Am. Lat. Hist. Econ., núm. 36, julio-diciembre, 2011, pp. 238-242. http://alhe.mora.edu.mx/index.php/ALH


Reseña

 

Mario Rapoport y Noemí Brenta,
Las grandes crisis del capitalismo contemporáneo
Argentina, Capital Intelectual, 2010, 368 pp.

 

A causa de su profundidad y de la incertidumbre sobre su evolución y consecuencias, la crisis económica iniciada en 2007 ha recibido una gran atención por parte de estudiosos de las más diversas disciplinas, así como por los responsables de la conducción económica y política de distintos países y organismos internacionales. Circula actualmente un importante número de ensayos y libros en los cuales, desde diferentes enfoques y con distintos grados de precisión, el fenómeno es interpretado y sujeto a prospectiva, en no pocas ocasiones sin tomar en cuenta su complejidad.

En medio de esta explosión editorial, Le Monde Diplomatique ha publicado el libro Las grandes crisis del capitalismo contemporáneo, escrito por dos prestigiados investigadores argentinos, Mario Rapoport y Noemí Brenta. La obra es el fruto de una exhaustiva investigación que se distingue por abordar el tema desde un enfoque histórico, comparativo y multidisciplinario. Perspectiva poco trabajada, compleja y que implica un gran desafío, pero que a cambio contribuye en mucho a la comprensión de la materia examinada y da paso a nuevas reflexiones.

Vale anotar desde ahora que, contrariamente a lo que pudiera suponerse, el rigor académico del estudio no es un impedimento para que el libro pueda ser leído por los no iniciados en el lenguaje económico. Por el contrario, buen cuidado tuvieron los autores en ir explicando en cada caso, sin que apenas se advierta, las teorías y los conceptos con que el mundo de la economía nos ha saturado en los últimos tiempos.

Desde el primer párrafo de la introducción, Rapoport y Brenta hacen explícita la tesis central de su estudio, la cual rescata de los estrechos límites de la coyuntura los orígenes de la crisis actual, la más profunda desde los años treinta, y su indefinido futuro: "las sucesivas crisis -señalan-, aun las locales o regionales, que afectaron la economía mundial y se repitieron con llamativa periodicidad en las últimas décadas del siglo XX y principios del XXI, no fueron hechos aislados. La crisis que estalla en 2007 -agregan-, se parece más bien a un tren que viene de lejos y descarrila por etapas en el curso de una loca carrera hacia un destino incierto." A partir de esta su-gerente interpretación, los investigadores universitarios se proponen examinar la crisis contemporánea comparando históricamente las tendencias cíclicas del capitalismo y la forma en que se produjeron las distintas crisis. Su periplo lo realizan del presente hacia el pasado, con el fin de llegar a la esencia del problema "donde se ocultan los elementos más antiguos y profundos de la crisis".

Todavía en la introducción, los autores anticipan, como efectivamente lo harán a lo largo de su exposición, que en el estudio de las grandes crisis, además de la economía, incorporarán los aspectos políticos y sociales de mayor relevancia, el contexto internacional y las coyunturas internas, así como el examen de las principales corrientes del pensamiento económico y las políticas económicas predominantes en cada época. En otras palabras, en oposición a los enfoques reduccionistas -como el paradigma neoclásico dominante en nuestros días- integran en su estudio las diversas dimensiones de la realidad y de su dinámica.

Antes de entrar de lleno al análisis del tema, en el primer apartado del capítulo I, Rapoport y Brenta realizan una revisión teórico-conceptual de los ciclos económicos y las crisis, sus características y sus distintas fases en el desarrollo del capitalismo, a partir de las aportaciones de las distintas escuelas de pensamiento y de sus autores más representativos, misma que continúan en los siguientes capítulos para cada una de las grandes crisis. Su inclusión es particularmente atinada para acercar a la temática a aquellos jóvenes economistas que fueron víctimas de su eliminación en el currículo de un número significativo de instituciones dedicadas a su formación, cuando la corriente dominante creía que el mundo había llegado a lo que Francis Fukuyama llamó, en 1992, "el fin de la historia". Pero ha sido la misma historia la que ha vuelto a mostrar que la economía de mercado tiene algunas reglas y una de ellas es su comportamiento cíclico. No extraña entonces que, frente a la crisis que hoy en día padecemos, sean cada vez más las voces que, como la de Paul Krugman, llaman a replantear el contenido y el propósito de la enseñanza de la economía.

Dada la extensión y complejidad de la obra, no parece prudente intentar resumirla en estas pocas páginas. La reseña de su introducción y de la riqueza interpretativa que ofrece su metodología de análisis y exposición parecerían razones suficientes para percatarse de que se trata de un libro importante, tanto por la nueva lectura que brinda sobre las crisis, en particular sobre la actual, como por las reflexiones que del mismo se desprenden.

Además de la introducción, las conclusiones y una amplia y actualizada bibliografía, el libro consta de cinco capítulos, ordenados conforme al plan de la obra de ir del presente al pasado: I. Las crisis del capitalismo en una perspectiva teórica e histórica; II. El neoliberalismo y sus crisis; III. La crisis mundial de 2007-2010; IV. Las crisis de los años setenta y ochenta, y V. 1929, la primera gran crisis del capitalismo contemporáneo.

Como los títulos apenas insinúan la riqueza temática de cada uno de ellos, no está por demás anotar que tempranamente, en el primer capítulo, Rapoport y Brenta se ocupan del estudio de la evolución y análisis comparado de las crisis del capitalismo. Desde nuestra particular opinión es quizá, sin demérito del resto de la obra, la parte más sugerente y propositiva desde la perspectiva de los ciclos económicos, así como de las similitudes y diferencias entre las distintas crisis. Entre las primeras sobresale el elevado desempleo, la acentuada desigualdad en la distribución de los ingresos y una notable inestabilidad, elementos que precedieron a la gran crisis de 1929 y a la hoy presente. De alguna forma, este apartado es una vigorosa síntesis analítica del libro.

Interesa subrayar también que, tal vez por su condición de latinoamericanos, en las secciones donde los autores analizan el comportamiento de las naciones atrasadas, en especial las de América Latina, no aparecen estas a modo de telón de fondo -al estilo de los coros griegos-, como en ocasiones sucede en los trabajos abocados al estudio del ámbito mundial. En contraste, es posible apreciar claramente la dinámica interna de los países de la región, sus particularidades y sus interrelaciones con el proceso global. De esta forma puede valorarse en su justa dimensión, por ejemplo, el hecho de que los periodos de crecimiento de la economía estadunidense coincidan con crisis profundas en la periferia.

Tampoco puede dejar de mencionarse que el análisis y la descripción narrativa se condensa en un número importante de cifras, cuadros estadísticos, gráficas y recuadros de texto. Estos últimos constituyen pertinentes síntesis e incluso estudios de caso: "Características de la globalización neoliberal de fines del siglo XX y comienzos del XXII"; "Diez razones para explicar la crisis"; "Auge y caída de Enron y Parmalat"; "Especulación y especuladores"; "Los efectos del modo de producción y de consumo sobre el medio ambiente, la población y los recursos naturales"; "Plan de rescate y ajuste de la economía griega según el FMI", y "Cronología de las políticas de intervención ante la crisis". Entre las gráficas se encuentran algunas de una gran riqueza visual. Tal como la número ocho del capítulo I, titulada "Burbujas especulativas y crisis en el mundo, 1970-2006". En ella, de una sola mirada, se observan las oscilaciones financieras cíclicas más importantes a escala mundial ocurridas durante ese periodo, así como 18 burbujas y crisis, cada una de las cuales será analizada en profundidad en los capítulos III y IV, dependiendo de su ocurrencia temporal.

En este caso, narración e imagen constatan, como concluyen Rapoport y Brenta, que la crisis de 2007 fue precedida desde mediados de los años setenta por una sucesión de crisis de distinta magnitud y duración en diversos países o regiones. Ratifican también su observación sobre el comportamiento económico y financiero altamente inestable, inherente al esquema neoliberal, y lo incomprensible que resulta el que la crisis no se haya previsto; lo mismo que sucedió en 1929. En realidad, desde una visión histórica, el cuestionamiento pertinente ya no era si habría o no una nueva crisis, sino en qué lugar y cuándo iniciaría. Todavía más, que Estados Unidos estaba en recesión sólo fue admitido por muchos expertos economistas de la corriente dominante hasta el mes de diciembre de 2008, cuando el Buró Nacional de Investigación Económica (NBER) -organización privada, sin fines de lucro, encargada de dictaminar al respecto- declaró que dicha recesión se había iniciado desde diciembre de 2007. Por cierto, el NBER acaba de anunciar el 27 de septiembre de este 2010 que la recesión concluyó el pasado mes de junio. Sin embargo, la actual crisis europea, que también analizan los autores, muestra que, a escala mundial, la situación recesiva no ha finalizado.

En forma atinada, no es sino hasta el último apartado, "A modo de conclusión" -porque la cuestión sólo puede abordarse con seriedad después de una investigación profunda, como la realizada-, que los docentes de la Universidad de Buenos Aires reflexionan sobre una de las interrogantes que la incertidumbre sobre la posible evolución de la crisis actual ha vuelto a traer a la polémica de nuestros días: la nueva gran crisis del capitalismo: ¿el eclipse de la hegemonía estadunidense?

La pregunta es oportuna, considerando que es posible descubrir señales históricas y teóricas que parecen apuntar a la potencial presencia de una crisis de hegemonía. El fenómeno ha sido estudiado desde tiempo atrás, principalmente por una corriente académica que Rapoport y Brenta examinan en la sección "Ciclos económicos y crisis: conceptos y teorías", del capítulo I. Tal como lo describen, esta escuela del pensamiento propone la existencia de "ciclos sistémicos de acumulación" que se vinculan a innovaciones tecnológicas, cambios geopolíticos y, especialmente, a la modificación de las hegemonías a lo largo de la historia. Haciendo énfasis en este último punto, Giovanni Arrighi, en su extraordinario libro El largo siglo XX -el cual abarca 700 años y los ciclos genovés, holandés, británico y estadunidense-, ha propuesto el predominio de la expansión financiera sobre la expansión material como el rasgo más sobresaliente en la transición de una hegemonía a otra, particularmente en el país que está dejando de ser hegemónico.

En su expresión contemporánea, este fenómeno que los investigadores argentinos denominan "reinado de las finanzas sobre la economía real", se despliega en los marcos de la fase capitalista de globalización neoliberal. Iniciada alrededor de mediados de los años setenta, la globalización -conceptualizan en su texto los autores- se caracteriza por la aplicación a escala mundial de políticas orientadas al predominio de la economía de mercado, la desregulación de la actividad económica y de los flujos internacionales de capital productivo, comercial y financiero, la disciplina de la fuerza laboral, el desmantelamiento del Estado de bienestar y el sobredimensionamiento de la esfera financiera, en este último caso -especifican-en gran parte de carácter especulativo.

Verificando también la dirección de causalidad propuesta por Arrighi, los estudiosos anotan en el capítulo III, al examinar las crisis del centro, que después de la quiebra de la bolsa de 1987 y la crisis de las cajas de ahorro y préstamos de 1989, puesto que "la economía basada en la producción seguía sin brindar las ganancias que requería el capital, este se volcó aún más a la especulación".

No obstante -y aunque reconocen que "la historia indica que los imperios no duran para siempre", así como la naturaleza crítica de la situación por la cual pasa Estados Unidos- Rapoport y Brenta piensan que lo que muestra la crisis desatada en 2007 es el fracaso y fin de la etapa de la globalización neoliberal, en tanto que la declinación se avizora a largo plazo, siendo lo más probable la perpetración de un nuevo "reparto" imperial.

Por lo pronto, puesta su visión en el futuro inmediato, los autores finalizan el libro -tal como sucede con toda investigación valiosa- planteando nuevos cuestionamientos y sus posibles respuestas: ¿puede Estados Unidos lograr transferir una vez más su crisis al resto del globo gracias a su supremacía militar y geopolítica -que se expresa también en la colocación del dólar como moneda hegemónica-, o esta vez la salida será una pérdida de posiciones?; ¿podrá recuperarse como en el pasado, en buena medida gracias a circunstancias excepcionales, como las guerras; o a la posibilidad de descargar sus crisis sobre otros países; o al repentino derrumbe de sus rivales, como pasó con la antigua URSS; o debido a un salto tecnológico basado en innovaciones que aún no se vislumbran?

Después de reflexionar sobre estas alternativas y ciertos de que "las crisis del capitalismo han significado siempre cambios económicos y políticos traumáticos [...] y que sin duda ya nada será igual que antes", exhortan a aprender la lección de lo sucedido. Pero sobre todo, subrayan, "procurar que la explotación inadecuada o excesiva de las enormes riquezas del planeta no ponga en peligro su futuro y que los ingresos disponibles puedan distribuirse de una manera más equitativa entre todos los habitantes del mundo". Así concluye este magnífico libro que el lector, atento y verdaderamente interesado en comprender las claves de nuestro presente y las dificultades del futuro que nos depara, no puede menos que incorporar a su conocimiento.

 

Elsa Gracida
División de Estudios de Posgrado
Facultad de Economía
UNAM