El gran escape es una historia sobre el progreso visto desde una postura positiva y optimista en todo el mundo. El objetivo del libro es “suministrar una relación de la riqueza en el mundo, enfocada en el presente, pero también con una mirada retrospectiva para ver cómo es que llegamos adonde estamos ahora” (p, 28). El libro también es instructivo, ya que identifica todos los problemas y las vulnerabilidades a los cuales se ha visto sometido el hombre. Deaton conjuga importantes elementos sobre el bienestar, la salud y la prosperidad, por lo tanto se trata de una “danza sin fin entre el progreso y la desigualdad, sobre como ese progreso crea inequidad, pero también muestra como esa desigualdad en algunos momentos se convierte en útil pero con sus consecuentes rasgos de inutilidad para el progreso” (p, 23). El libro cuenta con una visión global, aunque algunos capítulos centran la atención en los Estados Unidos de América.
El libro está organizado en tres partes: “Vida y Muerte”, “Dinero” y “Ayuda”. Las dos primeras partes son de fácil entendimiento; mientras la tercera corresponde más a un argumento que a una ayuda externa para aquellos que se quedaron de más, como titula el capítulo séptimo, y lo que se muestra es una propensión a hacer más daño que bien. Si consideramos que el mundo es “enormemente desigual”, la vida es mucho mejor “ahora que en cualquier momento de la historia”. La desigualdad en el mundo de hoy es en gran medida la fuente del crecimiento económico moderno, los avances en salud, al igual que el progreso económico crea desigualdades sociales.
El capítulo uno corresponde a un tratamiento descriptivo de lo que se considera bienestar en el mundo. En él documenta el progreso en la disminución de la pobreza y también la disminución en las probabilidades de muerte. La salud y la riqueza han mejorado en reciprocidad entre los diferentes países del mundo, pero al mismo tiempo muestran también diferencias entre ellos, ya que existen desigualdades en los estándares y oportunidades de vida, así como en el bienestar. La relación entre los ingresos y la esperanza de vida al nacer es alta, pero no es constante ni lineal, pues esta última se encuentra sujeta a los ingresos y depende del producto interno bruto (pib) per cápita2 (p.47) y luego se estabiliza. Este es el mayor punto de transición del conocimiento en el que las causas de la mayoría de las muertes se desprenden de enfermedades infectocontagiosas y de enfermedades crónicas.
El autor presenta un conflicto respecto a la causalidad de los ingresos frente a la salud, ya que aparte de decir que las personas desnutridas necesitan dinero para suplir esta carencia, también los gobiernos necesitan dinero para los proceso de saneamiento de la población en general. Deaton menciona que el aumento proporcional de los ingresos se asocia con el incremento constante de la longevidad, que hay una mejora con el tiempo tanto en la salud como en la calidad de vida, pero con algunas interrupciones que presentaron algunos países, como China entre 1958 y 1961 con el “Gran salto hacia adelante”, debido a la política de industrialización y producción de alimentos que condujeron a la muerte de más de 35 millones de personas e impidieron el nacimiento de 40 millones más (p. 56). Otra fue la epidemia del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (sida) o vih.
El conocimiento práctico y los ingresos hacen que la salud mejore. Deaton argumenta que el conocimiento es fundamental y que los ingresos facilitan el acceso a otras variables del bienestar. Sustenta que si bien no existe una conexión necesaria entre el crecimiento económico y la reducción de la pobreza, gran parte de la reducción de la pobreza en el mundo es consecuencia del crecimiento económico de China e India, dos de los países más grandes del mundo. La teoría microbiana de la enfermedad, su descubrimiento y difusión fueron fundamentales para la reducción de enfermedades infecciosas así como para la reducción de la mortalidad infantil en el mundo.
Los conocimientos básicos se expandieron rápidamente en el mundo, pero la implementación de estos conocimientos no se hacía de inmediato. Por ejemplo, la trasmisión de enfermedades hoy en día se entiende como consecuencia de la falta de agua potable en algunas regiones y de agentes trasmisores que se expanden por falta de abastecimiento del preciado líquido. Acabar con los gérmenes en el agua potable, así como el saneamiento, requiere tiempo y dinero, además de la capacidad del Estado para plantear estrategias orientadas en ese sentido, las cuales no siempre estaban disponibles en el siglo pasado, como no lo están hoy en algunas partes del mundo (p.109).
El autor propone un desafío a partir de algunas interrogantes. ¿Por qué los niños en los países pobres mueren cuando no morirían si hubieran nacido en los países ricos?, esta pregunta es pertinente sobre todo en los países latinoamericanos, donde la brecha económica se ha convertido en unos de los pilares fundamentales para acceder a los servicios de salud. Los modelos empresariales perversos, aplicados a un sistema sensible para la población, también agravan el problema3. Dalton analiza particularmente a China para mostrar que “el crecimiento económico no aporta ninguna mejora” inmediata en el componente del bienestar de la salud; en China, que era una política a las autoridades, decidieron que el comercio se considerara como un aspecto de bienestar deferente, de hecho no existe una relación absoluta entre la velocidad de crecimiento de un país y el descenso en la tasa de mortalidad infantil cuando se analizan los datos de manera detallada por país. (p. 147). En este sentido existen muchos desacuerdos que tienen que ver con el servicio de salud prestado frente al tiempo dedicado en la prestación del servicio. La relación entre los gastos, los ingresos y su derivación a salud en los Estados Unidos son bastantes discutibles, ya que muchas personas no se dan cuenta de que lo que pagan sus empleadores por salud, a ellos se los descuentan en los salarios. En este sentido Deaton exige crear un mecanismo que permita al público entender los componentes que les son aplicados en la interacción entre sus ingresos y la salud, así como las formas en que el crecimiento del gasto en los servicios de salud afecta otros aspectos del bienestar del individuo.
Deaton da cuenta sobre el crecimiento económico, así como el aumento del nivel de vida de los estadunidenses, tanto en sus ingresos como en las fuentes que utilizan de manera apropiada, de tal manera que esto se ve reflejado en la calidad de vida, pero no les proporciona más felicidad. También documenta la desaceleración en el crecimiento per cápita del pib, aunado a las limitaciones del uso del pib para medir el bienestar de la población. Entonces, ¿cómo surge la desigualdad? La afirmación de Deaton va orientada a diferentes mecanismos. Uno de ellos corresponde al uso apropiación e inversión en ciencia y tecnología, ya que este tipo de desigualdades hacen parte de un sistema que eleva el nivel de vida de gran parte del mundo (p. 216.). El argumento de Deaton se centra en que incluso la igualdad de oportunidades no asegura los resultados que pueden ser temporales o transitorios, pues existe un profundo conflicto entre los incentivos y la desigualdad, tanto en las familias como en los países. El autor muestra una preocupación profunda por el crecimiento de la desigualdad en Estados Unidos y discute la política sobre las fuentes de los ingresos, así como la dinámica del salario mínimo. También centra su discusión sobre la política de impuestos y la regulación financiera que el Congreso de ese país analiza, como la presión que ejerce, la cual, dice, es demasiado grande (p. 238).
El aporte más relevante de este libro tiene que ver con la globalización así como la prosperidad generada después de la segunda guerra mundial. Cientos de millones de personas han salido de la pobreza así como de la miseria. Sin embargo, mientras que en los países más ricos los ingresos siguen creciendo, la experiencia de los otros países del mundo es mucho más compleja. Países como Botsuana, Tailandia, Taiwán, Corea del Sur, Singapur, China, Malasia y Hong Kong, crecieron a más del cuatro por ciento entre 1960 y 2010, lo que representa un aumento de siete veces en los ingresos medios. Empero, otros países no han crecido en absoluto, tal es el caso de Nigeria, Nicaragua, Madagascar, Haití, Guinea, República Democrática del Congo y la República Centroafricana. Este panorama real es peor de lo que se esperaba hace cincuenta años. No obstante, debido a que los dos países más poblados del mundo (China e India) se encuentran entre los de crecimiento más rápido, las personas promedio en el mundo está por encima de la media de su país (p. 281) esto podría considerarse como una buena noticia, pero no es entendible. Sin embargo es aún un misterio determinar por qué algunos países crecen más rápido y otros más lento. (p. 292).
La tercera parte está formada por un capítulo titulado “Cómo ayudar a los que se quedaron atrás” (p. 297ss.). Este podría considerarse como el más controvertido de los siete capítulos que conforman el libro debido a que aborda el tema de la “ilusión de la ayuda”. Esa creencia errónea de que la pobreza global podría ser erradicada si sólo los acaudalados de los países más ricos aportan más dinero a los países más pobres (pp. 298-304). El capítulo es esclarecedor y convincente en cuanto al dar y el recibir y saber qué hacer con lo que se recibe. Por consiguiente se podría afirmar que el crecimiento económico es la solución más segura y duradera para mitigar la pobreza.
Tanto el conocimiento como las ideas que abarcan el libro, desde la teoría de la erradicación de los gérmenes a la investigación que vincula al tabaquismo con el cáncer de pulmón, nos pueden ayudar a poner en práctica enseñanzas para beneficio de la salud. Vemos entonces que el conocimiento y la investigación son fundamentales para el crecimiento económico de una nación, pero la vías que las causa todavía están por determinarse, no son muy claras y, como lo señala Deaton, aún no sabemos lo suficiente para saber cómo ocurre el crecimiento y en qué momento se beneficiarán todos los países del mundo .
El gran escape, salud riqueza y los orígenes de la desigualdad es una lectura obligatoria en para entender diversos temas que conciernen al desarrollo, la economía y las condiciones sociales desfavorables, como se observa desde la importancia que tiene mejorar la salud de los pobladores de una nación, así como el bienestar que esto genera. Este libro es de lectura fácil y amena, dotado de información histórica comparativa y cuya naturaleza es multidisciplinaria.
Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano↩
La información corresponde a los precios ajustados en Estados Unidos en 2005, que se orientaba a personas que tenían ingresos hasta cerca de 10 000 dólares estadunidenses.↩
El caso más cercano es el de la empresa Saludcoop en Colombia, que ha sido no solo irresponsable, sino que ha afectado a un segmento de población vulnerable y con la complicidad de algunos actores de la sociedad Colombiana.↩