Esta obra colectiva, producto de la sesión El Comercio Mundial de la Plata y el Oro. Estudios Comparativos sobre México, Brasil, China e India (Siglos xvi y xix), del Tercer Congreso Internacional de la Asociación Mexicana de Historia Económica, celebrado en Cuernavaca, Morelos, en 2007, constituye un destacado aporte al desarrollo de una perspectiva más amplia en los estudios de América Latina. Coordinada por Bernd Hausberger y Antonio Ibarra, reúne once ensayos de investigadores de diferentes continentes, dedicados a explorar diversos aspectos de la producción, los flujos (por vías comerciales, fiscales y crediticias) y la acuñación de los metales preciosos americanos en la temprana fase de la historia de la globalización. Justamente, el estudio de los flujos del oro y la plata es el campo de indagación que une los diversos trabajos y los inscribe en la propuesta de los coordinadores del libro de ilustrar mediante estudios de caso la manera compleja en que dichos flujos afectaban los espacios regionales y los conectaban con distintas partes del globo en los primeros siglos de la globalización.
El volumen inicia con un ensayo que forma parte del debate sobre el inicio de la globalización. Se trata del capítulo de Dennis O. Flynn y Arturo Giráldez. En él, los autores desarrollan los argumentos de su postura, contraria a la propuesta de que la globalización comenzó hacia los inicios del siglo xix, cuando convergieron ciertos precios. Flynn y Giráldez sostienen que la globalización es un proceso histórico con orígenes en el siglo xvi, cuando, con el descubrimiento de América, “las macrorregiones densamente pobladas de la tierra iniciaron una interacción sostenida, ya sea directamente unas con otras o indirectamente a través de otras regiones, de manera tal que quedaron vinculadas profunda y permanentemente” (p. 31). Esta definición de globalización en términos amplios conduce a la existencia de variadas interconexiones (epidemiológicas, ecológicas, demográficas, culturales y económicas) y de diversas maneras en que las regiones se inscriben o influyen en las formas que asumen esas vinculaciones. Dar cuenta de cuestiones de tanta amplitud, sostienen los autores, constituye un desafío metodológico que exige un enfoque extenso. El lector del libro agradece la inserción de este capítulo, pues los indicadores conceptuales e históricos presentados lo introducen en los postulados de la historia global y le permiten realizar una lectura contextualizada y crítica de los estudios de caso que siguen.
En este punto inicia la secuencia de estudios de caso dedicados a diferentes espacios: Nueva España, Brasil, Europa, imperio otomano e India. En el primero de estos estudios, Bernd Hausberger reconstruye los efectos en el comercio regional de la plata producida en una región periférica de Nueva España. A partir de un impecable uso de una fuente judicial, un pleito iniciado en 1727 entre varios comerciantes y un rescatador de plata en el real de los Álamos, de la alcaldía mayor de Sinaloa, Hausberger ilustra los complejos mecanismos crediticios y comerciales implicados en el rescate de mineral del noroeste novohispano. Estos se basaron en adelantos y deudas que vinculaban al rescatador con su aviador local y a este con el comerciante de la ciudad de México que lo surtía de mercancías, y en condiciones contractuales y de pago donde intervenían más la confianza, la buena voluntad y la dependencia personal que las garantías suficientes o la vía judicial. Parte de estos mecanismos de comercio y crédito fue la manipulación de los precios y de las medidas por parte de los comerciantes y una flexibilidad arbitraria en el valor de los productos aceptados como medio de pago. Con su estudio el autor aporta elementos para una mejor comprensión de las formas que asumía la circulación de la plata en las regiones periféricas americanas y las repercusiones en las transacciones comerciales y de rescate de plata de la desmonetarización constante de Nueva España, a través del sistema fiscal y el comercio exterior.
Edgar Gutiérrez suma también al tratamiento del tema de las operaciones de rescate de metal. En su estudio se ocupa del intento del gobierno colonial de participar en el rescate de oro en Cieneguilla, Sonora, entre 1771 y 1774. Para ello nos muestra con detalle el modo en que se organizaron, financiaron y llevaron adelante estas compras por la Real Hacienda de los minerales que se estaban extrayendo y el relativo éxito que tuvieron en cuanto a ganancias se refiere.
Antonio Ibarra identifica y reconstruye el impacto de la producción de plata en Guadalajara a finales del siglo xviii y principios del xix. Al atender a la estructura de circulación del metal, muestra que, pese a su aparente marginalidad, comparada con otras actividades económicas regionales, la minería tuvo una “función virtuosa” en los procesos de expansión del mercado regional y de integración del mercado novohispano, pues significó la existencia de un saldo interno positivo en plata, orientado a cubrir los pasivos regionales con el comercio a larga distancia, es decir, las importaciones. Tal función esencial de la producción regional de plata era posible por la concentración de la plata regional en manos de los grandes comerciantes importadores de la ciudad. Ciertamente, el autor prueba que en este caso “poca plata era buena plata” (p. 146). Resulta de destacar el modo en que Ibarra construye la relevancia de su objeto de estudio, la producción de plata en Guadalajara, no en función de su magnitud, que era escasa, sino por la función que cumplía en el sistema regional de intercambios, esfuerzo que muestra dominio de la red de vinculaciones del mercado interno colonial.
En un estudio que se apoya en el modelo interpretativo de Assadourian sobre el papel de la minería en la economía colonial, Rafael Dobado y Gustavo Marrero examinan tres problemas: la importancia de la minería para el crecimiento económico del México borbónico, la intervención del Estado en el aumento de la producción de plata a través de la oferta de mercurio y el efecto negativo para la economía mexicana de la caída de la producción minera a partir de la independencia. Los autores establecen la existencia de una relación estable de largo plazo entre la producción de plata e ingresos fiscales (entendidos como indicadores de la actividad económica) que muestra una tendencia al alza que permite sostener que el sector minero impulsaba la actividad económica, que su crecimiento contribuyó al crecimiento económico de la Nueva España del siglo xviii. Este impulso que dio el sector minero a la economía se verá reforzado por la intervención del Estado imperial en la oferta de azogue al bajar los precios. La confianza de los autores en los efectos de arrastre de la minería colonial sobre la economía los lleva a sostener que el menor crecimiento de la economía mexicana a partir de la independencia y hasta 1870 tiene su explicación más acabada en los inconvenientes del sector minero y el fin del impulso que daba a la actividad económica; sin embargo, considero que esta explicación se ve condicionada por la ausencia de una reflexión sobre los posibles cambios que en el siglo xix se pudieron dar en el vínculo minería y economía y en el registro fiscal, que según los autores, permitía apreciarla.
Mariano Bonialian, por su parte, se ocupa del flujo de plata americana implicado en el comercio por el Pacífico a finales del siglo xviii. A partir de la revisión de estadísticas fiscales y los datos de decomiso o denuncias de contrabando, el autor muestra la relevancia del escenario mercantil del Pacífico y del flujo de plata que en él circulaba. Este escenario es presentado como una gran área geográfica, un triángulo de los puertos oficiales “que monopolizan la importación y exportación de grandes espacios económicos”, Manila, Acapulco y Perú, y en el que participan el intercambio Acapulco-Manila a través del galeón, los comerciantes peruanos, con sus compras en las costas occidentales de México de productos asiáticos traídos por el Nao, el comercio ilegal francés entre Perú y China del primer cuarto del siglo xviii y, por último, el tráfico legal entre México y Perú que se dio entre 1779 y 1783. Bonialian muestra con su ensayo las posibilidades analíticas de un enfoque que toma en cuenta los vínculos transregionales y globales.
Al estudio de la producción y circulación del oro se dedican los ensayos de Eduardo Flores Clair y Angelo Alves Carrara. El primero analiza la acuñación y la circulación del oro en Nueva España entre 1777 y 1822, centrándose en dos aspectos. Por un lado, en examinar los indicadores de amonedación de oro para mostrar el subregistro que se hizo en las cuentas oficiales e indagar un aspecto particular de este, el contrabando. Por el otro, en revisar los costos que enfrentaron los mineros en la explotación del metal aurífero y los posibles cambios derivados de la modificación de la política fiscal en 1777. Sobre este segundo aspecto, aunque Flores Clair reconstruye hábilmente las condiciones desfavorables de transacción del metal y los altos costos fiscales que enfrentaban los mineros auríferos, así como los caminos legales e ilegales que seguía el oro desde su extracción en bruto hasta las casas de moneda europeas y la amplia red de intermediarios que participaban en dicha circulación, los efectos de la política borbónica de reducir la carga impositiva sobre esta minería resultan apenas delineados.
El ensayo de Alves Carrara brinda nuevos datos sobre los montos totales de la producción de oro en Brasil a lo largo del siglo xviii y proporciona al lector una reseña de los rasgos particulares de la producción, circulación y fiscalización aurífera brasileña, así como de las repercusiones del metal en términos demográficos y de conformación de mercado interno en Brasil. Vale resaltar el conocimiento que demuestra el autor de las fuentes referidas a la producción y circulación del oro.
Cierran el volumen tres estudios que se ocupan de los flujos de oro y plata y su influencia en regiones fuera de América. Renate Pieper se centra en las repercusiones en Europa de los metales preciosos americanos, comparándolas en los dos periodos de auge que tuvo la minería americana (1531-1620 y 1731-1795 a 1808). Dicha comparación le permite una visión más completa y de larga duración de las funciones que tuvieron los metales preciosos en las economías y sociedades europeas y superar, tal como señala, la disyuntiva de los análisis que ponían en el centro la economía europea para el siglo xvi y los efectos de la minería en las regiones productoras para el siglo xviii. Subraya así que la bonanza americana tuvo varios niveles de influencia en Europa: en los precios, con un alza más bien moderada en el siglo xvi y más marcada en el siglo xviii; en la capacidad europea para saldar su déficit comercial crónico con Oriente; en la crisis de la minería centroeuropea en el siglo xvi y en su recuperación en el xviii, en los cambios del sistema crediticio y, finalmente, en el proceso de modernización y de sustitución de importaciones de la industria europea a partir de finales del siglo xvii y principios del xviii.
El ensayo de Sveket Pamuk expresa el espíritu del volumen, al mostrar que dos coyunturas distintas de largo plazo en la historia monetaria otomana sólo pueden ser entendidas adecuadamente tomando en cuenta tendencias globales más amplias. Así, el deterioro de las condiciones económicas, fiscales y monetarias en el imperio otomano entre las últimas dos décadas del siglo xvi y finales del xvii es explicado al considerar tanto las fuerzas y procesos locales (escasez de plata a causa de gastos militares crecientes, déficit fiscal y descenso del comercio de caravanas) como los fenómenos comparables de deterioro de la minería de plata, provocado por la llegada de cantidades crecientes de plata americana, y los flujos de plata destinados a cubrir déficits comerciales que afectaron a muchas partes de Europa y Asia durante el mismo periodo. Del mismo modo, la recuperación comercial y económica y la estabilidad fiscal del siglo xviii se debió no sólo a una tendencia ascendente de las actividades agrícolas y artesanales y de los niveles de producción monetaria del imperio, sino a la reactivación de las minas argentíferas otomanas que formó parte de una tendencia general que se observaba en Europa y en América, particularmente en México. Esta disponibilidad creciente de plata en Europa se tradujo en una mayor circulación de plata en el imperio otomano como consecuencia de una balanza comercial favorable con los territorios europeos en esa etapa.
Om Prakash, por su parte, aporta al tema de la caracterización de los flujos globales de metales preciosos y a la reflexión sobre la influencia que estos tuvieron en las diferentes regiones. Dirige su atención a los flujos de metales que desde diversas partes del globo llegaron a la India entre los siglos xvi y xviii y a su impacto en la economía local. Desde un enfoque cuantitativo, reconstruye las rutas por las que llegaba la plata americana-europea a la India, vía el Levante y Asia occidental y vía el cabo de Buena Esperanza, y muestra que la primera fue dominante durante los siglos xvi y xvii, mientras la segunda se vuelve preponderante en el siglo xviii. El análisis de evidencia estadística también le permite mostrar la importancia de los flujos de la plata japonesa a la India durante el siglo xvii. En todos los casos, Prakash muestra que la plata extranjera llegó a India por la intermediación de comerciantes indios o de las compañías mercantiles europeas que invertían en mercancías para su reventa en Europa y Asia. Respecto a las implicaciones que tuvo la importación de estos metales para la economía india, argumenta a favor de un efecto positivo a partir de un incremento en el abastecimiento de monedas, su inversión en sedas indias, textiles y otras mercancías, el avance de la monetarización del cobro de los impuestos y el surgimiento de empresas bancarias e instrumentos de crédito sofisticados.
La variedad de espacios y temporalidades y también de temáticas dentro del estudio de los metales preciosos es uno de los principales atractivos de este volumen. Aunque no podemos dejar de mencionar, como lo hacen los propios coordinadores, lo útil que hubiera resultado contar con estudios de otros espacios importantes en esa globalización vista desde los flujos de oro y plata como fueron los Andes, China y Japón. Asimismo, se debe señalar que la temporalidad de los trabajos para América se restringe al siglo xviii, en especial hacia su segunda mitad. Además, considero que un glosario de términos mineros habría sido sumamente provechoso para el lector de la obra, sobre todo para una mejor comprensión de los análisis de fuentes que presentan varios autores, y qué referencias entre los textos que forman parte del volumen le hubieran dado mayor integración. Por otra parte, la variedad de temas que indagan los autores en su atención a los flujos de oro y plata es destacable: el Estado imperial interventor, la cotidianidad del comercio, el mercado interno, el crédito, los efectos económicos de la plata, la amonedación, las conexiones mercantiles interamericanas, los circuitos mercantiles regionales, el contrabando, etcétera.
De lo dicho hasta aquí, aunque los ensayos hacen un uso diverso del enfoque que toma en cuenta las interconexiones globales y se consiguen resultados variados a la pretensión de historiar los primeros siglos de la globalización, esta obra sí cumple con los objetivos centrales que se había propuesto, aporta trabajos que ofrecen elementos para resaltar las interconexiones de la temprana fase de la globalización y los efectos del oro y la plata en los diferentes espacios regionales, y que ponen el estudio del devenir de América Latina en un contexto más amplio. Muestran que el enfoque global, al cual la mayoría de los autores del volumen se compromete, es una lectura posible, necesaria y que posibilita aportes significativos.
Élida Tedesco
Universidad Autónoma de San Luis Potosí, San Luis Potosí, México.