Reseñas

Guy Pierre, Natalie Lamaute-Brisson y Gusti-Klara Gaillard-Pourchet (eds.), Histoire économique de la Caraïbe (1880-1950): Economies sucrières, systèmes bancaires et dette extérieure, modèles de développement et rivalités impérialistes, Puerto Príncipe, Université d’État d’Haïti, 2012, 459 pp.

Que la historia económica del Caribe ha entrado en una etapa de creciente florecimiento se observa en el libro colectivo que presentamos, así como en la reciente obra de Victor Bulmer-Thomas sobre la compleja evolución económica de la región en el largo plazo.1 El editor principal del libro que comentamos es Guy Pierre, historiador económico haitiano, quien ha sido promotor y presidente de la Asociación de Historia Económica del Caribe, la cual ha celebrado su primer congreso en Santa Marta, Colombia, 2011, y su segundo congreso en Santo Domingo en junio de 2013. Estas reuniones ilustran el hecho de que ya existe un universo importante de especialistas de numerosos países de América y de Europa en dicho campo, quienes exploran y explican tanto la historia económica en las diversas etapas coloniales como en la era de las modernas independencias de las islas-naciones que componen esta amplia región.

La diversidad de procedencia nacional de los practicantes de la historia económica del Caribe se observa con claridad en este volumen, que, además, tiene el mérito de permitir y alentar una coexistencia pacífica y amable entre tres idiomas: francés, inglés y español. Esto me parece excepcional, pues muestra una clara vocación de diálogo multicultural, reconociendo que hoy en día es importante romper los moldes de nacionalismos tradicionalmente cerrados para pasar a la globalización. Ello se observa al inicio del libro, con una introducción redactada en los tres idiomas, y a través de los distintos ensayos, siete en francés, cuatro en inglés y siete en español. Es de particular utilidad el hecho de que cada capítulo contiene resúmenes en cada una de estas lenguas. También es destacable que la reunión académica que dio pie a este volumen se realizara en Haití antes del devastador terremoto en 2010, y que a pesar de este hecho pudo realizarse con éxito este proyecto editorial.

En efecto, el libro demuestra la vocación de los editores, intelectuales haitianos, por establecer diálogos fructíferos con sus colegas historiadores que participan en la edición, autores originarios de Francia, Trinidad, Barbados, Cuba, España, Santo Domingo, Estados Unidos, Venezuela y Puerto Rico. Tal variedad sugiere que el volumen es tan rico en temáticas y perspectivas diferentes que podría haber corrido el riesgo de ser disperso por la multiplicidad de temas analizados. Por fortuna, existen tres hilos conductores analíticos que se imponen, los cuales son el estudio de las economías de plantación y sus ciclos, las finanzas y el comercio en el gran Caribe; todas materias que permiten transitar exitosamente en la lectura de los sucesivos capítulos que cubren una buena parte de la historia de los siglos XIX y XX.

En tanto no es posible comentar cada ensayo, nos limitamos aquí a subrayar ciertos paralelos de dos ejes analíticos que sugieren interesantes posibilidades de estudio comparativo a futuro. Debe destacarse la importancia de comparar los ciclos y crisis de las economías del Caribe en la época moderna. De acuerdo con Pedro Welch, en su estudio de la economía azucarera en Barbados, es importante tener en cuenta el impacto de las crisis en la primera mitad del siglo XIX para luego considerar la recuperación que se experimentó en dicha isla en los años de 1860 a 1874. Curiosamente, ello contrasta con los planteamientos de Óscar Zanetti, quien –en sus numerosas obras– ha resaltado el auge azucarero en Cuba durante la primera mitad del siglo XIX, para luego hacer hincapié en los impactos de las crisis de 1857, la de 1866 (subrayada especialmente por Inés Roldán) y las crisis posteriores de fin de siglo. En todos estos casos se enlazaban las crisis productivas con las financieras. Esto, a su vez, nos habla del contrapunto constante que es necesario tener en cuenta para entender la evolución económica de las islas del Caribe. Es evidente, por ejemplo, que el declive de la economía azucarera en Haití en la primera mitad del siglo XIX, por ejemplo, le dio oxígeno a Cuba, mientras que la guerra de los diez años en esta última, abriría posibilidades para un aumento de la producción del azúcar en las islas inglesas y otras tierras.

Al analizar los ciclos y crisis del azúcar en el tardío siglo XIX en la isla de Guadeloupe, Alain Buffon nos hace ver la importancia de la competencia más allá de la región, es decir, con la producción de azúcar de remolacha (o betabel) en Europa y Estados Unidos. Este fenómeno comenzaría a producir una gran división entre naciones productoras del dulce en el centro y en la periferia, hecho que aún es una realidad dinámica hoy en día y cuya importancia no debe menoscabarse, pero que sólo recientemente comienza a cobrar la importancia que merece en la historia económica comparada. De allí, por ejemplo, que las crisis de 1882 y 1884 –dependiendo del país– provocaran tantos problemas para la producción azucarera tradicional, antes de entrar en una nueva etapa de industrialización más avanzada con la introducción a fines del siglo XIX de las grandes refinerías de azúcar o usinas, como suelen decir los brasileños.

Otros grandes ciclos y crisis del azúcar que fueron importantes en el primer tercio del siglo XX también son estudiados y remarcados en este libro, en particular el gran ciclo expansivo durante la primera guerra mundial y el explosivo derrumbe en la crisis de commodities de 1920 a 1921, que llevaría a una nueva crisis de los precios del dulce y a la quiebra del sistema doméstico bancario de Cuba, con impactos algo más atenuados pero importantes en otras economías de la región. Aún más grave fue el impacto de la gran depresión en los años treinta, que habría de poner en tela de juicio los modelos productivos tradicionales de toda la zona del Caribe, como se observa en muchas de las ponencias del congreso en Santo Domingo.

Finalmente, un tema que recorre buena parte del libro es la historia financiera y en particular la historia bancaria. Me parece que los ensayos reunidos aquí sugieren un avance importante sobre trabajos de historia económica anteriores más centrados en producción y comercio, ya que sugieren que sin entender las finanzas resulta difícil articular una explicación que permita conocer el conjunto de cada economía. Uno de los problemas fundamentales para los historiadores consiste en determinar cuándo empezaron a cobrar importancia los bancos en la región. Los ensayos de Buffon, Roldán y Zanetti hacen hincapié en lo temprano de su fundación y actuación, desde los años de 1850 en adelante. A su vez, los trabajos de Guy Pierre, Gusti Gaillard y de nuevo Inés Roldán y Óscar Zanetti nos explican la importancia de la participación de los bancos nacionales de fines del siglo XIX y los problemas que enfrentaban, sobre todo en el manejo de la deuda pública.

Por su parte, también está presente el tema de la tardía formulación de políticas monetarias –comprensible por la dificultad de establecer soberanías monetarias propias en países de raigambre colonial o bajo la influencia de una gran potencia internacional. De allí también el interés que tiene estudiar factores y personalidades externos a la región, especialmente en el siglo XX. El estudio de Franklin Franco Pichardo sobre la deuda exterior y la transformación del sistema monetario y bancario de la República Dominicana entre 1930 y 1947, resulta especialmente ilustrativo. Pero también lo son los ensayos que analizan el desempeño de los asesores o consejeros monetarios externos, como es el caso de Edwin Kemmerer, en los años de 1920, estudiado por Paul Drake y Rebeca Gómez Betancourt, quien analiza la trayectoria de esta figura influyente en la fundamentación ideológica del sistema del patrón oro que configuró una temprana arquitectura monetaria internacional. Por su parte, es de gran originalidad el estudio de Jerome Wilson sobre Robert Triffin en las tempranas misiones del Fondo Monetario Internacional en la República Dominicana.

En el último tramo del libro se incluyen dos ensayos de gran originalidad sobre la industrialización de los años de 1940 en Puerto Rico y la temprana banca de fomento en la isla –hoy es más habitual decir banca de desarrollo. Estos capítulos nos remiten a los enormes desafíos que han enfrentado todas las islas-naciones del Caribe que han aspirado a contar con algunas industrias pero que han enfrentado obstáculos, en muchos casos insuperables, por lo que hoy en día se cifran mayores esperanzas en la economía de servicios como camino hacia un futuro más promisorio. Sin duda faltan otros capítulos de la historia económica y financiera del Caribe en este libro, como podría ser el estudio de las transformaciones financieras de los últimos decenios y la forma en que se han transitado las turbulentas aguas que han seguido al huracán financiero de 2008. Pero, en todo caso y con seguridad, el libro que se presenta hoy constituye un peldaño importante en la historia económica comparativa y por ello merece ser leído y discutido ampliamente.

Carlos Marichal
El Colegio de México
Ciudad de México, México

1 Bulmer-Thomas, V. (2012). The Economic History of the Caribbean since the Napoleonic Wars. Cambridge: Cambridge University Press. Existe un sitio web de estadísticas históricas en <http://www.cambridge.org/9780521145602>, si la biblioteca que lo adquiere hace el contacto con la editorial.