28 428
|
128 722
|
Mercado público
|
8 000
|
32 648
|
Papel sellado
|
3 000
|
28 000
|
Derechos de 7%
|
25 000
|
s. d.
|
Impuesto sobre consumo
|
s. d.
|
100.000
|
Loterías
|
s. d.
|
200
|
Total de ingresos
|
73 928
|
291 370
|
Para la fecha de la Gran Depresión Zulia contaba con mayores ingresos debido a la
explotación petrolera. Se había casi cuadruplicado los recursos del estado en
comparación con los ingresos recibidos en 1918. El situado nacional consistía en los
recursos que aportaba el gobierno central a las regiones y era mucho más elevado en
1929, y los impuestos sobre el consumo también habían aumentado para 1929 debido a
la expansión de las actividades mercantiles aunada a un mayor poder adquisitivo de
sus pobladores.
Eso no quiere decir que muchos negocios o actividades económicas del estado no se
vieran afectados, como lo muestran sectores mediante sus comunicaciones con el
gobierno. La preocupación por el estado de la economía se expresaba en las
comunicaciones de las autoridades desde la primera guerra mundial: “Desde el
principio de la guerra europea me ha preocupado la conservación de la moneda de oro
existente en el país, como que su disminución en momentos que no puede deponerse,
habría de ocasionar graves trastornos en las operaciones internacionales de la
república” (M. A. Matos a Román Cárdenas, 1915. Boletín del Archivo
Histórico de Miraflores, 1969, xi, pp. 61-63).
Era lógico que fuera una preocupación la pérdida de oro en una situación de crisis
internacional, pero a pesar de esas dificultades era notoria la solidez de la
economía venezolana para afrontar esa coyuntura y la suficiencia de las reservas de
oro. No obstante, también se expresaba la preocupación por el pago constante de oro
que se hacía a Francia para la cancelación de las deudas nacionales y el peligro de
que disminuyeran considerablemente las reservas de oro (M. A. Matos a Román
Cárdenas, 1915. Boletín del Archivo Histórico de Miraflores, 1969,
xi, pp. 61-63).
Sin embargo, el gobierno siempre fue optimista acerca de que con el aumento de
recursos fiscales podría cumplir con sus compromisos y mantener la estabilidad
monetaria. A partir de la década de 1920 el ingreso fiscal comenzó a aumentar
considerablemente hasta alcanzar la cifra de 100 000 000 y hasta 200 000 000, algo
inédito en la historia de Venezuela.
En los primeros años de la época gomecista, entre 60 y 70% de los ingresos provenía
de las rentas de aduana, luego ya al final de su mandato, en los años 1934-1935, las
rentas internas representaron más de la mitad de los ingresos nacionales, lo que dio
más estabilidad a los presupuestos de la nación y con ello permitió mitigar los
efectos de las crisis mundiales, aunque por supuesto estas siempre tuvieron un
impacto negativo en la economía.
Además de esos problemas fiscales las dificultades para comercializar con las
potencias en conflicto afectaron algunos negocios. Alemania en particular era un
gran socio comercial y controlaba buena parte de los mercados regionales; de hecho,
sus relaciones económicas con Venezuela al momento de la guerra eran prósperas:
“Hasta el momento en que acontecían los hechos de la primera guerra mundial, las
relaciones económicas entre Venezuela y Alemania, se habían desarrollado de forma
regular y exitosa” (Ortega, 2014, p.
97).
El mercado zuliano también estaba controlado por las casas comerciales alemanas desde
mediados del siglo xix (Cardozo,
1991). Estas firmas, que eran las encargadas de satisfacer los requerimientos
crediticios de los cultivadores y pequeños artesanos, se organizaban entre dos o
tres socios durante cinco a diez años, como la Schón & Graf, Blohm &
Mecklenburg, Schmilinsky & Fahrenholtz, Elingius & Jurgensen, Montovio &
Minlos, que posteriormente originó la Minlos, Breuer & Cía., después Breur
Moller & Cía., con sucursales en otras ciudades venezolanas (Carrero, 2010).
El desarrollo comercial de Maracaibo, impulsado por la exportación del café, llamó la
atención de esas casas comerciales alemanas, que deseaban participar en ese
lucrativo negocio, en consecuencia pasaron a dominar el comercio regional en alianza
con los comerciantes locales y sus vínculos con las autoridades regionales. Ese
comercio exterior lo realizaban las casas comerciales por medio de sus agentes
viajeros, quienes se convertían en compradores de café y vendedores de todo tipo de
mercancías como telas, calzados, utillaje de labranzas, entre otros, necesarios para
el mantenimiento de la casa y la hacienda (Bautista, 2015, p. 18).
Las casas comerciales financiaban a los agricultores y pedían las cosechas como
garantía de los préstamos otorgados. Hubo por tanto una gran dependencia en cuanto a
las operaciones de crédito, lo que fue uno de los principales mecanismos de control
del mercado y extracción de beneficios a los productores.
Eso cambió con la primera guerra mundial cuando se promulgaron las conocidas listas
negras, que tuvieron como objetivo central hostigar y prohibir el comercio alemán
con los aliados hasta degradarlo por medio de todos los vericuetos posibles (Ortega,
2014, p. 84). Las políticas aplicadas por los aliados se dirigían a debilitar la
economía alemana, que tenía una importante presencia de colonias en varios países
del mundo, incluyendo Venezuela y Zulia en particular.
Debido a esas listas, algunos hombres de negocios sufrieron un declive de su
actividad económica en la región: “A pesar de toda nuestra atención y esfuerzos este
negocio ha sido muy afectado por los inconvenientes de la guerra mundial y sobre
todo por efecto de las listas estatutarias que a cada paso nos perjudican con sus
prohibiciones” (Christern Zingg & Co. al presidente de la Cámara Municipal de
Maracaibo, 1919, vol. 97, acm).
De esa forma la economía zuliana era afectada por esas prohibiciones que perjudicaron
a las casas comerciales alemanas en la región. En esas situaciones de crisis para
Venezuela y Zulia fue muy complicado. A pesar de que en el gomecismo se aplicaron
algunas políticas liberales, existía cierto pragmatismo para afrontar los problemas
económicos. El gobierno se vio en la necesidad de aumentar impuestos para sopesar la
disminución de los recursos fiscales por las dificultades para exportar.
Esto provocó protestas por parte de los grupos mercantiles. Pero ahora con mayores
fuentes de ingresos y el auge de la explotación petrolera, Venezuela fue una de las
naciones de Latinoamérica a las que menos afectaron esas crisis. El gobierno de
Gómez se había vanagloriado de haber mejorado la administración de la Hacienda
pública y diversificado los ingresos resultado de la obra de Román Cárdenas, lo que
realmente fue un hecho positivo de la modernización administrativa emprendida
durante el gomecismo.
A pesar de eso, los gobernantes regionales siempre hacían mención de los problemas
sufridos en esos años cruciales de crisis económica, y la insuficiencia de los
presupuestos para cubrir los gastos del estado, que eran cada vez mayores. El
impacto de la primera guerra mundial tuvo un efecto inmediato en las rentas del
Estado nacional: “La guerra se refleja de inmediato en los ingresos. Porque la renta
aduanera se afecta seriamente; a pocas semanas de la guerra, las exportaciones
habían bajado 65% porque las firmas alemanas con sucursales en Nueva York
suspendieron sus créditos en el exterior. El presupuesto de gastos fue reducido 25%”
(Consalvi, 2014, p. 123).
La venta de rubros agrícolas venezolanos consumidos en el exterior bajó
considerablemente debido a los bloqueos comerciales durante la guerra, como se ha
afirmado, en especial las actividades vinculadas con el comercio alemán. De esta
manera las rentas del estado todavía para la fecha eran muy dependientes de la
agroexportación y por ello fueron perjudicadas. Tanto el Estado como el capital
privado sufrían ante esas situaciones de crisis económica internacional. Alemania
dejó de financiar las cosechas como lo hacía antes.
La economía para 1914 todavía no dependía mucho de la inversión estatal y el gasto
público era dependiente básicamente de los capitales privados. Por otro lado, el
petróleo sí comienza a tener mayor relevancia en la economía, en especial debido a
la demanda de la guerra, en conjunto con otro tipo de materias primas.
En Venezuela y en Zulia para ese entonces apenas se descubrían los primeros pozos
petroleros, pero pronto las potencias se dieron cuenta de los cuantiosos recursos
petrolíferos que existían en el país, lo que le daba mayor importancia en el
escenario mundial: “Estados Unidos reconoció que ya Venezuela figuraba en los mapas
mundiales del petróleo, y que como consecuencia de la primera guerra mundial, no
sólo se incrementaba su demanda, sino también la rivalidad de las potencias por su
control” (Consalvi, 2014, p.
129).
La economía venezolana fue vulnerada; no obstante, se abrieron nuevas oportunidades
de inversión. Las concesiones otorgadas evidenciaron la gran cantidad de empresas
dispuestas a invertir en Venezuela y en particular en el estado de Zulia. El
petróleo era el negocio del futuro y los países poseedores de ese recurso adquirían
una gran importancia en el nuevo contexto internacional.
Las potencias en conflicto se disputarían como siempre las zonas donde existiera
mayor cantidad de recursos para su explotación. A pesar de eso, sortear las
dificultades económicas de las rentas en los primeros años del conflicto bélico fue
muy complicado, las autoridades y el sector privado siempre manifestaron lo difícil
de la situación.
El gobierno de Zulia expresó las dificultades debido a la disminución del situado
constitucional y los recursos otorgados por el estado central a los gobiernos
regionales durante la primera guerra mundial:
Ante la notable disminución de las rentas de importación y otras, a
causa del trastorno en el tráfico atlántico y en el comercio con las naciones
europeas, se ha visto precisado a rebajar en 25% el situado de los estados. Que el
gobierno del Zulia sufre actualmente, además de la disminución de 8 900 bolívares en
su situado, una considerable merma en 7% de consumo, que constituye de una de sus
principales rentas (Memoria y cuenta que presenta a la Asamblea Legislativa del
estado Zulia al secretario general de gobierno, 1915. ahz).
El situado constitucional se estableció desde tiempos de Guzmán Blanco para dar
ciertos beneficios a las regiones y evitar mayor tensión con el poder central, pero
ahora se veía reducido drásticamente debido a la crisis europea. Lógicamente las
regiones protestaron por esa reducción, puesto que los presidentes de estado estaban
bajo el control del gomecismo.
Las rentas particulares de Zulia disminuyeron también por la baja del consumo, lo que
agravó la situación de la región. De todas formas, la exposición de esas penurias se
hizo con el fin de negociar con el poder central para recibir auxilio ante esa
delicada situación económica.
Ante un Estado cada vez más consolidado, la negociación tenía que ser el medio más
eficaz para obtener concesiones y ayudas por las autoridades capitalinas. Sin
embargo, se mantuvo la posición de defensa de los intereses regionales, expresado
igual que lo hacían los sectores mercantiles con el gobierno, de una manera mucho
más dócil y diplomática para evitar conflictos con el Estado central. Lo cierto es
que las rentas fueron dañadas en la región zuliana como se expresa en las
comunicaciones.
Incluso finalizada la guerra, se esperaba que el comercio internacional tardara un
tiempo en normalizarse. Esta angustiante situación perjudicaba al sector mercantil
como lo manifestó en diferentes comunicaciones a las autoridades. El poder público
también veía afectados sus intereses, y eso lo expresaba en las memorias de gobierno
en las que se reseñaron las dificultades para cumplir con las obras públicas y el
progreso de la región: “fomentó el urbano progreso hasta donde lo permitió la
angustia económica que actualmente invade las rentas públicas como consecuencia del
conflicto europeo” (Comunicación dirigida al ciudadano presidente de la Asamblea
Legislativa del estado, donde se exponen las razones para aprobar la memoria y
cuenta del ejecutivo provisional del estado Zulia, 1915, t. 9, leg. 17.
ahz). Por lo tanto, emprender obras de gobierno tenía una gran dificultad y
hubo la necesidad de aumentar los impuestos:
Por cuanto es insuficiente la cantidad destinada en el presupuesto
al fomento y obras públicas, y teniendo necesidad de fondos para atender a los
trabajos de pavimentación de las calles por el sistema de concreto y demás obras
públicas que se emprenden, dispone el ciudadano presidente del Estado que se
establezca una patente mensual sobre las loterías y centros de recreo, de cuatro mil
bolívares para las primeras y tres mil para las otras (Secretaría general, Hacienda
y Fomento de Maracaibo, al tesorero general del Estado, 1916, t. 4, leg. 1.
ahz).
Era notoria la disminución de los ingresos en el estado de Zulia, por lo que se tomó
la medida de aumento de impuestos. En este caso se intentaba no tocar los bienes de
primera necesidad, sino hacer recaer el gravamen sobre un comercio considerado un
vicio por las autoridades, como eran las loterías.
La edificación de obras públicas había sido notoria en el gomecismo en la región
zuliana. Buena parte de los presupuestos se destinaba a la construcción de
carreteras, lo que estimulaba la economía de la región. Para sostener los mismos
niveles de gastos era necesario buscar fuentes de ingresos adicionales.
El aumento del impuesto era importante, pero el incremento de establecimientos
comerciales de loterías y otras actividades recreativas era patente. Esto evitó que
este gremio mercantil tuviera mayores problemas para cumplir con el nuevo gravamen.
No obstante, lo cierto es que había serias dificultades para cubrir los gastos de la
región.
En las memorias del estado de Zulia del periodo 1914-1918, incluso en los años
posteriores, fue evidente la justificación de las autoridades de la falta de
realización de obras públicas “debido a la insuficiencia de las rentas debido al
conflicto europeo” (Memoria y cuenta que presenta a la Asamblea Legislativa del
estado Zulia el secretario General de gobierno, 1916. ahz).
Esas dificultades del Estado también se traducían en que incumpliera buena parte de
sus compromisos con el sector privado:
La cámara de comercio ha venido gestionando, de tiempo atrás, el
pago de la acreencia del comercio contra las rentas del estado, de acuerdo con las
circunstancias y situación económica de esas mismas rentas, absteniéndose además, de
hacerlos en las penurias por las cuales han atravesado y últimamente, por causal de
la guerra mundial que ha terminado ya felizmente (Cámara de Comercio de Maracaibo al
primer vicepresidente constitucional, 1919, t. 1, leg. 6. ahz).
El gobierno tenía deudas con los gremios mercantiles, por lo cual ellos reclamaron el
pago de sus acreencias a través de la Cámara de Comercio de Maracaibo. A pesar de
que el sector privado reconocía el mal estado de las rentas públicas a causa de la
guerra mundial, ellos esperaban que una vez terminado el conflicto, el Estado
pudiera nuevamente satisfacer los pagos de los comerciantes.
Como caso particular, cabe destacar que la deuda contraída con los comerciantes J. H.
D. C. Gómez ascendía a la cantidad de 18 882.86 (Cámara, 1919, t. 1, leg. 6.
ahz). Esa era una deuda de gran cuantía para las rentas públicas.
Lógicamente esa situación llevaba a conflictos de poder entre los comerciantes del
estado de Zulia y las autoridades del gobierno regional, pero también con otros
comerciantes que sí recibieron la cancelación de sus deudas. Esto sucedía en
particular en el caso de las casas comerciales extranjeras.
Se alegaba que, por el hecho de ser “casas extranjeras, obtuvieron el pago total de
sus respectivas acreencias” (Cámara, 1919, t. 1, leg. 6. ahz). Los
extranjeros tenían prioridad, puesto que los mercados de las regiones estaban
dominados en gran parte por comerciantes provenientes de países europeos como
consecuencia de la expansión cada vez mayor del capitalismo hacia sus áreas
periféricas de Latinoamérica.
Los empresarios locales terminaron formando alianzas y vínculos con esos comerciantes
foráneos, mas no cesaron las tensiones provocadas por las diferencias de riquezas y
poder entre ellos. Por su parte, las casas comerciales extranjeras crearon alianzas
con los grupos de poder político local y nacional, por lo que tuvieron preferencia
en el pago de sus acreencias. Realmente se pudo desarrollar un grupo económico con
suficiente poder de persuasión hacia el Estado.
En Latinoamérica, sobre todo en el siglo xx, existió una mayor articulación
del poder económico con mayor capacidad de presionar al Estado debido a la
concentración de capital:
Se trataría del fortalecimiento de una coalición de poder que
articularía los intereses de los sectores terratenientes, mineros de ser el caso, el
capital extranjero, los agentes del comercio internacional con los agentes, partidos
o caudillos políticos que permanecerían en el poder con alta discrecionalidad pero
defendiendo finalmente los intereses de estos grandes actores. La capacidad de los
sectores económicamente poderosos de cooptar a estos detentores del poder era
grande, cuando no eran ellos mismos quienes lo detentaban, al tiempo que se
sacrificaban mecanismos formales de control del poder político e incluso del poder
de otras fracciones de las elites, en aras de asegurar el poder frente a sectores
populares subordinados (Bértola y Ocampo,
2010).
Otro aspecto que causó desacuerdo fue el del impuesto de patente,1 que aumentó progresivamente. En varias comunicaciones de la cámara de
comercio y comerciantes particulares se afirmaba lo arbitrario del impuesto y lo
perjudicial que era para el progreso del sector mercantil en el estado de Zulia, en
especial como resultado del escenario de crisis de la primera guerra mundial:
Año por año y de manera constante han venido aumentándose las
patentes desde hace bastante tiempo, no obstante que el decrecimiento de los
negocios ha sido palmario desde que principió la guerra en Europa y que el mismo
malestar de que se queja el erario público ha afectado de manera muy principal al
comercio de todo el país (Comerciantes de Zulia al secretario general de gobierno
por, 1924, t. 2, leg. 12. ahz).
La crisis mundial fue una variante coyuntural para incrementar los impuestos al
sector mercantil. Sin embargo, así como las rentas se deterioraban, también lo hacía
el comercio en detrimento del sector privado. La cámara de comercio bien manifestaba
los problemas ante la situación económica y su imposibilidad de cubrir altos
gravámenes por parte de algunos sectores o comerciantes particulares.
De esa manera algunos comerciantes solicitaron una disminución en el pago de la
patente de los impuestos debido a la situación económica adversa derivada de la
situación europea:
Hace algún tiempo que vengo pagando sin óbice la suma de cincuenta
bolívares mensuales por impuesto municipal correspondiente a la industria que en el
ramo de comisiones ejerzo en esta ciudad, pero hoy, como no se escapará al ilustrado
criterio de ud., con motivo del conflicto europeo, se encuentran paralizados todos
los negocios, resultando en consecuencia disminuida las ventas de mi industria”
(Joviniano Pineda al presidente de la Cámara Municipal de Maracaibo, 1915, vol. 93.
acm).
Comunicaciones de ese tipo fueron muy comunes desde el comienzo de la guerra en
Europa. Ante esas adversidades, el comerciante pidió una rebaja del impuesto
municipal por no poder pagarlo como antes. Dependiendo de quién era el solicitante
las autoridades podían acceder o no a las peticiones.
Ya fueran comerciantes particulares, varios manifestaron sus dificultades antes los
problemas económicos debido a la primera guerra mundial en Europa. Es así como la
compañía H. L. Boulton planteó la mala situación de los negocios en el área de la
fabricación de jabón y velas originada por la guerra internacional: “Tomando en
cuenta la situación en que se encuentra hoy día esta clase de industria, por la
escasez y carencia de materias primas debido a la guerra europea. Además de la
fuerte competencia que ha sobrevenido por las importaciones de otras fábricas en la
Guaira y Puerto Cabello” (H. L. Boulton al presidente de la Cámara Municipal de
Maracaibo, 1917, vol. 94. acm).
Como es lógico, la guerra europea producía diferentes dificultades en los negocios,
especialmente los que tenían conexión con empresas extranjeras, como se ha afirmado.
En el caso de H. L. Boulton, las dificultades para importar materia prima
obstaculizaban la producción del negocio en la región. También alegaba lo
perjudicial de la competencia en esa área de la economía, que era ocasionada por la
mentalidad de los hombres de negocios de acaparar los mercados obteniendo
privilegios del Estado.
Como consecuencia de esa situación descrita por los hombres de negocios, solicitaron
una rebaja en el impuesto de patente. Por supuesto las peticiones de rebajas de
impuestos a las autoridades eran comunes incluso en épocas de prosperidad económica.
Pero la crisis provocaba mayores solicitudes de ese tipo.
Pese a esas peticiones, algunos comerciantes locales manifestaron su intención de
ayudar en la difícil situación, “dictando medidas y providencias más cónsonas con
los intereses de la comunidad debido a la compleja realidad y delicada situación
económica” (Junta de Comercio de Maracaibo al secretario general de gobierno del
estado Zulia, 1919, t. 1, leg. 6. ahz). Era del interés común que se
recuperara la economía tanto para el sector privado como para el Estado. No
obstante, las confrontaciones continuaron, sobre todo por el alza de precios de los
productos de primera necesidad.
Asimismo, las autoridades regionales aumentaron considerablemente la fiscalización
sobre los negocios en la región zuliana durante el desenvolvimiento de la primera
guerra mundial para controlar el alza de los precios:
Abrir la averiguación sobre toda alza de víveres importados o del
país, que efectúen los expendedores so pretexto de la anormalidad europea, y que en
esta capital ha habido ya alzas injustificadas en los corrientes, aun de artículos
producidos en el país, ha dispuesto el nombramiento de una comisión conformada por
los ciudadanos (Memoria y cuenta que presenta la Asamblea Legislativa del estado
Zulia, 1915. ahz).
El alza de los precios había ocurrido principalmente en Maracaibo, seno de la mayoría
de las actividades comerciales con un mercado de mayor amplitud por la cantidad de
consumidores. Las autoridades, salvo algunas excepciones, empezaron a manejar una
política hostil hacia el sector mercantil debido a la inflación. Se sabía que el
problema de la inflación era una de las consecuencias de la primera guerra mundial,
que comenzó a ser una preocupación creciente en todos los países: “La primera guerra
mundial generó una inflación sin precedentes por su alcance e intensidad. Ninguna
economía escapó a ella: la inflación fue, por primera vez, de escala mundial” (Tafunell, 2005, p. 300).
La inflación comenzó a ser una preocupación a escala mundial, las dificultades para
abastecer los mercados debido a la guerra, y la destrucción de importantes zonas de
producción elevaron los precios. En Venezuela fue una preocupación constante de las
autoridades los efectos de la guerra en la economía, especialmente en la región
zuliana y su circuito agroexportador.
Los artículos importados eran los de mayor aumento de precios por la crisis mundial
en el estado de Zulia. Esto también se sumó al incremento de la demanda interna que
fue resultado de la explotación petrolera en la región que ayudó a generar inflación
(McBeth, 2016). El ingreso de mayor
cantidad de dólares a la economía provocó el aumento de la población y de la demanda
de bienes, como afirma William Sullivan (1976, p. 259):
La explotación petrolera en el Zulia por parte de Estados Unidos le
suscitó al gobierno venezolano una erie de problemas adicionales. En > primer lugar,
la posibilidad de conseguir nuevos empleos en Maracaibo aumentó su población de 39
000 personas en 1899 a más de 100 000 en 1926. Este rápido aflujo de gente trajo
consigo un aumento del 900% en los alquileres y una inflación en el costo de los
alimentos.
Hubo un aumento de población de más del doble, algo abrupto considerando lo poco que
creció la población venezolana en el siglo xix debido a las guerras
civiles. Para el gobierno fue difícil controlar el flujo migratorio, con una
población que comenzaba a expandirse y movilizarse en aras de mejores condiciones de
vida. Para hacer frente a esas dificultades de incremento de precios en Zulia, se
trató de incentivar la producción en el estado para cubrir la demanda del mercado y
lograr que bajaran los precios:
Nuestra situación es buena si la comparamos con la que existió en
la generalidad de los países extranjeros, lo que se necesita es aumentar la
producción y esto se va consiguiendo merced a la paz de que disfrutamos y la
protección que reciben los agricultores (Asamblea Legislativa. Informe de Comisión
nombrada para la conservación del abastecimiento de los artículos de primera
necesidad, 1920, t. 7, leg. 14. ahz).
Gómez instaba a las autoridades, como mecanismo para superar la escasez, a que se
incrementara la producción debido a que no se sabía cuánto tiempo podía durar la
coyuntura europea:
Las grandes conveniencias de aprovechar la presente estación para
cultivar la tierra, sembrar por todas partes fructíferas semillas y hacer de la
agricultura fuente real y positiva de nuestra subsistencia, porque no sabemos hasta
qué punto durarán en nuestro país los disturbios extranjeros, y la prudencia y buen
sentido aconsejan en los actuales momentos, proveer nuestros graneros y asegurar la
abundancia de nuestra cosecha (Telegrama de Gómez dirigido al presidente del estado
Zulia. Memoria y cuenta que presenta la Asamblea legislativa del estado Zulia al
secretario general de gobierno, 1918. ahz).
Juan Vicente Gómez pedía a todas las autoridades que se incentivara la producción en
alianza con los sectores privados como un medio para superar la crisis. Considerando
el aumento de los precios, quedó terminantemente prohibida la exportación de los
efectos designados como bienes de primera necesidad y se fijó el precio máximo al
que se pueden vender (Decreto de la Cámara Municipal de Maracaibo, 1919, vol. 96.
acm).
Esas eran las medidas más impopulares tomadas por las autoridades ante la escasez de
productos y el aumento de precio de estos; se congelaron los precios y se
prohibieron las exportaciones para dar prioridad al abastecimiento del mercado local
durante la coyuntura. Por supuesto la resistencia de los sectores comerciantes de la
ciudad era muy explícita.
Se trataba de efectuar una política de prevención, de mantener reservas para poder
subsistir ante los problemas que se presentaban. En casi todas las regiones del país
se había presentado desabastecimiento y alza de los productos de primera necesidad.
Ante esa realidad Gómez, consciente de la situación, asume como tarea del Estado el
subsanar esos contratiempos; no se esperaba que la autorregulación del mercado
pudiera equilibrar la crisis en poco tiempo.
Entonces se intentó buscar la manera de que los mercados regionales pudieran ser
capaces de autoabastecerse y de cumplir con las exportaciones. En ese sentido se
trataba de superar la dependencia del exterior para impulsar la economía de las
regiones. A pesar de esos intentos la crisis del capitalismo internacional golpeó
fuertemente la economía nacional; así, en la medida en que mejoraba la situación
extranjera se normalizaba el tráfico mercantil interno.
La producción agrícola y ganadera no puede responder con velocidad a las variaciones
de la demanda existente en el mercado. Lo inelástico de la oferta de la agricultura
hacía imperioso aprovechar los ciclos de cosecha. A pesar de esa situación, algunos
negocios tomaron medidas para evitar mayor encarecimiento de precios en concordancia
con las autoridades.
Así, la Cámara legislativa del estado de Zulia felicitaba a la empresa ferrocarril
del Táchira “por su liberal determinación de rebajas de fletes de la harina
procedente de los Andes para esta ciudad, artículo de que carece el pueblo por falta
de la importación extranjera” (Asamblea Legislativa del estado Zulia, 1917, t. 4.
ahz).
Los vínculos históricos entre las zonas productoras de los Andes y Zulia se
mantuvieron incluso en tiempo de Gómez; la rebaja de los fletes de la harina ayudaba
un poco a disminuir la escasez en la región ocasionada por la falta de importaciones
como consecuencia de la guerra. Estas eran medidas coyunturales mientras se
intentaba incrementar la producción.
En varias oportunidades Gómez exhortó a las autoridades a supervisar y favorecer la
producción agrícola interna ante la crisis económica. Fue evidente su preocupación
por superar el problema de la escasez en las regiones:
La escasez de estos artículos en los países agotados por la guerra
europea provocó la exportación en grandes escalas de nuestros productos de consumo,
atraídos por los precios exorbitantes a que se pagaron, pero terminada la guerra, se
producen actualmente con abundancia en el extranjero y no salen de nuestros puertos
en la proporción de los años pasados a llenar necesidades que se remedian
actualmente a favor de la paz y el trabajo, nuestras cosechas han sido abundantes y
los graneros de los agricultores están llenos, algunos de esos artículos que
importamos en parte, como la harina y el arroz han bajado considerablemente en los
Estados Unidos del Norte, y es por todo ello que no hay razones justificadas para
que los precios continúen altos, explotando a las clases proletarias y especulando
en forma despiadada con el consumidor (Telegrama de Juan Vicente Gómez a José
Gabaldón. Memoria y cuenta, Ministerio de Fomento, 1920. ahz).
Se indicaba que, ante la paralización de la producción agrícola en los países
europeos, se había favorecido la exportación de algunos productos nacionales, que
muchas veces dejó desabastecidos los mercados internos, como se ha afirmado. Similar
situación se presentó en las otras naciones latinoamericanas que se vieron
beneficiadas del mismo modo ante ese escenario. Pero ante la recuperación de la
producción de esas economías, ya no se exportaba la misma cantidad de alimentos que
antes.
Bien señalaron las autoridades que la situación en el estado de Zulia y en Venezuela
no fue tan dura como en el resto de los países de Europa y de América Latina. Pero
de igual modo resultó afectada la región en el tiempo que duró la coyuntura
económica. El comercio mundial comenzaba a recuperarse luego del término de la
guerra: “los magníficos resultados deparados después del fin de la primera guerra
mundial en 1918, cuando las potencias europeas demandaron una elevada cantidad de
frutos, artículos comestibles y materia prima a países como Venezuela cumplían su
especializado rol de abastecedores dentro del marco de la división internacional del
trabajo” (Olivar, 2000, p.
83).
Esa mejoría no duro mucho debido a lo inestable y la rivalidad geopolítica entre las
potencias luego de la guerra mundial. Los proteccionismos y las barreras económicas
no ayudaron a una rápida recuperación de Europa;2
por esa razón los periodos de mejora se acompañaron de otro de declive en la
región.
La expectativa del inicio de otra guerra producía resquemor en los sectores privados.
Sólo el área petrolera recibía mayor atención por parte de los inversionistas
gracias a su utilidad en caso de presentarse un nuevo conflicto a gran escala, como
al final sucedió. A pesar de eso el circuito agroexportador marabino no se abandonó
durante el tiempo de Gómez (Bermúdez y Rodríguez,
2012).
Incluso en la década de 1920 en ciertos periodos algunos rubros cotizaron a buen
precio. El azúcar seguía siendo importante en la economía zuliana y hacía
importantes aportes al fisco (Rodríguez, 2008).
Por su parte, el café antes de ser desplazado por el petróleo tenía una fuerte
influencia en la economía y rentas del Estado. De esta manera se reseñaban las
expectativas y la importancia de los altos precios del café en 1924: “Lejos de
encontrarse en circunstancias no satisfactorias, presenta más bien para los que de
ella derivan sus medios de vida, una brillante perspectiva a causa de los altos
precios a que se está cotizando en los mercados extranjeros el café, que es
indiscutiblemente, el principal de nuestros frutos” (Memoria y cuenta que presenta
el Ministerio de Fomento, 1924. ahz).
Al recuperarse los precios del rubro, se producía una mejora de las rentas del estado
de Zulia y de la república en general. El Estado comenzaba a tener mayor incidencia
en la economía, de allí la necesidad de los grupos privados de que el gobierno en
Zulia mantuviera sus obras de infraestructura para promover la economía de la
región:
Las altas casas comerciales cuyas firmas pertenecen a esa cámara
han prosperado en esta tierra, tienen en ella vinculados cuantiosos intereses, son
como una parte integrante de ella misma, y, de consiguiente, son los primeros
interesados en que la actual administración regional lleve a efecto, todas las obras
de utilidad pública que está realizando y se propone realizar (Secretaría general de
gobierno del estado Zulia al presidente de la Cámara de Comercio, 1927, t. 15, leg.
24. ahz).
De esta forma se ven los estrechos vínculos económicos entre el Estado y el sector
privado para afrontar la crisis. La comunicación solicitaba apoyo a los grupos
mercantiles con el fin de cubrir las necesidades económicas del gobierno para
emprender obras de desarrollo. Lógicamente las obras públicas favorecían a la
economía regional, los gremios mercantiles también ofrecían apoyo al Estado para
realizar los proyectos de infraestructura. En esos intercambios de comunicaciones se
observan las relaciones de poder entre el sector mercantil y el gobierno, dispuestos
en algunos casos a cooperar para superar las crisis coyunturales que afectaban a
toda la nación.
La Gran Depresión y sus efectos en la economía zuliana
Los efectos de la primera guerra mundial lograron ser superados en los primeros años
de la década de 1920. La mayoría de las actividades mercantiles, de las casas
comerciales y de los negocios en general normalizaron gran parte de sus actividades.
El gobierno logró equilibrar sus ingresos. El incremento de la explotación petrolera
ayudó a recuperar la economía zuliana que estaba en proceso de expansión. Ya para
1928 el petróleo era la actividad económica más rentable para el fisco nacional. En
el cuadro 3 se evidencia el incremento progresivo de los recursos petroleros
comparado con el valor del café y del cacao.
Cuadro 3.
Exportaciones en Venezuela (millones de bolívares y porcentajes de valor de las exportaciones totales)
|
Café y cacao
|
Petróleo
|
Años
|
Valor
|
Porcentaje
|
Valor
|
Porcentaje
|
1913
|
109.1
|
71.4
|
–
|
–
|
1921
|
84.7
|
63.4
|
11.8
|
8.8
|
1929
|
158
|
20.3
|
593.6
|
76.2
|
1936
|
51.1
|
6.7
|
684.2
|
89
|
Para la época de la depresión ya Venezuela dependía más del petróleo que de la
agricultura. El negocio agropecuario y la baja de los precios del café fue lo que
más afectó la economía durante esa coyuntura. La Gran Depresión de 1929 acaecida en
Estados Unidos3 afectó a las economías en el ámbito
mundial, y tuvo su impacto particular dentro de la economía zuliana.
Las rentas del Estado no fueron el único ámbito económico afectado por las crisis del
capitalismo internacional. Las consecuencias negativas fueron diversas tanto para
los sectores mercantiles como para los trabajadores, como lo reseña McBeth (2016) en el caso de Maracaibo:
El impacto de la Gran Depresión sobre Maracaibo fue rápido y
severo. La región experimentó una disminución de la actividad económica casi
simultánea con la caída de las exportaciones de petróleo y de café. La baja de los
precios del café implicó que los comerciantes de Maracaibo no pudieran extenderles
crédito a sus clientes del interior del país con el resultado de que muchos negocios
pequeños quebraron. Adicionalmente, la caída en salarios y sueldos también significó
el cierre de muchos establecimientos, los cuales ofrecían servicios a los obreros
que habían llegado en tropel, tanto a Maracaibo como a los centros petroleros; por
ejemplo, en septiembre de 1931 solamente en Maracaibo quebraron 33 mayoristas
importantes y 433 detallistas (p. 107).
La baja de los precios en el contexto mundial de los productos que Venezuela y Zulia
exportaban para la época provocó una considerable disminución de las actividades
económicas en el contexto regional y nacional, con el consecuente cierre de algunos
pequeños negocios golpeados por la crisis. Los trabajadores también padecieron, como
lo señala Lorena Bautista (2010): “Estas
circunstancias repercutieron en la caída de los salarios y, por lo tanto, en la
reducción de la oferta de trabajo” (p. 38).
Sin duda los grandes comerciantes siempre estaban mejor preparados económicamente
ante la reducción de sus ganancias. Pero los pequeños comercios no tenían la misma
capacidad para afrontar los periodos de crisis, y menos aún si eran prolongados.
Ante esos efectos de la Gran Depresión en Venezuela y en particular en Zulia, en
1932 Pérez Soto, presidente del estado de Zulia para ese momento, puesto por Gómez
en el cargo para consolidar el gomecismo en la región, planteaba que la crisis
económica había generado una disminución de los puestos de trabajo y se pretendía
regresar a los nacionales a otras regiones de Venezuela (Pérez Soto al ministro de
Relaciones Interiores. Memoria y cuenta, Ministerio de Fomento, 1932.
ahz).
Respecto a los extranjeros, Pérez Soto afirmó que había venido trabajando con el fin
de promover que retornaran (Pérez Soto al ministro de Relaciones Interiores, 1932.
ahz). Especialmente aquellos que no tenían un negocio próspero y
estable en la región zuliana. La crisis de 1929 había producido la quiebra de
algunas casas comerciales extrajeras; como reseña Bautista (2015): “La caída general de los precios, mejor conocido como la
crisis de 1929, en donde la producción del café y la agroexportación en general
entraron en crisis. La confluencia de estos factores influirá en la disminución de
la presencia de las Casas Comerciales Extranjeras en el sistema económico venezolano
hasta la progresiva desaparición de la mayoría de ellas” (p. 24).
Ante la quiebra de casas comerciales extranjeras, aumentó lógicamente el desempleo,
por lo cual, Pérez Soto dispuso echar del país a los extranjeros que estuvieran en
condición de improductividad. Se trataba de no abarrotar el mercado de trabajo,
producto de la fuerte migración venida de otras regiones del país y del extranjero
al estado de Zulia debido a la explotación petrolera.
Aun con toda esa crisis provocada por la Gran Depresión, el costo de la vida no
disminuyó tampoco, como afirma McBeth (2016):
“A pesar de esta pequeña recesión, los alquileres y los precios en general
permanecieron constantes en vez de bajar como se esperaba. El suministro de
productos locales como manteca, arroz, papas, cebollas y vegetales se volvieron más
escasos por la pobre cosecha en el Zulia y en los estados andinos” (p. 88).
Esa situación económica afectó la capacidad de compra de los trabajadores. En este
caso Pérez Soto sólo buscó establecer mecanismos de conciliación con el sector
privado y se pidió el apoyo de la Cámara de Comercio de Maracaibo para negociar con
el sector mercantil y así evitar un mayor incremento de precios. Por tal motivo, las
autoridades se dirigieron a la cámara de comercio para pedir su colaboración:
La honorable cámara que usted preside, tiene la atribución legal de
intervenir en la regulación de las transacciones que se sucedan en la zona mercantil
de su jurisdicción, y el deber de colaborar, precisamente en los momentos actuales
de las dificultades económicas que afectan al mundo, en el reajuste de los valores
que se juegan en los mercados y en la protección eficaz de las clases necesitadas
(Telegrama de la Secretaría del Estado al presidente de la Cámara de Comercio.
Memoria y cuenta del Ministro de Fomento, 1931.).
De esta manera, ante momentos de crisis, el gobierno buscaba mecanismos de
negociación con la cámara de comercio. En cada estado del país, estas organizaciones
se habían convertido en las asociaciones gremiales más importantes con mayor número
de comerciantes y negocios mercantiles de diferente naturaleza.
El sector privado era contrario a los controles e intervención del Estado; no
obstante, es cierto que les convenía mantener una relación de conciliación para
poder negociar con las autoridades la flexibilización de ciertos controles
económicos o para obtener privilegios. El Estado buscaba el apoyo de los grupos
privados para mantener la estabilidad económica y social. Se construía así una
visión de la responsabilidad social del sector mercantil con el fin de superar las
crisis y no afectar a las clases necesitadas.
Se buscaba crear nuevos principios en el sector mercantil en el que no predominara la
idea de ganancia y maximización de los beneficios, sino su aporte para ayudar a los
sectores más vulnerables. Esos discursos a favor de las clases vulnerables se
expresan claramente en las consideraciones al aplicar políticas de gobierno, sobre
todo ante esas situaciones de crisis económica:
Venezuela se atenúa de los efectos de actual crisis y malestar
económico mundial, por medio de la acción fraternal de las autoridades, encaminado a
proteger a las clases consumidoras en el equitativo abaratamiento de los artículos
de primera necesidad.
Que la máxima de convivencia colectiva de “vivir y dejar
vivir a los demás” debe ser eficazmente atendida por la acción gubernamental, para
que surta sus efectos en el conglomerado social, a fin de que el inmoderado lucro de
unos no se resuelva en escasez y privaciones para los otros (Reglamento de ley de
mercados públicos dictada por el presidente del estado Zulia, 7 de julio de 1932.
Decretos y resoluciones del estado Zulia. 1931-1934. ahz).
Nuevamente Pérez Soto se mostraba a favor de los grupos desvalidos e intentaba
proteger a esos sectores del afán de lucro de las clases mercantiles, las cuales se
“aprovecharon de la situación” para elevar los precios. La política
proteccionista de las autoridades es lo que redujo
considerablemente el impacto de la crisis económica, según el discurso del
presidente del estado de Zulia.
De ahí que Pérez Soto estableció un porcentaje máximo de ganancia para los
comerciantes del menudeo de los artículos de primera necesidad (véase cuadro 4).
Cuadro 4.
Ganancia para los menudistas de artículos de primera necesidad
Artículos de primera necesidad
|
Máximo de porcentaje de ganancia
|
Maíz
|
25
|
Papelón
|
15
|
Caraotas en sus diversas clases
|
40
|
Frijoles en todas sus variedades
|
40
|
Harina en todas sus clases
|
15
|
Arroz
|
20
|
Papas
|
10
|
Sal
|
20
|
Café en grano
|
15
|
Café molido de primera
|
20
|
Café molido de segunda
|
10
|
Pescado fresco
|
30
|
Pescado salado
|
20
|
Plátanos
|
10
|
Carbón
|
10
|
El porcentaje de venta iba desde un mínimo de 10% hasta un máximo de 40%. Los
artículos de mayor consumo poseen el porcentaje de ganancia más bajo. Se consideraba
poner ese control a la ganancia para evitar la especulación de los empresarios de
acuerdo con las autoridades de la región. Esta medida, que era una variante de los
controles de precios, estableció en su lugar un máximo a la ganancia, siempre con el
rechazo de los sectores privados. Sin embargo, esas políticas de controles en
realidad no ayudaban a resolver el problema de la inflación.
A pesar de la Gran Depresión y de esas medidas, Pérez Soto afirmaba que las rentas
públicas habían progresado con la administración de Gómez y su propia gestión en el
estado de Zulia:
Creada y controlada la renta, con superávit suficiente en las cajas
y sin apelar al descreditado y oneroso recurso de los empréstitos, que venía
comprometiendo más y más el crédito nacional, el jefe de la rehabilitación implantó
una obra eficiente de fomento y administración.
En mi carácter de presidente del Zulia, yo he hecho lo mismo
con el sistema rentístico estadual. He regimentado la hacienda del estado por nuevos
métodos modernos y establecidos el mismo control en la liquidación y recaudación de
los tributos, para que estos ingresen debidamente a las tesorerías, sin posibles
puñales ni desviaciones (Exposición que el general Vicencio Pérez Soto presenta a la
Asamblea Legislativa del estado Zulia en las secciones ordinarias, 1929, t.
2, leg. 6. ahz).
Como se ha afirmado, de hecho, las rentas del Estado sí mejoraron en tiempos de
Gómez, y Pérez Soto también tuvo probidad en los ingresos y administración de los
recursos del estado de Zulia. Si bien los sectores mercantiles reconocían los
efectos de la crisis de 1929, alegaban que sus consecuencias eran menos perniciosas
que en otros estados:
En Venezuela como en todos los demás países, se han sentido los
efectos del actual desajuste económico mundial, sin embargo, la situación mercantil
aquí es sin duda mejor que en muchos otros países. La solidez absoluta de la
Hacienda pública y las grandes reservas de que dispone el erario del país […]
naturalmente, que es imposible evitar, las consecuencias que derivan del malestar
económico mundial y especialmente de la enorme baja que han sufrido los principales
productos de exportación, café en particular, el cual ha sido afectado de una manera
muy sensible por la baja que reduce su valor alrededor de un 40% (Revista
Mercantil, 31 de marzo de 1930).
Los sectores mercantiles reconocían las fortalezas de la Hacienda pública nacional,
lo cual favorecía el mitigar los efectos de una crisis que ciertamente afectó a las
principales naciones del mundo para la época. De igual manera, ante el pago de la
deuda externa en 1930,4 el Estado había dejado de
pagar intereses por los préstamos extranjeros, cuando la mayoría de los países
latinoamericanos mantenían altas deudas.5 Con ese
logro el gomecismo se jactaba de haber alcanzado la independencia económica y ser un
continuador de los héroes que alcanzaron la independencia política: “Si ellos
realizaron la independencia política, me dije entonces, yo debo completar su obra
realizando la independencia económica, y fundado la paz y organizada la hacienda
pública para hacer que el crédito de la nación se levante vigoroso del estado de
abatimiento en que se halla” (Mensaje que dirige Gómez al Congreso. Memoria y cuenta
de 1930 presentada en reunión, 1931. ahz).
Era común en el siglo xix que los presidentes se vendieran como
continuadores de la obra de los libertadores de la independencia, en especial de
Bolívar como gran líder de ese proceso. De ahí que la deuda externa se pagó el día
del aniversario de la muerte del libertador. Realmente en el plano económico Gómez
logró el crecimiento de la economía venezolana; que cesara el pago de intereses,
favoreció en gran medida el estado de las rentas nacionales y disminuyó el efecto de
la Gran Depresión. La bonanza de los ingresos petroleros contribuyó a pagar las
deudas del Estado.
El liberalismo ciertamente no planteaba una independencia o una autarquía económica,
producía para un mercado internacional. Pero la dependencia económica a gran escala,
sobre todo de préstamos extranjeros, sí llevó a cierta presión o subordinación entre
los Estados a cambio de la concesión del crédito.
Gómez no dejó de negociar y otorgar privilegios al capital internacional, pero por lo
menos en el marco de las finanzas se redujo la dependencia del exterior. El ser un
fiel pagador como Gómez, a diferencia de su predecesor Cipriano Castro, quien fue un
presidente venezolano hostil al capital privado, elevaba la confianza de los
inversionistas para seguir trayendo sus capitales a Venezuela y el estado de Zulia
en particular. Los mensajes de progreso y estabilidad económica eran recibidos de
forma positiva por los sectores privados, aunque se hacía mención al efecto de la
crisis en las rentas:
No obstante, la crisis que actualmente afecta a la economía
mundial, y que ha desquiciado las bases económicas de importantes países del viejo y
del nuevo continente, la renta general del despacho a mi cargo se ha mantenido
equilibrada, con respecto al año anterior, lo cual es un claro exponente de la labor
de organización y progreso que prosigue a grandes pasos la obra rehabilitadora y
fecunda del benemérito patriota General Juan Vicente Gómez (Memoria y cuenta,
Ministerio de Fomento, 1933, t. 1. ahz).
Es importante para los gobernantes enviar un mensaje de tranquilidad, la organización
de las rentas es siempre uno de los logros expresados por los funcionarios públicos
del Ministerio de Hacienda y de Fomento. A pesar de ser los años finales de la época
gomecista, en lo económico, pese a la crisis mundial, ciertamente había una relativa
estabilidad de las rentas públicas del Estado.
Sin embargo, había variaciones de los ingresos año por año y eso se veía en el cobro
de impuestos. Entre el año 1932 los impuestos liquidados fueron de 51 243 103.30, y
durante el mismo año la recaudación fue de 50 769 662.78. Por su parte en el año
1932-1933 fueron, respectivamente, de 48 968 238.65 y de 48 038 666.50 (Memoria y
cuenta. Ministerio de Fomento, 1933-1934, t. 4. ahz).
Las recaudaciones podían variar en función de la capacidad económica de los grupos
mercantiles. Si los negocios no andaban bien, eso afectaba sus aportes al fisco
nacional y regional. En el año 1933 los ingresos disminuyeron un poco respecto al
año anterior, pese a que la economía mundial comenzaba a normalizarse.
A pesar de eso, no hubo variaciones abruptas en la recolección de impuestos, sino
pequeñas diferencias entre un año y otro. Pese a la política de exoneraciones
fiscales, cada vez había mayor cantidad de sectores privados en el país, y en el
estado de Zulia en particular, que aportaban recursos. El mercado regional zuliano
tuvo una gran expansión durante el gomecismo pese a las crisis coyunturales del
capitalismo mundial.