Am. Lat. Hist. Econ., núm 34, julio-diciembre, 2010, pp. 321-324. http://alhe.mora.edu.mx/index.php/ALH
Reseñas
Alberto Perret Ballester,
El azúcar en Matanzas y sus dueños en La Habana. Apuntes e iconografía,
La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 2008, 482 pp.
El azúcar en Matanzas y sus dueños en La Habana. Apuntes e iconografía es un libro peculiar a primera vista, aunque no tanto en una historiografía muy voluminosa y muy especializada -la dedicada a la agromanufactura azucarera en Cuba. Se trata de una obra de iconografía, documental, informativa y censal, que enlaza con una tradición editorial con larga tradición en la Gran Antilla y cuyos máximos exponentes son quizá los libros de Justo Germán Cantero, Los ingenios. Colección de vistas a los principales ingenios de azúcar de la isla de Cuba, Aranjuez, Doce Calles/Ministerio de Fomento/ CEHOPU/CSIC/Fundación MAPFRE Tavera, 2005, edición a cargo de Luis Miguel García Mora y Antonio Santamaría, primera edición 1855-1857; Carlos Rebello, Estados relativos a la producción azucarera en la isla de Cuba, La Habana, Intendencia del Ejército y Hacienda, 1860, o el Portfolio azucarero. La industria azucarera en Cuba, La Habana, Secretaría de Agricultura, Industria y Comercio, 1912-1913. Se trata también de un trabajo dedicado a una provincia, la matancera, que fue la principal productora de dulce en la isla durante el siglo XX (su oferta, por término medio, rondó en esa centuria 50% del total del país), y que por ello ha merecido investigaciones particulares como la de Laird W. Bergad, Cuban Rural Society in the Nineteenth Century. The Social and Economic History of Monoculture in Matanzas, Princenton, Princenton University Press, 1990.
En ese contexto historiográfico, como libro documental, iconográfico y regional, aunque por la importancia del caso estudiado cuasi nacional, El azúcar en Matanzas, no es obra de un historiador, sino de un ingeniero, Alberto Perret Ballester. Pero esto tampoco es peculiar en un sector en el que han participado profesiones muy diversas y ejercidas por muchos hombres con interés por la historia. Lo que sí imprime a la obra ese hecho es que su interés radica sobre todo allá donde los conocimientos del autor son mayores. En definitiva, se trata de una edición valiosa por su iconografía, sus comentarios técnicos, sus datos de personas y de empresas, digno complemento de investigaciones que inciden más en lo social y en lo económico, como la ya referida de Laird W. Bergad, o los múltiples estudios más generales disponibles para el siglo XVIII (Mercedes García Rodríguez, Entre haciendas y plantaciones, La Habana, Ciencias Sociales, 2007), el XIX (Roland T. Ely, Cuando reinaba su majestad el azúcar, Buenos Aires, Sudamericana, 1963; Manuel Moreno Fraginals, El ingenio. Complejo económico social del azúcar cubano, La Habana, Ciencias Sociales, 1978, o Fe Iglesias García, Del ingenio al central, Río Piedras, Universidad de Puerto Rico, 1999), o el XX (Alan D. Dye, Cuban Sugar in the Age of Mass Production, Stanford, Stanford University Press, 1998; Antonio Santamaría García, Sin azúcar no hay país, Sevilla, Universidad de Sevilla/CSIC/Diputación de Sevilla, 2004; Óscar Zanetti Lecuona, Las manos en lo dulce, La Habana, Ciencias Sociales, 2004; Arnaldo Silva, Cuba y el mercado azucarero internacional, La Habana, Ciencias Sociales, 1971; Marcelo Fernández Font, Cuba y la economía azucarera mundial, La Habana, Pueblo y Educación, 1989, o Jorge Pérez-López, The Economics of Cuban Sugar, Pittsburgh, University of Pittsburgh Press, 1991).
El principal defecto que tiene el libro de Alberto Perret Ballester es ajeno al autor. Su edición es muy pobre, lo que perjudica a la calidad de reproducción de las fotografías, gravados o mapas. La razón, sin duda, son los costos, pero por eso mismo habría sido quizá recomendable optar por un formato electrónico, en CD-ROM, más adecuado, además, para el tipo de trabajo al que nos estamos refiriendo, pues permitiría tener un acceso mucho mejor y más rápido a la ingente cantidad de información que aporta.
El libro se estructura en distintos capítulos con un mismo orden de contenidos. La división responde a las distintas esferas inmiscuidas en el negocio azucarero, a las cuales se dedica un en sayo con datos económicos complementado luego por cuadros, gráficos, mapas y por gran cantidad de iconografía. La obra se inicia con un repaso al desarrollo azucarero de Matanzas y de Cuba desde sus inicios hasta finales del siglo XX, en el que se incluye información sobre la producción, las variedades de caña, aderezada, en cuanto a la iconografía, con ilustraciones diversas de los equipos manufactureros, agrarios y de transporte.
Los siguientes capítulos de El azúcar en Matanzas presentan la información de los 24 in genios activos en la provincia en el año 1958, antes del triunfo de la revolución castrista, su capacidad de molienda y sus rendimientos, así como de los 593 que fueron demolidos antes de esa fe cha, de otras industrias derivadas, especialmente de las destilerías, de los diversos talleres que produjeron para la agromanufactura del dulce, y de las refinerías. En todos los casos, claro está, los apartados se completan con iconografía.
Capítulos sobre los ferrocarriles, el almacenaje y exportación azucareras y la esclavitud completan la obra de Alberto Perret Ballester, y en ellos se combinan con el mismo criterio análisis e iconografía. En total el libro incluye 350 ilustraciones. El apartado dedicado a los esclavos -algo distinto de los anteriores por su propia naturaleza- examina las conspiraciones y rebeliones de los africanos, la cimarronería y los palenques, y dedica un acápite especial a los coolíes chinos, que fueron llevados masivamente a Cuba entre las décadas de 1840 y 1870 para completar el trabajo de los africanos cuando fueron efectivas las medidas de prohibición de la trata negrera.
El libro termina con un centenar de microbiografías de personas y con datos de compañías, antes de proporcionar un extenso apéndice y una sucinta bibliografía y detalle de las fuentes. El referido apéndice comienza con un mapa y una relación de los 618 ingenios matanceros que el autor ha podido localizar, así como con el detalle de los 75 que no ha logrado ubicar. Incluye, además, un listado de los nombres que tuvieron esos ingenios, distintos de los utilizados en la referida relación, y otro de los que estaban activos en el año 1903, después de la proclamación de la independencia de Cuba, al concluir la guerra contra España y la ocupación estadunidense de la isla que siguió a aquella. Componen el apéndice, además, apartados sobre la cantidad de tierra dedicada a caña de azúcar en distintas épocas, la cantidad de ingenios, también, su producción y rendimiento en Matanzas y en toda Cuba en los siglos XIX y XX, los precios promedio del dulce y el valor estimado de la oferta de la citada provincia entre los años 1885 y 1960.
Acerca de los ingenios, también hay apartados del apéndice dedicados a su capacidad de producción promedio en diferentes periodos, a su ubicación en los distintos municipios que componen la provincia de Matanzas, y a la relación de sus dueños. También incluye otra relación de propietarios de industrias derivadas de la azucarera y un índice de otras personas vinculadas con el negocio del dulce.
Otros índices del apéndice, aparte de los usuales sobre los ingenios y demás empresas y entidades referidas en el libro y acerca de los gravados, fotografías y mapas con que se ilustra, se dedican a los médicos matanceros que trabajaron en las fincas azucareras, a las minibiografías y datos de compañías incluidas en el texto principal de la obra y a los hechos más relevantes relacionados con la agromanufactura del dulce, así como con las guerras por la independencia de la isla de Cuba.
Finalmente el apéndice se completa con un cálculo para obtener la exportación de dulce por los distintos puertos de Matanzas en 1860, una relación de los precios del azúcar según sus envases, una tabla de equivalencia de medidas y listados de nombres de antiguas localidades y de las jurisdicciones de la región estudiada, incluyendo los ingenios que hubo y hay en ellas. En definitiva, como se puede deducir de la mera relación de su contenido, El azúcar en Matanzas y sus dueños en La Habana. Apuntes e iconografía es un libro especialmente relevante como texto de consulta y apoyo para la investigación. El libro es resultado de décadas de trabajo con la multitud de fuentes disponibles en los diversos archivos y bibliotecas de Cuba, y una va liosa aportación a la historiografía sobre la Gran Antilla, particularmente a la más especializada en temas azucareros y también regionales.
Antonio Santamaría García
Escuela de Estudios Hispano-Americanos, CSIC