América Latina en la historia económica | May-Aug, 2018 | vol. 25, núm. 2 | pp. 77-105 | ISSN: 1405-2253 | eISSN: 2007-3496 DOI: 10.18232/alhe.v25i1.894

Zulia en el contexto económico de la primera guerra mundial y la Gran Depresión


Zulia State in the Economic Context of the First World War and the Great Depression

Leonardo Favio Osorio[1],

[1] Centro de Estudios Históricos, Universidad del Zulia, Venezuela, email: leonardofavio87@gmail.com


Resumen

Los objetivos del artículo son explicar la crisis económica en el estado de Zulia en el contexto de la primera guerra mundial y la Gran Depresión y analizar la relación entre el Estado y el sector privado durante esas crisis. Para realizar esta investigación se utilizó el método histórico con el análisis de fuentes documentales localizadas en archivos locales y nacionales. Se concluye que la crisis del capitalismo internacional obstruyó la prosperidad del estado de Zulia, pese a eso su impacto se vio mitigado debido a una economía que comenzaba a expandirse por la explotación petrolera.

Abstract

The objectives of the article are to explain the economic crisis in Zulia state in the context of the First World War and the Great Depression and to analyze the relationship between the state and the private sector during those crises. To carry out this research, the historical method was used with the analysis of documentary sources located in local and national archives. It is concluded that the crisis of international capitalism obstructed the prosperity of Zulia state, despite that its impact was mitigated due to an economy that was beginning to expand due to oil exploitation.

Palabras Clave: economía regional; explotación petrolera.

Key Words: regional economy; oil exploitation.

Clasificación JEL: R; R00; R1.


Introducción

El objetivo es explicar la crisis económica en el estado de Zulia en el contexto de la primera guerra mundial y la Gran Depresión, que afectó a las economías en el ámbito mundial. Además, se busca analizar la relación entre el Estado y el sector privado durante esas coyunturas. Históricamente, Venezuela y sus circuitos agroexportadores habían sido vulnerables ante los ciclos de contracción del capitalismo desde el siglo xix. Durante el xx, por medio de la explotación petrolera, Zulia, en particular, y Venezuela, en general, lograron insertarse de forma mucho más directa en el capitalismo internacional.

Ello provocó que las crisis internacionales tuvieran mayor impacto debido a la cada vez mayor articulación del capitalismo mundial. Durante la primera guerra mundial el comercio se paralizó como resultado de los conflictos bélicos y bloqueos comerciales entre las naciones en pugna. Las políticas nacionales proteccionistas luego de la guerra obstaculizaron la recuperación del flujo de comercio internacional. Tales medidas fueron una continuación de la conflictividad entre los países trasladada ahora al plano de la economía. De igual forma, la Gran Depresión de 1929 en Estados Unidos paralizó las economías capitalistas. Es necesario acercarse a estas problemáticas desde la perspectiva de las regiones para dar cuenta de las particularidades de los procesos.

El impacto económico de las crisis depende de los contextos y el progreso económico de cada localidad. Si bien existe un desarrollo desigual entre las regiones, en el caso venezolano se debió a la falta de integración territorial desde comienzos del siglo xx. La pujanza de su circuito agroexportador con la venta de café y azúcar entre otros productos y luego con la explotación petrolera, hizo de Zulia una región próspera.

Sin embargo, las crisis del capitalismo internacional afectaron la región zuliana de manera particular. Las dificultades para importar durante el periodo de la guerra mundial agudizaron la situación de desabastecimiento del mercado regional con el consecuente aumento de los precios de los rubros. Muchas casas comerciales extranjeras en Zulia tuvieron inconvenientes para seguir siendo operativas durante ese tiempo debido a esos problemas, y algunas tuvieron que cerrar sus puertas.

Pese a la disminución de los ingresos provenientes de las aduanas, producto del aumento de las rentas internas y de la nueva fuente de ingreso que representaba el petróleo, Zulia logró mitigar el impacto de estas coyunturas. Juan Vicente Gómez, presidente de Venezuela, 1908-1936, estableció una política favorable al sector privado, sin embargo, en épocas de crisis proporcionó respuestas a las necesidades de los consumidores y ciudadanos en general. La falta de integración del mercado interno, aún en tiempos de Gómez, hace pertinente analizar esta coyuntura desde la perspectiva regional y microeconómica.

En este artículo se emplea la metodología de la ciencia histórica a partir de la localización, arqueo y análisis de fuentes documentales como la Memoria y cuenta del Ministerio de Fomento consultadas en el Acervo Histórico del Estado Zulia (ahz); los boletines del Archivo Histórico de Miraflores (ahm), ubicado en Caracas; los documentos en su sección de archivo, del Acervo Histórico del Estado Zulia localizado en la biblioteca pública del estado Zulia, y el Archivo del Concejo Municipal de Maracaibo (acm), ubicado en la alcaldía de Maracaibo. Las fuentes locales de este periodo se han trabajado poco, no obstante, permiten aportar datos novedosos sobre el problema investigado. El periodo de Gómez ha sido estudiado ampliamente por la historiografía venezolana desde diferentes perspectivas. El gomecismo ha sido una de las etapas históricas más determinantes del siglo xx, debido a las profundas transformaciones que se suscitaron en los ámbitos político y económico, en particular a partir de la explotación petrolera.

Pese a ello, este periodo se ha abordado deficientemente. En especial en el ámbito económico han privado los análisis marxistas realizados desde la perspectiva simplista de la teoría de la dependencia que expone el saqueo de las riquezas nacionales por las grandes potencias, y la sumisión de Gómez ante el capital transnacional. Eso ha condicionado el estudio de la explotación petrolera del país y sus vínculos con el capital internacional véanse (Brito, 2002; Rodríguez, 2015).

Cabe destacar que Gómez no fue tan sumiso a los intereses del capital privado nacional y extranjero, ni tan liberal en lo económico como lo ha planteado la historiografía venezolana (Caballero, 1995). Ello es evidente al exponer las discordancias y políticas de controles o aumentos de impuestos que aplicó el gobierno a los sectores privados durante las coyunturas económicas estudiadas.

Más aún, este periodo ha sido mínimamente trabajado por regiones. Los niveles de dependencia y conexión con los mercados extranjeros varían según los escenarios regionales y sus dinámicas internas. En la historiografía zuliana sobre el periodo gomecista destacan Rodríguez (2008) sobre la producción azucarera y su positivo impacto en la economía zuliana, Urdaneta (2000) alude a la oposición y conspiraciones al gomecismo en Zulia, y Ferrer (2012) aborda el papel de la ciudadanía en esa complicada época y las relaciones entre las elites regionales y el poder central.

Por su parte, Bermúdez y Rodríguez (2012) explican la dinámica de la economía agroexportadora de Zulia con la explotación petrolera en Venezuela, 1914-1935. Las autoras demuestran que el petróleo no afectó la economía agroexportadora, más bien recibió un mayor incentivo. Por su parte, McBeth (2016) analiza el impacto económico, político y social de las compañías petroleras en Zulia, este trabajo destaca cómo afectó la guerra mundial y la Gran Depresión a la economía de la región.

McBeth (2016) es de gran valor para esta investigación, aunque se centra en el ámbito de la economía petrolera. En este trabajo se explica cómo afectaron esas coyunturas a diferentes negocios en la región y al gobierno local y nacional, además se explican los acuerdos o conflictos entre ambos sectores para resolver la situación.

Por lo antes expuesto, la historiografía, zuliana y venezolana, necesita profundizar en estas coyunturas no suficientemente estudiadas ni explicadas. De igual forma, se intenta entrelazar el análisis histórico con la explicación de la situación económica, que no puede reducirse sólo al ámbito cuantitativo. Por lo tanto, la historia económica no se puede limitar a una exposición de largas series de datos numéricos que poco dan cuenta del contexto y la realidad sociohistórica, como afirma Hobsbawm (2002): “Los economistas necesitan reintegrar la historia y esto no puede hacerse por el sencillo procedimiento de transformarla en econometría retrospectiva” (p. 107).

La historia económica no puede ser solamente cuantitativa, sin menospreciar el valor de los datos numéricos. Ya Mises (1986) advertía la necesidad de realizar explicaciones del ámbito microeconómico, y de no confiar demasiado en las matemáticas para estudiar la economía. Aunque en este trabajo se utilizan algunos cuadros estadísticos, se deben explicar además los vínculos de la realidad económica con las acciones y el funcionamiento del poder político.

Es importante analizar los vínculos entre el sector privado y las políticas del Estado para afrontar estas situaciones. Por lo tanto, como expresa González (1991, p. 18), debe haber una preocupación metodológica por entender los procesos socioeconómicos como desarrollos vinculados a lo político porque los negocios son también expresión de luchas de poder, o en sí mismos formas del poder.

Debido a esa realidad, es necesario construir una historia económica más vinculada al mundo de la política, el poder y los negocios. Como afirma Foucault (1996) el poder funciona y se ejerce a través de una organización reticular. Además, resulta imprescindible entender las dinámicas cambiantes del capitalismo global para explicar su impacto particular en las trasformaciones de las economías periféricas regionales. El trabajo se estructura en dos partes, primero se explican los efectos de la primera guerra mundial en Zulia, y en el segundo apartado se analiza las consecuencias de la Gran Depresión en la región.

Las rentas del Estado y el impacto de la crisis del capitalismo mundial en Zulia durante la primera guerra mundial

La región zuliana y en general el mercado agroexportador venezolano durante el siglo xix y comienzos del xx fueron altamente vulnerables a las crisis de los países capitalistas como lo señala Cartay (1996): “Cada vez que el sistema capitalista mundial se resiente, los coletazos de ese malestar repercuten directamente sobre Venezuela a través de las fluctuaciones de su comercio exterior, del cual ha sido tan dependiente, tanto en el siglo xix como en el siglo xx” (p. 2).

Ante esas crisis, las rentas del estado estaban sometidas a las fluctuaciones del mercado regional e internacional. A pesar de ello, Zulia contaba con la prosperidad de su circuito agroexportador debido a la venta de rubros como café y azúcar por medio de sus conexiones con los grandes centros del desarrollo capitalista. Posteriormente con la explotación petrolera hubo una conexión más directa de la región con el capitalismo mundial, especialmente con Estados Unidos.

Durante los inicios del gomecismo en 1908, por medio de una política de incentivos fiscales y pago de deudas favorables a los sectores privados, hubo un escenario positivo para los negocios y la inversión con el consecuente aumento de los ingresos fiscales (véase cuadro 1).

Cuadro 1.

Clasificación por fuente de origen de los ingresos fiscales. Años económicos 1908-1909, 1932-1933

Año fiscal Renta aduanera y consular (bolívares) Renta interna (bolívares)
1913-1914 44 349 000 16 021 000
1914-1915 30 613 000 19 985 000
1915-1916 40 728 000 24 846 000
1916-1917 44 621 000 27 505 000
1917-1918 24 544 000 28 709 000
1918-1919 23 762 000 33 340 000
1929-1930 139 313 000 115 281 000
1930-1931 100 224 000 105 034 000
1931-1932 80 926 000 104 169 000
1932-1933 70 196 000 101 692 000

Hubo fluctuaciones y tendencias a la baja en especial cuando estalló la primera guerra mundial lo que afectó a las rentas aduaneras, y hubo una disminución considerable principalmente en los años de 1917, 1918 y 1919, con ingresos incluso menores a los años iniciales del gomecismo. Las rentas aduaneras eran las que se veían más afectadas, a pesar de eso el auge del petróleo permitió mantener e incluso aumentar el flujo de las exportaciones.

Por su parte los efectos de la Gran Depresión tuvieron mayor impacto en la economía de la región sobre las rentas del estado. Esto se dejó sentir básicamente a partir de 1930 hasta 1933, con un desplome progresivo de los ingresos aduaneros, aunque igual se mantuvieron estables las rentas internas. Esa crisis le impedía al Estado tener más recursos para inyectarlos a la economía.

Las rentas internas en cambio fueron sostenidas por medio de los impuestos y no sufrieron mayores variaciones. En el caso de Zulia, los ingresos de algunas localidades resultaron afectados debido a la crisis económica. En el caso del distrito Altagracia, durante la primera guerra mundial, en abril de 1915 tuvo un déficit de 212.97 bolívares (Rentas Municipales, 1915, t. 1. ahz).

A pesar de esas dificultades en términos generales los ingresos de las rentas municipales no se vieron tan afectados. La economía zuliana obtuvo mayores ingresos progresivamente (véase cuadro 2).

Cuadro 2.

Ingresos mensuales en el presupuesto de los años económicos de 1918 y 1929

1918 1929
Situado nacional 28 428 128 722
Mercado público 8 000 32 648
Papel sellado 3 000 28 000
Derechos de 7% 25 000 s. d.
Impuesto sobre consumo s. d. 100.000
Loterías s. d. 200
Total de ingresos 73 928 291 370

[i] Fuente: Rentas Municipales. Ley de presupuestos. ahz.

Para la fecha de la Gran Depresión Zulia contaba con mayores ingresos debido a la explotación petrolera. Se había casi cuadruplicado los recursos del estado en comparación con los ingresos recibidos en 1918. El situado nacional consistía en los recursos que aportaba el gobierno central a las regiones y era mucho más elevado en 1929, y los impuestos sobre el consumo también habían aumentado para 1929 debido a la expansión de las actividades mercantiles aunada a un mayor poder adquisitivo de sus pobladores.

Eso no quiere decir que muchos negocios o actividades económicas del estado no se vieran afectados, como lo muestran sectores mediante sus comunicaciones con el gobierno. La preocupación por el estado de la economía se expresaba en las comunicaciones de las autoridades desde la primera guerra mundial: “Desde el principio de la guerra europea me ha preocupado la conservación de la moneda de oro existente en el país, como que su disminución en momentos que no puede deponerse, habría de ocasionar graves trastornos en las operaciones internacionales de la república” (M. A. Matos a Román Cárdenas, 1915. Boletín del Archivo Histórico de Miraflores, 1969, xi, pp. 61-63).

Era lógico que fuera una preocupación la pérdida de oro en una situación de crisis internacional, pero a pesar de esas dificultades era notoria la solidez de la economía venezolana para afrontar esa coyuntura y la suficiencia de las reservas de oro. No obstante, también se expresaba la preocupación por el pago constante de oro que se hacía a Francia para la cancelación de las deudas nacionales y el peligro de que disminuyeran considerablemente las reservas de oro (M. A. Matos a Román Cárdenas, 1915. Boletín del Archivo Histórico de Miraflores, 1969, xi, pp. 61-63).

Sin embargo, el gobierno siempre fue optimista acerca de que con el aumento de recursos fiscales podría cumplir con sus compromisos y mantener la estabilidad monetaria. A partir de la década de 1920 el ingreso fiscal comenzó a aumentar considerablemente hasta alcanzar la cifra de 100 000 000 y hasta 200 000 000, algo inédito en la historia de Venezuela.

En los primeros años de la época gomecista, entre 60 y 70% de los ingresos provenía de las rentas de aduana, luego ya al final de su mandato, en los años 1934-1935, las rentas internas representaron más de la mitad de los ingresos nacionales, lo que dio más estabilidad a los presupuestos de la nación y con ello permitió mitigar los efectos de las crisis mundiales, aunque por supuesto estas siempre tuvieron un impacto negativo en la economía.

Además de esos problemas fiscales las dificultades para comercializar con las potencias en conflicto afectaron algunos negocios. Alemania en particular era un gran socio comercial y controlaba buena parte de los mercados regionales; de hecho, sus relaciones económicas con Venezuela al momento de la guerra eran prósperas: “Hasta el momento en que acontecían los hechos de la primera guerra mundial, las relaciones económicas entre Venezuela y Alemania, se habían desarrollado de forma regular y exitosa” (Ortega, 2014, p. 97).

El mercado zuliano también estaba controlado por las casas comerciales alemanas desde mediados del siglo xix (Cardozo, 1991). Estas firmas, que eran las encargadas de satisfacer los requerimientos crediticios de los cultivadores y pequeños artesanos, se organizaban entre dos o tres socios durante cinco a diez años, como la Schón & Graf, Blohm & Mecklenburg, Schmilinsky & Fahrenholtz, Elingius & Jurgensen, Montovio & Minlos, que posteriormente originó la Minlos, Breuer & Cía., después Breur Moller & Cía., con sucursales en otras ciudades venezolanas (Carrero, 2010).

El desarrollo comercial de Maracaibo, impulsado por la exportación del café, llamó la atención de esas casas comerciales alemanas, que deseaban participar en ese lucrativo negocio, en consecuencia pasaron a dominar el comercio regional en alianza con los comerciantes locales y sus vínculos con las autoridades regionales. Ese comercio exterior lo realizaban las casas comerciales por medio de sus agentes viajeros, quienes se convertían en compradores de café y vendedores de todo tipo de mercancías como telas, calzados, utillaje de labranzas, entre otros, necesarios para el mantenimiento de la casa y la hacienda (Bautista, 2015, p. 18).

Las casas comerciales financiaban a los agricultores y pedían las cosechas como garantía de los préstamos otorgados. Hubo por tanto una gran dependencia en cuanto a las operaciones de crédito, lo que fue uno de los principales mecanismos de control del mercado y extracción de beneficios a los productores.

Eso cambió con la primera guerra mundial cuando se promulgaron las conocidas listas negras, que tuvieron como objetivo central hostigar y prohibir el comercio alemán con los aliados hasta degradarlo por medio de todos los vericuetos posibles (Ortega, 2014, p. 84). Las políticas aplicadas por los aliados se dirigían a debilitar la economía alemana, que tenía una importante presencia de colonias en varios países del mundo, incluyendo Venezuela y Zulia en particular.

Debido a esas listas, algunos hombres de negocios sufrieron un declive de su actividad económica en la región: “A pesar de toda nuestra atención y esfuerzos este negocio ha sido muy afectado por los inconvenientes de la guerra mundial y sobre todo por efecto de las listas estatutarias que a cada paso nos perjudican con sus prohibiciones” (Christern Zingg & Co. al presidente de la Cámara Municipal de Maracaibo, 1919, vol. 97, acm).

De esa forma la economía zuliana era afectada por esas prohibiciones que perjudicaron a las casas comerciales alemanas en la región. En esas situaciones de crisis para Venezuela y Zulia fue muy complicado. A pesar de que en el gomecismo se aplicaron algunas políticas liberales, existía cierto pragmatismo para afrontar los problemas económicos. El gobierno se vio en la necesidad de aumentar impuestos para sopesar la disminución de los recursos fiscales por las dificultades para exportar.

Esto provocó protestas por parte de los grupos mercantiles. Pero ahora con mayores fuentes de ingresos y el auge de la explotación petrolera, Venezuela fue una de las naciones de Latinoamérica a las que menos afectaron esas crisis. El gobierno de Gómez se había vanagloriado de haber mejorado la administración de la Hacienda pública y diversificado los ingresos resultado de la obra de Román Cárdenas, lo que realmente fue un hecho positivo de la modernización administrativa emprendida durante el gomecismo.

A pesar de eso, los gobernantes regionales siempre hacían mención de los problemas sufridos en esos años cruciales de crisis económica, y la insuficiencia de los presupuestos para cubrir los gastos del estado, que eran cada vez mayores. El impacto de la primera guerra mundial tuvo un efecto inmediato en las rentas del Estado nacional: “La guerra se refleja de inmediato en los ingresos. Porque la renta aduanera se afecta seriamente; a pocas semanas de la guerra, las exportaciones habían bajado 65% porque las firmas alemanas con sucursales en Nueva York suspendieron sus créditos en el exterior. El presupuesto de gastos fue reducido 25%” (Consalvi, 2014, p. 123).

La venta de rubros agrícolas venezolanos consumidos en el exterior bajó considerablemente debido a los bloqueos comerciales durante la guerra, como se ha afirmado, en especial las actividades vinculadas con el comercio alemán. De esta manera las rentas del estado todavía para la fecha eran muy dependientes de la agroexportación y por ello fueron perjudicadas. Tanto el Estado como el capital privado sufrían ante esas situaciones de crisis económica internacional. Alemania dejó de financiar las cosechas como lo hacía antes.

La economía para 1914 todavía no dependía mucho de la inversión estatal y el gasto público era dependiente básicamente de los capitales privados. Por otro lado, el petróleo sí comienza a tener mayor relevancia en la economía, en especial debido a la demanda de la guerra, en conjunto con otro tipo de materias primas.

En Venezuela y en Zulia para ese entonces apenas se descubrían los primeros pozos petroleros, pero pronto las potencias se dieron cuenta de los cuantiosos recursos petrolíferos que existían en el país, lo que le daba mayor importancia en el escenario mundial: “Estados Unidos reconoció que ya Venezuela figuraba en los mapas mundiales del petróleo, y que como consecuencia de la primera guerra mundial, no sólo se incrementaba su demanda, sino también la rivalidad de las potencias por su control” (Consalvi, 2014, p. 129).

La economía venezolana fue vulnerada; no obstante, se abrieron nuevas oportunidades de inversión. Las concesiones otorgadas evidenciaron la gran cantidad de empresas dispuestas a invertir en Venezuela y en particular en el estado de Zulia. El petróleo era el negocio del futuro y los países poseedores de ese recurso adquirían una gran importancia en el nuevo contexto internacional.

Las potencias en conflicto se disputarían como siempre las zonas donde existiera mayor cantidad de recursos para su explotación. A pesar de eso, sortear las dificultades económicas de las rentas en los primeros años del conflicto bélico fue muy complicado, las autoridades y el sector privado siempre manifestaron lo difícil de la situación.

El gobierno de Zulia expresó las dificultades debido a la disminución del situado constitucional y los recursos otorgados por el estado central a los gobiernos regionales durante la primera guerra mundial:

Ante la notable disminución de las rentas de importación y otras, a causa del trastorno en el tráfico atlántico y en el comercio con las naciones europeas, se ha visto precisado a rebajar en 25% el situado de los estados. Que el gobierno del Zulia sufre actualmente, además de la disminución de 8 900 bolívares en su situado, una considerable merma en 7% de consumo, que constituye de una de sus principales rentas (Memoria y cuenta que presenta a la Asamblea Legislativa del estado Zulia al secretario general de gobierno, 1915. ahz).

El situado constitucional se estableció desde tiempos de Guzmán Blanco para dar ciertos beneficios a las regiones y evitar mayor tensión con el poder central, pero ahora se veía reducido drásticamente debido a la crisis europea. Lógicamente las regiones protestaron por esa reducción, puesto que los presidentes de estado estaban bajo el control del gomecismo.

Las rentas particulares de Zulia disminuyeron también por la baja del consumo, lo que agravó la situación de la región. De todas formas, la exposición de esas penurias se hizo con el fin de negociar con el poder central para recibir auxilio ante esa delicada situación económica.

Ante un Estado cada vez más consolidado, la negociación tenía que ser el medio más eficaz para obtener concesiones y ayudas por las autoridades capitalinas. Sin embargo, se mantuvo la posición de defensa de los intereses regionales, expresado igual que lo hacían los sectores mercantiles con el gobierno, de una manera mucho más dócil y diplomática para evitar conflictos con el Estado central. Lo cierto es que las rentas fueron dañadas en la región zuliana como se expresa en las comunicaciones.

Incluso finalizada la guerra, se esperaba que el comercio internacional tardara un tiempo en normalizarse. Esta angustiante situación perjudicaba al sector mercantil como lo manifestó en diferentes comunicaciones a las autoridades. El poder público también veía afectados sus intereses, y eso lo expresaba en las memorias de gobierno en las que se reseñaron las dificultades para cumplir con las obras públicas y el progreso de la región: “fomentó el urbano progreso hasta donde lo permitió la angustia económica que actualmente invade las rentas públicas como consecuencia del conflicto europeo” (Comunicación dirigida al ciudadano presidente de la Asamblea Legislativa del estado, donde se exponen las razones para aprobar la memoria y cuenta del ejecutivo provisional del estado Zulia, 1915, t. 9, leg. 17. ahz). Por lo tanto, emprender obras de gobierno tenía una gran dificultad y hubo la necesidad de aumentar los impuestos:

Por cuanto es insuficiente la cantidad destinada en el presupuesto al fomento y obras públicas, y teniendo necesidad de fondos para atender a los trabajos de pavimentación de las calles por el sistema de concreto y demás obras públicas que se emprenden, dispone el ciudadano presidente del Estado que se establezca una patente mensual sobre las loterías y centros de recreo, de cuatro mil bolívares para las primeras y tres mil para las otras (Secretaría general, Hacienda y Fomento de Maracaibo, al tesorero general del Estado, 1916, t. 4, leg. 1. ahz).

Era notoria la disminución de los ingresos en el estado de Zulia, por lo que se tomó la medida de aumento de impuestos. En este caso se intentaba no tocar los bienes de primera necesidad, sino hacer recaer el gravamen sobre un comercio considerado un vicio por las autoridades, como eran las loterías.

La edificación de obras públicas había sido notoria en el gomecismo en la región zuliana. Buena parte de los presupuestos se destinaba a la construcción de carreteras, lo que estimulaba la economía de la región. Para sostener los mismos niveles de gastos era necesario buscar fuentes de ingresos adicionales.

El aumento del impuesto era importante, pero el incremento de establecimientos comerciales de loterías y otras actividades recreativas era patente. Esto evitó que este gremio mercantil tuviera mayores problemas para cumplir con el nuevo gravamen. No obstante, lo cierto es que había serias dificultades para cubrir los gastos de la región.

En las memorias del estado de Zulia del periodo 1914-1918, incluso en los años posteriores, fue evidente la justificación de las autoridades de la falta de realización de obras públicas “debido a la insuficiencia de las rentas debido al conflicto europeo” (Memoria y cuenta que presenta a la Asamblea Legislativa del estado Zulia el secretario General de gobierno, 1916. ahz).

Esas dificultades del Estado también se traducían en que incumpliera buena parte de sus compromisos con el sector privado:

La cámara de comercio ha venido gestionando, de tiempo atrás, el pago de la acreencia del comercio contra las rentas del estado, de acuerdo con las circunstancias y situación económica de esas mismas rentas, absteniéndose además, de hacerlos en las penurias por las cuales han atravesado y últimamente, por causal de la guerra mundial que ha terminado ya felizmente (Cámara de Comercio de Maracaibo al primer vicepresidente constitucional, 1919, t. 1, leg. 6. ahz).

El gobierno tenía deudas con los gremios mercantiles, por lo cual ellos reclamaron el pago de sus acreencias a través de la Cámara de Comercio de Maracaibo. A pesar de que el sector privado reconocía el mal estado de las rentas públicas a causa de la guerra mundial, ellos esperaban que una vez terminado el conflicto, el Estado pudiera nuevamente satisfacer los pagos de los comerciantes.

Como caso particular, cabe destacar que la deuda contraída con los comerciantes J. H. D. C. Gómez ascendía a la cantidad de 18 882.86 (Cámara, 1919, t. 1, leg. 6. ahz). Esa era una deuda de gran cuantía para las rentas públicas. Lógicamente esa situación llevaba a conflictos de poder entre los comerciantes del estado de Zulia y las autoridades del gobierno regional, pero también con otros comerciantes que sí recibieron la cancelación de sus deudas. Esto sucedía en particular en el caso de las casas comerciales extranjeras.

Se alegaba que, por el hecho de ser “casas extranjeras, obtuvieron el pago total de sus respectivas acreencias” (Cámara, 1919, t. 1, leg. 6. ahz). Los extranjeros tenían prioridad, puesto que los mercados de las regiones estaban dominados en gran parte por comerciantes provenientes de países europeos como consecuencia de la expansión cada vez mayor del capitalismo hacia sus áreas periféricas de Latinoamérica.

Los empresarios locales terminaron formando alianzas y vínculos con esos comerciantes foráneos, mas no cesaron las tensiones provocadas por las diferencias de riquezas y poder entre ellos. Por su parte, las casas comerciales extranjeras crearon alianzas con los grupos de poder político local y nacional, por lo que tuvieron preferencia en el pago de sus acreencias. Realmente se pudo desarrollar un grupo económico con suficiente poder de persuasión hacia el Estado.

En Latinoamérica, sobre todo en el siglo xx, existió una mayor articulación del poder económico con mayor capacidad de presionar al Estado debido a la concentración de capital:

Se trataría del fortalecimiento de una coalición de poder que articularía los intereses de los sectores terratenientes, mineros de ser el caso, el capital extranjero, los agentes del comercio internacional con los agentes, partidos o caudillos políticos que permanecerían en el poder con alta discrecionalidad pero defendiendo finalmente los intereses de estos grandes actores. La capacidad de los sectores económicamente poderosos de cooptar a estos detentores del poder era grande, cuando no eran ellos mismos quienes lo detentaban, al tiempo que se sacrificaban mecanismos formales de control del poder político e incluso del poder de otras fracciones de las elites, en aras de asegurar el poder frente a sectores populares subordinados (Bértola y Ocampo, 2010).

Otro aspecto que causó desacuerdo fue el del impuesto de patente,1 que aumentó progresivamente. En varias comunicaciones de la cámara de comercio y comerciantes particulares se afirmaba lo arbitrario del impuesto y lo perjudicial que era para el progreso del sector mercantil en el estado de Zulia, en especial como resultado del escenario de crisis de la primera guerra mundial:

Año por año y de manera constante han venido aumentándose las patentes desde hace bastante tiempo, no obstante que el decrecimiento de los negocios ha sido palmario desde que principió la guerra en Europa y que el mismo malestar de que se queja el erario público ha afectado de manera muy principal al comercio de todo el país (Comerciantes de Zulia al secretario general de gobierno por, 1924, t. 2, leg. 12. ahz).

La crisis mundial fue una variante coyuntural para incrementar los impuestos al sector mercantil. Sin embargo, así como las rentas se deterioraban, también lo hacía el comercio en detrimento del sector privado. La cámara de comercio bien manifestaba los problemas ante la situación económica y su imposibilidad de cubrir altos gravámenes por parte de algunos sectores o comerciantes particulares.

De esa manera algunos comerciantes solicitaron una disminución en el pago de la patente de los impuestos debido a la situación económica adversa derivada de la situación europea:

Hace algún tiempo que vengo pagando sin óbice la suma de cincuenta bolívares mensuales por impuesto municipal correspondiente a la industria que en el ramo de comisiones ejerzo en esta ciudad, pero hoy, como no se escapará al ilustrado criterio de ud., con motivo del conflicto europeo, se encuentran paralizados todos los negocios, resultando en consecuencia disminuida las ventas de mi industria” (Joviniano Pineda al presidente de la Cámara Municipal de Maracaibo, 1915, vol. 93. acm).

Comunicaciones de ese tipo fueron muy comunes desde el comienzo de la guerra en Europa. Ante esas adversidades, el comerciante pidió una rebaja del impuesto municipal por no poder pagarlo como antes. Dependiendo de quién era el solicitante las autoridades podían acceder o no a las peticiones.

Ya fueran comerciantes particulares, varios manifestaron sus dificultades antes los problemas económicos debido a la primera guerra mundial en Europa. Es así como la compañía H. L. Boulton planteó la mala situación de los negocios en el área de la fabricación de jabón y velas originada por la guerra internacional: “Tomando en cuenta la situación en que se encuentra hoy día esta clase de industria, por la escasez y carencia de materias primas debido a la guerra europea. Además de la fuerte competencia que ha sobrevenido por las importaciones de otras fábricas en la Guaira y Puerto Cabello” (H. L. Boulton al presidente de la Cámara Municipal de Maracaibo, 1917, vol. 94. acm).

Como es lógico, la guerra europea producía diferentes dificultades en los negocios, especialmente los que tenían conexión con empresas extranjeras, como se ha afirmado. En el caso de H. L. Boulton, las dificultades para importar materia prima obstaculizaban la producción del negocio en la región. También alegaba lo perjudicial de la competencia en esa área de la economía, que era ocasionada por la mentalidad de los hombres de negocios de acaparar los mercados obteniendo privilegios del Estado.

Como consecuencia de esa situación descrita por los hombres de negocios, solicitaron una rebaja en el impuesto de patente. Por supuesto las peticiones de rebajas de impuestos a las autoridades eran comunes incluso en épocas de prosperidad económica. Pero la crisis provocaba mayores solicitudes de ese tipo.

Pese a esas peticiones, algunos comerciantes locales manifestaron su intención de ayudar en la difícil situación, “dictando medidas y providencias más cónsonas con los intereses de la comunidad debido a la compleja realidad y delicada situación económica” (Junta de Comercio de Maracaibo al secretario general de gobierno del estado Zulia, 1919, t. 1, leg. 6. ahz). Era del interés común que se recuperara la economía tanto para el sector privado como para el Estado. No obstante, las confrontaciones continuaron, sobre todo por el alza de precios de los productos de primera necesidad.

Asimismo, las autoridades regionales aumentaron considerablemente la fiscalización sobre los negocios en la región zuliana durante el desenvolvimiento de la primera guerra mundial para controlar el alza de los precios:

Abrir la averiguación sobre toda alza de víveres importados o del país, que efectúen los expendedores so pretexto de la anormalidad europea, y que en esta capital ha habido ya alzas injustificadas en los corrientes, aun de artículos producidos en el país, ha dispuesto el nombramiento de una comisión conformada por los ciudadanos (Memoria y cuenta que presenta la Asamblea Legislativa del estado Zulia, 1915. ahz).

El alza de los precios había ocurrido principalmente en Maracaibo, seno de la mayoría de las actividades comerciales con un mercado de mayor amplitud por la cantidad de consumidores. Las autoridades, salvo algunas excepciones, empezaron a manejar una política hostil hacia el sector mercantil debido a la inflación. Se sabía que el problema de la inflación era una de las consecuencias de la primera guerra mundial, que comenzó a ser una preocupación creciente en todos los países: “La primera guerra mundial generó una inflación sin precedentes por su alcance e intensidad. Ninguna economía escapó a ella: la inflación fue, por primera vez, de escala mundial” (Tafunell, 2005, p. 300).

La inflación comenzó a ser una preocupación a escala mundial, las dificultades para abastecer los mercados debido a la guerra, y la destrucción de importantes zonas de producción elevaron los precios. En Venezuela fue una preocupación constante de las autoridades los efectos de la guerra en la economía, especialmente en la región zuliana y su circuito agroexportador.

Los artículos importados eran los de mayor aumento de precios por la crisis mundial en el estado de Zulia. Esto también se sumó al incremento de la demanda interna que fue resultado de la explotación petrolera en la región que ayudó a generar inflación (McBeth, 2016). El ingreso de mayor cantidad de dólares a la economía provocó el aumento de la población y de la demanda de bienes, como afirma William Sullivan (1976, p. 259):

La explotación petrolera en el Zulia por parte de Estados Unidos le suscitó al gobierno venezolano una erie de problemas adicionales. En > primer lugar, la posibilidad de conseguir nuevos empleos en Maracaibo aumentó su población de 39 000 personas en 1899 a más de 100 000 en 1926. Este rápido aflujo de gente trajo consigo un aumento del 900% en los alquileres y una inflación en el costo de los alimentos.

Hubo un aumento de población de más del doble, algo abrupto considerando lo poco que creció la población venezolana en el siglo xix debido a las guerras civiles. Para el gobierno fue difícil controlar el flujo migratorio, con una población que comenzaba a expandirse y movilizarse en aras de mejores condiciones de vida. Para hacer frente a esas dificultades de incremento de precios en Zulia, se trató de incentivar la producción en el estado para cubrir la demanda del mercado y lograr que bajaran los precios:

Nuestra situación es buena si la comparamos con la que existió en la generalidad de los países extranjeros, lo que se necesita es aumentar la producción y esto se va consiguiendo merced a la paz de que disfrutamos y la protección que reciben los agricultores (Asamblea Legislativa. Informe de Comisión nombrada para la conservación del abastecimiento de los artículos de primera necesidad, 1920, t. 7, leg. 14. ahz).

Gómez instaba a las autoridades, como mecanismo para superar la escasez, a que se incrementara la producción debido a que no se sabía cuánto tiempo podía durar la coyuntura europea:

Las grandes conveniencias de aprovechar la presente estación para cultivar la tierra, sembrar por todas partes fructíferas semillas y hacer de la agricultura fuente real y positiva de nuestra subsistencia, porque no sabemos hasta qué punto durarán en nuestro país los disturbios extranjeros, y la prudencia y buen sentido aconsejan en los actuales momentos, proveer nuestros graneros y asegurar la abundancia de nuestra cosecha (Telegrama de Gómez dirigido al presidente del estado Zulia. Memoria y cuenta que presenta la Asamblea legislativa del estado Zulia al secretario general de gobierno, 1918. ahz).

Juan Vicente Gómez pedía a todas las autoridades que se incentivara la producción en alianza con los sectores privados como un medio para superar la crisis. Considerando el aumento de los precios, quedó terminantemente prohibida la exportación de los efectos designados como bienes de primera necesidad y se fijó el precio máximo al que se pueden vender (Decreto de la Cámara Municipal de Maracaibo, 1919, vol. 96. acm).

Esas eran las medidas más impopulares tomadas por las autoridades ante la escasez de productos y el aumento de precio de estos; se congelaron los precios y se prohibieron las exportaciones para dar prioridad al abastecimiento del mercado local durante la coyuntura. Por supuesto la resistencia de los sectores comerciantes de la ciudad era muy explícita.

Se trataba de efectuar una política de prevención, de mantener reservas para poder subsistir ante los problemas que se presentaban. En casi todas las regiones del país se había presentado desabastecimiento y alza de los productos de primera necesidad. Ante esa realidad Gómez, consciente de la situación, asume como tarea del Estado el subsanar esos contratiempos; no se esperaba que la autorregulación del mercado pudiera equilibrar la crisis en poco tiempo.

Entonces se intentó buscar la manera de que los mercados regionales pudieran ser capaces de autoabastecerse y de cumplir con las exportaciones. En ese sentido se trataba de superar la dependencia del exterior para impulsar la economía de las regiones. A pesar de esos intentos la crisis del capitalismo internacional golpeó fuertemente la economía nacional; así, en la medida en que mejoraba la situación extranjera se normalizaba el tráfico mercantil interno.

La producción agrícola y ganadera no puede responder con velocidad a las variaciones de la demanda existente en el mercado. Lo inelástico de la oferta de la agricultura hacía imperioso aprovechar los ciclos de cosecha. A pesar de esa situación, algunos negocios tomaron medidas para evitar mayor encarecimiento de precios en concordancia con las autoridades.

Así, la Cámara legislativa del estado de Zulia felicitaba a la empresa ferrocarril del Táchira “por su liberal determinación de rebajas de fletes de la harina procedente de los Andes para esta ciudad, artículo de que carece el pueblo por falta de la importación extranjera” (Asamblea Legislativa del estado Zulia, 1917, t. 4. ahz).

Los vínculos históricos entre las zonas productoras de los Andes y Zulia se mantuvieron incluso en tiempo de Gómez; la rebaja de los fletes de la harina ayudaba un poco a disminuir la escasez en la región ocasionada por la falta de importaciones como consecuencia de la guerra. Estas eran medidas coyunturales mientras se intentaba incrementar la producción.

En varias oportunidades Gómez exhortó a las autoridades a supervisar y favorecer la producción agrícola interna ante la crisis económica. Fue evidente su preocupación por superar el problema de la escasez en las regiones:

La escasez de estos artículos en los países agotados por la guerra europea provocó la exportación en grandes escalas de nuestros productos de consumo, atraídos por los precios exorbitantes a que se pagaron, pero terminada la guerra, se producen actualmente con abundancia en el extranjero y no salen de nuestros puertos en la proporción de los años pasados a llenar necesidades que se remedian actualmente a favor de la paz y el trabajo, nuestras cosechas han sido abundantes y los graneros de los agricultores están llenos, algunos de esos artículos que importamos en parte, como la harina y el arroz han bajado considerablemente en los Estados Unidos del Norte, y es por todo ello que no hay razones justificadas para que los precios continúen altos, explotando a las clases proletarias y especulando en forma despiadada con el consumidor (Telegrama de Juan Vicente Gómez a José Gabaldón. Memoria y cuenta, Ministerio de Fomento, 1920. ahz).

Se indicaba que, ante la paralización de la producción agrícola en los países europeos, se había favorecido la exportación de algunos productos nacionales, que muchas veces dejó desabastecidos los mercados internos, como se ha afirmado. Similar situación se presentó en las otras naciones latinoamericanas que se vieron beneficiadas del mismo modo ante ese escenario. Pero ante la recuperación de la producción de esas economías, ya no se exportaba la misma cantidad de alimentos que antes.

Bien señalaron las autoridades que la situación en el estado de Zulia y en Venezuela no fue tan dura como en el resto de los países de Europa y de América Latina. Pero de igual modo resultó afectada la región en el tiempo que duró la coyuntura económica. El comercio mundial comenzaba a recuperarse luego del término de la guerra: “los magníficos resultados deparados después del fin de la primera guerra mundial en 1918, cuando las potencias europeas demandaron una elevada cantidad de frutos, artículos comestibles y materia prima a países como Venezuela cumplían su especializado rol de abastecedores dentro del marco de la división internacional del trabajo” (Olivar, 2000, p. 83).

Esa mejoría no duro mucho debido a lo inestable y la rivalidad geopolítica entre las potencias luego de la guerra mundial. Los proteccionismos y las barreras económicas no ayudaron a una rápida recuperación de Europa;2 por esa razón los periodos de mejora se acompañaron de otro de declive en la región.

La expectativa del inicio de otra guerra producía resquemor en los sectores privados. Sólo el área petrolera recibía mayor atención por parte de los inversionistas gracias a su utilidad en caso de presentarse un nuevo conflicto a gran escala, como al final sucedió. A pesar de eso el circuito agroexportador marabino no se abandonó durante el tiempo de Gómez (Bermúdez y Rodríguez, 2012).

Incluso en la década de 1920 en ciertos periodos algunos rubros cotizaron a buen precio. El azúcar seguía siendo importante en la economía zuliana y hacía importantes aportes al fisco (Rodríguez, 2008). Por su parte, el café antes de ser desplazado por el petróleo tenía una fuerte influencia en la economía y rentas del Estado. De esta manera se reseñaban las expectativas y la importancia de los altos precios del café en 1924: “Lejos de encontrarse en circunstancias no satisfactorias, presenta más bien para los que de ella derivan sus medios de vida, una brillante perspectiva a causa de los altos precios a que se está cotizando en los mercados extranjeros el café, que es indiscutiblemente, el principal de nuestros frutos” (Memoria y cuenta que presenta el Ministerio de Fomento, 1924. ahz).

Al recuperarse los precios del rubro, se producía una mejora de las rentas del estado de Zulia y de la república en general. El Estado comenzaba a tener mayor incidencia en la economía, de allí la necesidad de los grupos privados de que el gobierno en Zulia mantuviera sus obras de infraestructura para promover la economía de la región:

Las altas casas comerciales cuyas firmas pertenecen a esa cámara han prosperado en esta tierra, tienen en ella vinculados cuantiosos intereses, son como una parte integrante de ella misma, y, de consiguiente, son los primeros interesados en que la actual administración regional lleve a efecto, todas las obras de utilidad pública que está realizando y se propone realizar (Secretaría general de gobierno del estado Zulia al presidente de la Cámara de Comercio, 1927, t. 15, leg. 24. ahz).

De esta forma se ven los estrechos vínculos económicos entre el Estado y el sector privado para afrontar la crisis. La comunicación solicitaba apoyo a los grupos mercantiles con el fin de cubrir las necesidades económicas del gobierno para emprender obras de desarrollo. Lógicamente las obras públicas favorecían a la economía regional, los gremios mercantiles también ofrecían apoyo al Estado para realizar los proyectos de infraestructura. En esos intercambios de comunicaciones se observan las relaciones de poder entre el sector mercantil y el gobierno, dispuestos en algunos casos a cooperar para superar las crisis coyunturales que afectaban a toda la nación.

La Gran Depresión y sus efectos en la economía zuliana

Los efectos de la primera guerra mundial lograron ser superados en los primeros años de la década de 1920. La mayoría de las actividades mercantiles, de las casas comerciales y de los negocios en general normalizaron gran parte de sus actividades. El gobierno logró equilibrar sus ingresos. El incremento de la explotación petrolera ayudó a recuperar la economía zuliana que estaba en proceso de expansión. Ya para 1928 el petróleo era la actividad económica más rentable para el fisco nacional. En el cuadro 3 se evidencia el incremento progresivo de los recursos petroleros comparado con el valor del café y del cacao.

Cuadro 3.

Exportaciones en Venezuela (millones de bolívares y porcentajes de valor de las exportaciones totales)

Café y cacao Petróleo
Años Valor Porcentaje Valor Porcentaje
1913 109.1 71.4
1921 84.7 63.4 11.8 8.8
1929 158 20.3 593.6 76.2
1936 51.1 6.7 684.2 89

[i] Fuente: Miguel Izard (1970).

Para la época de la depresión ya Venezuela dependía más del petróleo que de la agricultura. El negocio agropecuario y la baja de los precios del café fue lo que más afectó la economía durante esa coyuntura. La Gran Depresión de 1929 acaecida en Estados Unidos3 afectó a las economías en el ámbito mundial, y tuvo su impacto particular dentro de la economía zuliana.

Las rentas del Estado no fueron el único ámbito económico afectado por las crisis del capitalismo internacional. Las consecuencias negativas fueron diversas tanto para los sectores mercantiles como para los trabajadores, como lo reseña McBeth (2016) en el caso de Maracaibo:

El impacto de la Gran Depresión sobre Maracaibo fue rápido y severo. La región experimentó una disminución de la actividad económica casi simultánea con la caída de las exportaciones de petróleo y de café. La baja de los precios del café implicó que los comerciantes de Maracaibo no pudieran extenderles crédito a sus clientes del interior del país con el resultado de que muchos negocios pequeños quebraron. Adicionalmente, la caída en salarios y sueldos también significó el cierre de muchos establecimientos, los cuales ofrecían servicios a los obreros que habían llegado en tropel, tanto a Maracaibo como a los centros petroleros; por ejemplo, en septiembre de 1931 solamente en Maracaibo quebraron 33 mayoristas importantes y 433 detallistas (p. 107).

La baja de los precios en el contexto mundial de los productos que Venezuela y Zulia exportaban para la época provocó una considerable disminución de las actividades económicas en el contexto regional y nacional, con el consecuente cierre de algunos pequeños negocios golpeados por la crisis. Los trabajadores también padecieron, como lo señala Lorena Bautista (2010): “Estas circunstancias repercutieron en la caída de los salarios y, por lo tanto, en la reducción de la oferta de trabajo” (p. 38).

Sin duda los grandes comerciantes siempre estaban mejor preparados económicamente ante la reducción de sus ganancias. Pero los pequeños comercios no tenían la misma capacidad para afrontar los periodos de crisis, y menos aún si eran prolongados. Ante esos efectos de la Gran Depresión en Venezuela y en particular en Zulia, en 1932 Pérez Soto, presidente del estado de Zulia para ese momento, puesto por Gómez en el cargo para consolidar el gomecismo en la región, planteaba que la crisis económica había generado una disminución de los puestos de trabajo y se pretendía regresar a los nacionales a otras regiones de Venezuela (Pérez Soto al ministro de Relaciones Interiores. Memoria y cuenta, Ministerio de Fomento, 1932. ahz).

Respecto a los extranjeros, Pérez Soto afirmó que había venido trabajando con el fin de promover que retornaran (Pérez Soto al ministro de Relaciones Interiores, 1932. ahz). Especialmente aquellos que no tenían un negocio próspero y estable en la región zuliana. La crisis de 1929 había producido la quiebra de algunas casas comerciales extrajeras; como reseña Bautista (2015): “La caída general de los precios, mejor conocido como la crisis de 1929, en donde la producción del café y la agroexportación en general entraron en crisis. La confluencia de estos factores influirá en la disminución de la presencia de las Casas Comerciales Extranjeras en el sistema económico venezolano hasta la progresiva desaparición de la mayoría de ellas” (p. 24).

Ante la quiebra de casas comerciales extranjeras, aumentó lógicamente el desempleo, por lo cual, Pérez Soto dispuso echar del país a los extranjeros que estuvieran en condición de improductividad. Se trataba de no abarrotar el mercado de trabajo, producto de la fuerte migración venida de otras regiones del país y del extranjero al estado de Zulia debido a la explotación petrolera.

Aun con toda esa crisis provocada por la Gran Depresión, el costo de la vida no disminuyó tampoco, como afirma McBeth (2016): “A pesar de esta pequeña recesión, los alquileres y los precios en general permanecieron constantes en vez de bajar como se esperaba. El suministro de productos locales como manteca, arroz, papas, cebollas y vegetales se volvieron más escasos por la pobre cosecha en el Zulia y en los estados andinos” (p. 88).

Esa situación económica afectó la capacidad de compra de los trabajadores. En este caso Pérez Soto sólo buscó establecer mecanismos de conciliación con el sector privado y se pidió el apoyo de la Cámara de Comercio de Maracaibo para negociar con el sector mercantil y así evitar un mayor incremento de precios. Por tal motivo, las autoridades se dirigieron a la cámara de comercio para pedir su colaboración:

La honorable cámara que usted preside, tiene la atribución legal de intervenir en la regulación de las transacciones que se sucedan en la zona mercantil de su jurisdicción, y el deber de colaborar, precisamente en los momentos actuales de las dificultades económicas que afectan al mundo, en el reajuste de los valores que se juegan en los mercados y en la protección eficaz de las clases necesitadas (Telegrama de la Secretaría del Estado al presidente de la Cámara de Comercio. Memoria y cuenta del Ministro de Fomento, 1931.).

De esta manera, ante momentos de crisis, el gobierno buscaba mecanismos de negociación con la cámara de comercio. En cada estado del país, estas organizaciones se habían convertido en las asociaciones gremiales más importantes con mayor número de comerciantes y negocios mercantiles de diferente naturaleza.

El sector privado era contrario a los controles e intervención del Estado; no obstante, es cierto que les convenía mantener una relación de conciliación para poder negociar con las autoridades la flexibilización de ciertos controles económicos o para obtener privilegios. El Estado buscaba el apoyo de los grupos privados para mantener la estabilidad económica y social. Se construía así una visión de la responsabilidad social del sector mercantil con el fin de superar las crisis y no afectar a las clases necesitadas.

Se buscaba crear nuevos principios en el sector mercantil en el que no predominara la idea de ganancia y maximización de los beneficios, sino su aporte para ayudar a los sectores más vulnerables. Esos discursos a favor de las clases vulnerables se expresan claramente en las consideraciones al aplicar políticas de gobierno, sobre todo ante esas situaciones de crisis económica:

Venezuela se atenúa de los efectos de actual crisis y malestar económico mundial, por medio de la acción fraternal de las autoridades, encaminado a proteger a las clases consumidoras en el equitativo abaratamiento de los artículos de primera necesidad.

Que la máxima de convivencia colectiva de “vivir y dejar vivir a los demás” debe ser eficazmente atendida por la acción gubernamental, para que surta sus efectos en el conglomerado social, a fin de que el inmoderado lucro de unos no se resuelva en escasez y privaciones para los otros (Reglamento de ley de mercados públicos dictada por el presidente del estado Zulia, 7 de julio de 1932. Decretos y resoluciones del estado Zulia. 1931-1934. ahz).

Nuevamente Pérez Soto se mostraba a favor de los grupos desvalidos e intentaba proteger a esos sectores del afán de lucro de las clases mercantiles, las cuales se “aprovecharon de la situación” para elevar los precios. La política proteccionista de las autoridades es lo que redujo considerablemente el impacto de la crisis económica, según el discurso del presidente del estado de Zulia.

De ahí que Pérez Soto estableció un porcentaje máximo de ganancia para los comerciantes del menudeo de los artículos de primera necesidad (véase cuadro 4).

Cuadro 4.

Ganancia para los menudistas de artículos de primera necesidad

Artículos de primera necesidad Máximo de porcentaje de ganancia
Maíz 25
Papelón 15
Caraotas en sus diversas clases 40
Frijoles en todas sus variedades 40
Harina en todas sus clases 15
Arroz 20
Papas 10
Sal 20
Café en grano 15
Café molido de primera 20
Café molido de segunda 10
Pescado fresco 30
Pescado salado 20
Plátanos 10
Carbón 10

[i] Fuente: Reglamento de ley de mercados públicos dictada por el presidente del estado Zulia. Decretos y resoluciones del estado Zulia. 1931-1934. ahz.

El porcentaje de venta iba desde un mínimo de 10% hasta un máximo de 40%. Los artículos de mayor consumo poseen el porcentaje de ganancia más bajo. Se consideraba poner ese control a la ganancia para evitar la especulación de los empresarios de acuerdo con las autoridades de la región. Esta medida, que era una variante de los controles de precios, estableció en su lugar un máximo a la ganancia, siempre con el rechazo de los sectores privados. Sin embargo, esas políticas de controles en realidad no ayudaban a resolver el problema de la inflación.

A pesar de la Gran Depresión y de esas medidas, Pérez Soto afirmaba que las rentas públicas habían progresado con la administración de Gómez y su propia gestión en el estado de Zulia:

Creada y controlada la renta, con superávit suficiente en las cajas y sin apelar al descreditado y oneroso recurso de los empréstitos, que venía comprometiendo más y más el crédito nacional, el jefe de la rehabilitación implantó una obra eficiente de fomento y administración.

En mi carácter de presidente del Zulia, yo he hecho lo mismo con el sistema rentístico estadual. He regimentado la hacienda del estado por nuevos métodos modernos y establecidos el mismo control en la liquidación y recaudación de los tributos, para que estos ingresen debidamente a las tesorerías, sin posibles puñales ni desviaciones (Exposición que el general Vicencio Pérez Soto presenta a la Asamblea Legislativa del estado Zulia en las secciones ordinarias, 1929, t. 2, leg. 6. ahz).

Como se ha afirmado, de hecho, las rentas del Estado sí mejoraron en tiempos de Gómez, y Pérez Soto también tuvo probidad en los ingresos y administración de los recursos del estado de Zulia. Si bien los sectores mercantiles reconocían los efectos de la crisis de 1929, alegaban que sus consecuencias eran menos perniciosas que en otros estados:

En Venezuela como en todos los demás países, se han sentido los efectos del actual desajuste económico mundial, sin embargo, la situación mercantil aquí es sin duda mejor que en muchos otros países. La solidez absoluta de la Hacienda pública y las grandes reservas de que dispone el erario del país […] naturalmente, que es imposible evitar, las consecuencias que derivan del malestar económico mundial y especialmente de la enorme baja que han sufrido los principales productos de exportación, café en particular, el cual ha sido afectado de una manera muy sensible por la baja que reduce su valor alrededor de un 40% (Revista Mercantil, 31 de marzo de 1930).

Los sectores mercantiles reconocían las fortalezas de la Hacienda pública nacional, lo cual favorecía el mitigar los efectos de una crisis que ciertamente afectó a las principales naciones del mundo para la época. De igual manera, ante el pago de la deuda externa en 1930,4 el Estado había dejado de pagar intereses por los préstamos extranjeros, cuando la mayoría de los países latinoamericanos mantenían altas deudas.5 Con ese logro el gomecismo se jactaba de haber alcanzado la independencia económica y ser un continuador de los héroes que alcanzaron la independencia política: “Si ellos realizaron la independencia política, me dije entonces, yo debo completar su obra realizando la independencia económica, y fundado la paz y organizada la hacienda pública para hacer que el crédito de la nación se levante vigoroso del estado de abatimiento en que se halla” (Mensaje que dirige Gómez al Congreso. Memoria y cuenta de 1930 presentada en reunión, 1931. ahz).

Era común en el siglo xix que los presidentes se vendieran como continuadores de la obra de los libertadores de la independencia, en especial de Bolívar como gran líder de ese proceso. De ahí que la deuda externa se pagó el día del aniversario de la muerte del libertador. Realmente en el plano económico Gómez logró el crecimiento de la economía venezolana; que cesara el pago de intereses, favoreció en gran medida el estado de las rentas nacionales y disminuyó el efecto de la Gran Depresión. La bonanza de los ingresos petroleros contribuyó a pagar las deudas del Estado.

El liberalismo ciertamente no planteaba una independencia o una autarquía económica, producía para un mercado internacional. Pero la dependencia económica a gran escala, sobre todo de préstamos extranjeros, sí llevó a cierta presión o subordinación entre los Estados a cambio de la concesión del crédito.

Gómez no dejó de negociar y otorgar privilegios al capital internacional, pero por lo menos en el marco de las finanzas se redujo la dependencia del exterior. El ser un fiel pagador como Gómez, a diferencia de su predecesor Cipriano Castro, quien fue un presidente venezolano hostil al capital privado, elevaba la confianza de los inversionistas para seguir trayendo sus capitales a Venezuela y el estado de Zulia en particular. Los mensajes de progreso y estabilidad económica eran recibidos de forma positiva por los sectores privados, aunque se hacía mención al efecto de la crisis en las rentas:

No obstante, la crisis que actualmente afecta a la economía mundial, y que ha desquiciado las bases económicas de importantes países del viejo y del nuevo continente, la renta general del despacho a mi cargo se ha mantenido equilibrada, con respecto al año anterior, lo cual es un claro exponente de la labor de organización y progreso que prosigue a grandes pasos la obra rehabilitadora y fecunda del benemérito patriota General Juan Vicente Gómez (Memoria y cuenta, Ministerio de Fomento, 1933, t. 1. ahz).

Es importante para los gobernantes enviar un mensaje de tranquilidad, la organización de las rentas es siempre uno de los logros expresados por los funcionarios públicos del Ministerio de Hacienda y de Fomento. A pesar de ser los años finales de la época gomecista, en lo económico, pese a la crisis mundial, ciertamente había una relativa estabilidad de las rentas públicas del Estado.

Sin embargo, había variaciones de los ingresos año por año y eso se veía en el cobro de impuestos. Entre el año 1932 los impuestos liquidados fueron de 51 243 103.30, y durante el mismo año la recaudación fue de 50 769 662.78. Por su parte en el año 1932-1933 fueron, respectivamente, de 48 968 238.65 y de 48 038 666.50 (Memoria y cuenta. Ministerio de Fomento, 1933-1934, t. 4. ahz).

Las recaudaciones podían variar en función de la capacidad económica de los grupos mercantiles. Si los negocios no andaban bien, eso afectaba sus aportes al fisco nacional y regional. En el año 1933 los ingresos disminuyeron un poco respecto al año anterior, pese a que la economía mundial comenzaba a normalizarse.

A pesar de eso, no hubo variaciones abruptas en la recolección de impuestos, sino pequeñas diferencias entre un año y otro. Pese a la política de exoneraciones fiscales, cada vez había mayor cantidad de sectores privados en el país, y en el estado de Zulia en particular, que aportaban recursos. El mercado regional zuliano tuvo una gran expansión durante el gomecismo pese a las crisis coyunturales del capitalismo mundial.

Conclusión

La primera guerra mundial y la Gran Depresión constituyeron dos de las coyunturas económicas más importantes que afectaron las economías capitalistas en el ámbito mundial. La paralización del comercio internacional y la vuelta de políticas proteccionistas aplicadas por los Estados en el periodo de posguerra dificultaron la estabilización de las naciones y pusieron fin al capitalismo de laissez faire y laissez passer*, para dar paso a una economía intervenida cada vez más por los Estados.

En el estado de Zulia las dificultades para comercializar se incrementaron y los negocios vinculados con capitales alemanes se deterioraron durante la primera guerra mundial. Asimismo, la baja de los precios de las materias primas durante la Gran Depresión afectó fuertemente a los negocios en la región. El problema del aumento de precios también fue una constante a partir de la primera guerra mundial y se extendió hasta comienzos de la década de 1930; era difícil equilibrar la oferta y demanda en un mercado en expansión con todavía muchos desequilibrios.

El encarecimiento de las importaciones se debió a las dificultades para comercializar y producir antes y después de la guerra mundial. Por otra parte, durante esas coyunturas disminuyeron los ingresos fiscales y las rentas aduaneras del Estado, lo que dificultó cumplir con las obras públicas y los gastos generales. Sin embargo, la explotación petrolera permitió al Estado la posibilidad de contar con importantes recursos. Lo que resultó en un incremento considerable en el presupuesto de Zulia entre 1918 y 1929.

La primera guerra mundial tuvo un mayor impacto sobre las rentas, ya que durante la Gran Depresión Venezuela y Zulia contaban con mejores ingresos producto de la explotación petrolera. Así, en 1930 Gómez logró pagar la deuda externa, además de aportar a la economía zuliana una mayor cantidad de ingresos económicos y consolidar un sector privado con una noción de emprendimiento y desarrollo, articulada con las autoridades regionales y nacionales, para lograr alcanzar la prosperidad de los negocios y hacer frente a las contingencias.

Sin embargo, los conflictos entre los sectores privados zulianos y las autoridades gomecistas no cesaron debido al aumento de impuestos, a políticas de controles de precios para frenar el alza de los precios, a la falta de pago de las deudas contraídas por el Estado, entre otros aspectos y medidas intervencionistas que dificultaron la resolución de las coyunturas. Gómez siempre mantuvo su disposición de apoyar la inversión y los capitales privados, pero durante las crisis y debido al fortalecimiento el Estado central, con el aumento de sus recursos, fue interviniendo cada vez más en la economía.

A pesar de eso, en las comunicaciones de sectores privados con el gobierno regional y el nacional se muestra cómo se trató de mantener la negociación para superar la crisis pese a los desacuerdos coyunturales. Pese a los incrementos de impuestos aplicados por los gobiernos regional y nacional, el impacto de la primera guerra mundial y la Gran Depresión se vio mitigado en Zulia por una economía que comenzaba a expandirse debido en parte a la explotación petrolera.

Otras fuentes

Archivos

ACM

Archivo del Concejo Municipal de Maracaibo.

AHZ

Acervo Histórico del Estado Zulia, Maracaibo.

AHM

Archivo Histórico de Miraflores, Caracas.

Hemerografía

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Referencias

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Notas

[1] Ese impuesto se calculaba periódicamente, y su monto iba en función de los ingresos de cada individuo.

[2] Además, bien conocida fue la tesis de Keynes (2002) sobre la inviabilidad de pedir una alta indemnización a Alemania por la guerra. Según el economista lo importante era reactivar las economías para normalizar el comercio mundial en favor de los países.

[3] Sobre la causa de la depresión en Estados Unidos es ilustrativa la tesis de la escuela austriaca de economía, que como bien explica Huerta (2011) se debió entre otras razones a la expansión crediticia de los años veinte impulsada por la Reserva Federal de Estados Unidos y su influencia sobre la estructura productiva.

[4] Con motivo del pago de la deuda externa, Pérez Soto decreta fiesta en la región: “que nuestra deuda externa tiene orígenes sagrados en la historia de nuestra heroica formación nacional, y el día en que se efectúa su cancelación definitiva será una fecha lustral para la liberación del país, porque es el día en que se consuma la independencia económica de Venezuela”. Decreto del presidente del estado Zulia por motivo del pago de la deuda externa, Maracaibo 10 de junio de 1930. Decretos y resoluciones del estado Zulia. 1925-1926. ahz. La fiesta se celebraba en función una vez más de alabar la figura de Gómez como “redentor y salvador del país”, que como todo caudillo mantuvo siempre la consigna de lograr y culminar los ideales de independencia expuestos por Bolívar y los demás héroes nacionales.

[5] Ante esa realidad económica de vulnerabilidad de naciones latinoamericanas y ante el escenario de la Gran Depresión, estas optaron por aplicar reformas para estabilizar sus economías (véase Marichal, 2010, p. 131). En Venezuela, pese al impacto de la crisis, no se aplicaron reformas tan a fondo debido a la relativa estabilidad de su economía.