Am. Lat. Hist. Econ., núm. 36, julio-diciembre, 2011, pp. 234-237. http://alhe.mora.edu.mx/index.php/ALH


Reseña

 

Patricia Barrio de Villanueva (dir.),
Crisis y transformación en la vitivinicultura mendocina. 1890-1955,
Mendoza, Zeta/Facultad de Filosofía y Letras, 2010, 203 pp.

 

Cada vez es menos discutida la tesis que postula que la comprensión de la realidad nacional se construye mejor a partir del conocimiento de las regiones que la conforman. Partiendo de allí, la reconstrucción y análisis histórico de las realidades regionales y, en especial, de las economías regionales, viene afianzándose como un interesante y fructífero campo de nuevas pesquisas que abordan interesantes procesos, actores y espacios de una gran potencialidad explicativa. Desde hace un par de décadas, en el ámbito académico se están produciendo nuevas investigaciones que interpretan y revisan las economías regionales, sus permanencias y transformaciones, sus elementos comunes y sus matices. La obra que aquí comentamos se inserta en estos nuevos estudios y constituye un valioso aporte a la reconstrucción histórica de la región vitivinícola argentina al colocar el foco en Mendoza, la provincia productora de uvas y vinos más importante de Argentina.

La obra se divide en dos grandes partes. La primera agrupa un conjunto de investigaciones que analizan la elaboración de uvas y vinos en Mendoza, desde fines del siglo XIX hasta mediados del XX, mostrando el avance y consolidación de la producción y deteniéndose en el análisis de las crisis que la afectaron. Más específicamente, los trabajos exploran -con excepción del artículo de Hirschegger-, la problemática vitivinícola mendocina a partir del eje analítico de la crisis de 1914, alrededor del cual son recreados y analizados contextos, conflictos, actores y espacios. La incorporación del trabajo de Hirschegger a este volumen se justifica, creemos, en la originalidad de la temática y del periodo estudiado, ya que son prácticamente inexistentes los estudios que vinculan la acción del Estado nacional provincial con la producción vitivinícola en el periodo de los primeros gobiernos peronistas. La segunda parte reúne varias fuentes documentales, material valioso que sustenta la mayoría las investigaciones anteriores y que posibilita nuevos interrogantes y estudios a partir de su relectura.

El primero de estos trabajos, a cargo de José Luis Tello, se presenta como imprescindible para entender la problemática vitivinícola al mostrar la transformación del ámbito político entre 1880 y 1918. Poder económico y poder político aparecen usualmente ligados entre sí y esto se evidencia cuando el autor explora la transición de los gobiernos oligárquicos provinciales -con sus principales exponentes, Francisco y Emilio Civit-, a los gobiernos populistas de los Lencinas. Se muestra así cómo el fracaso de la oligarquía local en su tentativa de mantenerse en el poder de debió fundamentalmente a sus propias debilidades -generalización del fraude electoral, de la corrupción y de la violencia política- y cómo esto permitiría que una nueva fuerza -con grandes diferencias políticas aunque no económicas- irrumpiera en la escena mendocina. Sin embargo, la falta de cuadros de dirigencia preparados y el fortalecimiento alrededor del caudillo José Néstor Lencinas y su hijo, Carlos Washington, determinó que el lencinismo no pudiera reemplazar exitosamente a los gobiernos oligárquicos.

La importante zona de producción vitivinícola, circunscrita al actual departamento sureño mendocino de San Rafael, es el espacio abordado por Andrea Paola Cantarelli en el segundo trabajo de este libro. Mediante el análisis surgido a partir de una serie de preguntas iniciales y de la elaboración de cuadros estadísticos, la autora muestra los inicios de la actividad vitivinícola, su desarrollo en las décadas siguientes -superficie cultivada con uvas y variedades de vid, cantidad de vinos, tipos y precios, bodegas y bodegueros, impuestos, etc.- y el circuito de comercialización de los vinos sanrafaelinos con las plazas de consumo locales y nacionales. Especial énfasis es puesto en la llegada del ferrocarril a este lugar en 1903, que transformaría las relaciones en el comercio de vinos y permitiría un rápido avance y modernización de la producción vitivinícola y de la economía de San Rafael en general.

Patricia Barrio de Villanueva, directora del libro y autora del tercer trabajo de investigación aquí presentado, centra su análisis en tres importantes estudios generados en el contexto de la crisis vitivinícola de 1914: una serie de artículos aparecidos en el diario La Prensa, el trabajo de Leopoldo Suárez y el de Armiño Galanti. Compara así las distintas visiones de las fuentes mencionadas sobre las principales problemáticas vitivinícolas, reproduciendo la fuerte controversia de la época entre actores conocedores de la industria y enriqueciendo la reconstrucción histórica de un periodo crítico de la producción y comercialización de uvas y vinos. De este modo, la autora recupera el debate sobre las causas de la crisis de 1914 y retoma las discusiones sobre superproducción-infraconsumo, en las cuales aparecían elementos tales como las prácticas de falsificación de los caldos, el acento de los productores en la cantidad y no en la calidad, la desorganización del comercio y la ausencia del espíritu asociacionista. Las tensiones en la relación entre los diferentes actores vitivinícolas -en especial entre bodegueros y viñateros- y sus estrategias, el gravamen fiscal de la actividad, las posturas frente al control estatal, el fomento de las asociaciones cooperativas, la diversificación productiva y las prácticas culturales de los productores son reconstruidos a través de la lectura de estos tres importantes conocedores de la economía mendocina y de la producción vitivinícola.

El artículo de Omar Alonso Camacho analiza la formación de sociedades cooperativas vitivinícolas como respuesta a los efectos de la crisis de 1913-1914. Se descubre así en primer lugar que, si bien estos intentos asociacionistas de productores contaron en alguna medida con el respaldo de los gobiernos nacional y provincial, también fue destacada la influencia de la difusión de los principios cooperativistas por parte de conocidas personalidades que llegaron a la provincia por aquellos tiempos. Sin embargo, los resultados no fueron los esperados. Tras una descripción de las sociedades agrarias e industriales formadas en el contexto de crisis, el autor muestra que la mayoría de las cooperativas tuvieron una vida efímera: no superaron las instancias de formación o desaparecieron al poco tiempo de creadas. Tal vez la excepción haya sido la Sociedad Vitivinícola de Mendoza, en la cual el autor se detiene para describir el contexto de su creación en el ámbito legislativo, el control de la misma por parte de los bodegueros más concentrados de la industria, su enfrenamiento con el gobierno populista de Lencinas y, finalmente, su disolución. Sin embargo, el autor destaca que esta no fue una cooperativa stricto sensu, sino un "cártel vitivinícola", una sociedad que buscó concentrar la fuerza de los industriales más poderosos en el intento de corregir el desequilibrio entre producción y consumo.

El trabajo de Florencia Rodríguez Vázquez describe y analiza el proceso de transformación y difusión del conocimiento científico y técnico aplicado a la vitivinicultura a partir de 1910, poniendo especial énfasis en los aportes de un importante enólogo: Luis Noussan. Uno de los mayores problemas de la vitivinicultura -ya identificado en esa época pero que continuaría en las décadas siguientes- era la utilización de variedades de vid que atendían a la cantidad y no a la calidad. La variedad de vid más difundida, la malbec, tenía escasa aptitud enológica por lo que los vinos elaborados presentaban deficiente calidad y debían ser corregidos con costosas sustancias enológicas. De tal forma, los trabajos de Noussan atendían fundamentalmente a este problema, ya que, al exponer los resultados de sus investigaciones realizadas en la Escuela de Vitivinicultura y en la Estación Agronómica Anexa -de las cuales fue profesor y jefe respectivamente-, proponía la difusión de nuevas variedades vínicas que mejorasen las condiciones organolépticas de los caldos y fortaleciesen la producción mendocina.

El último trabajo de esta compilación es el de Ivana Hirschegger. La autora avanza en el análisis de las condiciones críticas con las que se inicia el periodo de los dos primeros gobiernos peronistas (1946-1955) para luego adentrarse en la aplicación de la política económica de un Estado fuertemente intervencionista y regulador. Así, la estrategia oficial para enfrentar la crisis fue, en un primer momento, la aplicación de medidas de emergencia o coyunturales, entre las cuales sobresalió la fijación de precios máximos al consumo, que, posteriormente, se extendería a los vinos de traslado y a la uva de vinificar. Estas medidas, implementadas con el objetivo de asegurar el abastecimiento de la población y evitar la especulación de los bodegueros y comerciantes, terminaron afectando a los pequeños productores agroindustriales y su labor en la cadena productiva. La desaparición de un número considerable de establecimientos medianos y pequeños y la concentración de la producción en unos pocos bodegueros fueron algunas de las consecuencias directas de la política vitivinícola oficial. Por otro lado, la autora destaca que una serie de beneficios obtenidos a través del crédito oficial -de la banca nacional y provincial- para las medianas y grandes bodegas consolidaría la posición del sector, en cuanto que otras medidas, como el seguro contra el granizo, el otorgamiento de préstamos individuales y el fomento de las cooperativas, favorecieron a los pequeños productores.

Varios son los méritos del compendio aquí analizado. En primer lugar, se han incorporado los estudios más recientes sobre la temática abordada, tanto de aquellos que podríamos denominar como trabajos "fundacionales" -y que se acercan, por lo tanto, por primera vez a espacios y realidades nunca antes investigados-, como de aquellos que han sido revisitados a partir de nuevos interrogantes, de nuevas fuentes y de nuevas inquietudes metodológicas. En segundo lugar, todos los trabajos muestran un manejo meticuloso de las fuentes que corroboran las afirmaciones vertidas en cada uno de ellos, mientras que el acervo bibliográfico citado constituye per se una referencia de enorme valor para futuras investigaciones. En suma, la obra nos permite asistir -tal como sugiere su título- a las crisis y transformaciones de la actividad vitivinícola regional desde una perspectiva dinámica, con múltiples enfoques y planteando nuevas preguntas que, seguramente, impulsarán futuras investigaciones.

 

Lía A. Borcosque
Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales
CONICET-Mendoza