Am. Lat. Hist. Econ., núm. 23, enero-abril, 2005, pp. 5-10. http://alhe.mora.edu.mx/index.php/ALH


 

Introducción

 

Los avances alcanzados desde hace varios decenios en la historia económica y su hermana menor, la historia empresarial, han contribuido a importantes cambios en la historiografía en un gran número de países. Tanto así que hoy en día ya no es posible ofrecer una explicación de cualquier acontecimiento o proceso significativo del siglo XX sin tener en cuenta el papel fundamental de las empresas (públicas o privadas) tanto en el plano económico como en el político o el social.

Hoy en México se está produciendo un interés marcado por estos temas, pero siguen existiendo obstáculos importantes a un conocimiento más profundo de los mismos. Es particularmente grave el escaso número de archivos históricos de empresas. Comparado con otros países, el atraso en México en la conservación de archivos históricos de empresas es notorio aunque, como indica el presente número de esta revista, hay indicios muy concretos de importantes cambios y adelantos en los últimos años.

Especialmente grave es el problema planteado por la desaparición de archivos empresariales. La destrucción de un archivo de empresa es algo similar a la eliminación de los archivos en el disco duro de una computadora. En efecto, los archivos son la memoria de las empresas mexicanas y requieren un esfuerzo y compromiso importante para lograr su conservación.

Los ejemplos internacionales pueden servir de modelos. La recuperación de archivos empresariales en los últimos tiempos en Europa, Canadá y Estados Unidos ha sido notable. Ha sido fundamental la colaboración del sector académico en convencer a las empresas de la necesidad de conservar sus archivos históricos. La constitución de diversas asociaciones de historia empresarial que impulsan esta labor, la publicación de investigaciones y la organización de coloquios son importantes: nos referimos, por ejemplo, a la European Business History Association, la European Banking History Association y la Business History Association en Estados Unidos, cada una de las cuales tienen excelentes páginas en Internet. Es más, debe enfatizarse que en dichas asociaciones participan activamente no sólo historiadores sino también los directivos de archivos históricos de empresas muy diversas.

En América Latina, la investigación sobre historia empresarial ha logrado avances recientes pero ya significativos. En Brasil, por ejemplo, la Asociación de Historia Económica de Brasil ha creado una rama especializada en historia de empresas y el título de su revista lo refleja: Revista de Historia Económica y Empresarial de Brasil. A su vez, en Argentina, Uruguay y Colombia se han logrado adelantos en la historia de empresas y en la historia empresarial como nos lo demuestran, por ejemplo, los artículos publicados en dos números anteriores de esta revista, América Latina en la Historia Económica, preparados por Carlos Dávila y Colin Lewis, quienes reseñan una abundante literatura sobre estos temas en los países señalados.1 Asimismo, debe remarcarse el número especial sobre "Empresas" preparado por la editora de esta revista, la doctora Enriqueta Quiroz, en el primer semestre de 2001. En ese número se incluyen artículos sobre fuentes para la historia empresarial en Brasil, Minas Gerais, Uruguay, Colombia, México y España. Su lectura demuestra avances muy significativos en la identificación de archivos esenciales para la historia empresarial en diversos países iberoamericanos.

En el caso de México, debe hacerse hincapié en algunos avances realizados a lo largo de los últimos quince años en la recuperación y conservación de archivos de algunas grandes empresas. Precisamente con objeto de que se conozcan estos adelantos y para discutir algunos retos futuros, se organizó un coloquio en El Colegio de México en noviembre de 2003, en el cual se presentaron ponencias por destacados especialistas sobre fuentes y archivos históricos de empresas mexicanas. Estos trabajos dieron pie a la elaboración de los artículos que se han reunido en el presente número de esta revista.

Un primer artículo preparado por Leonor Ludlow analiza la extraordinaria riqueza del fondo de Antiguos Bancos de Emisión que guarda el Archivo General de la Nación. Los documentos allí conservados provienen de la época de la revolución mexicana, cuando por instrucciones del presidente Venustiano Carranza se incautaron los bancos porfirianos. La mayor parte de los archivos de los antiguos bancos regionales quedaron en manos de la Comisión Monetaria durante unos quince años, hasta que eventualmente serían entregadas al Archivo. La doctora Ludlow ha sido gran pionera en impulsar no sólo la historia bancaria mexicana, sino que además ha supervisado el proyecto de inventariado de esta gran colección, indispensable para la reconstrucción de la historia financiera y económica de la república.

El segundo trabajo de este número es el de Aurora Gómez-Galvarriato, quien en el transcurso de sus investigaciones sobre la historia industrial del país ha dedicado muchos esfuerzos en convencer a los propietarios de antiguas e importantes compañías textiles de que deben conservar sus archivos. Ello dio frutos en su magnífica tesis doctoral presentada en la Universidad de Harvard y revela la riqueza de los archivos de empresas no sólo para la historia económica sino asimismo para la historia social de las grandes firmas y su entorno regional.

El tercer artículo de este número especial ha sido redactado por la doctora Sandra Kuntz, quien con su habitual cuidado e inteligencia nos resume una problemática compleja: las fuentes para la historia empresarial de los ferrocarriles en México. Su ensayo nos explica con claridad cuáles son los archivos que contienen información sobre las compañías ferrocarrileras. En el caso de los archivos corporativos del periodo temprano (1870-1910), es necesario recurrir a archivos en Estados Unidos, donde se guardan estos materiales. Pero en México hay una enorme abundancia de documentos, siendo tal el volumen que, como nos indica la autora, es imprescindible que el investigador diseñe una metodología precisa y delimitada para abordar el tema de la historia de los ferrocarriles en el país.

Sigue el trabajo de Jonathan Brown sobre las fuentes nacionales e internacionales para el estudio de la historia del petróleo en México. En el transcurso de más de 20 años de investigaciones que han culminando en espléndidas obras sobre los orígenes de la industria petrolera en nuestro país, el profesor Brown ha explorado la mayor parte de las fuentes existentes sobre compañías petroleras. Su ensayo demuestra que si bien existen importantes repositorios documentales en Estados Unidos, Inglaterra y Holanda, igualmente fundamentales y probablemente más ricos aún son los fondos y archivos en México para el estudio de este sector clave de la economía nacional, que, sin embargo, no ha recibido la atención que merece por parte de los académicos. Su artículo es un acicate para que se emprenda esta necesaria labor de construcción de la historia de la energía en México a lo largo del siglo XX y hasta nuestros días.

Algo distinto a los anteriores artículos es el presentado por Sergio Niccolai, quien analiza el patrimonio histórico de México y sus fuentes.

El autor nos propone un nuevo campo de estudio o disciplina de conocimiento que se conoce como la arqueología industrial. Esta disciplina propone que si bien son fundamentales los archivos documentales para la reconstrucción de la historia de cualquier empresa y su entorno, igualmente importante es la conservación e interpretación de los vestigios materiales de la misma: su arquitectura, las máquinas, las viviendas aledañas de trabajadores y gerentes, los acueductos, patios, etc. Estas huellas del pasado son piezas clave del patrimonio histórico y cultural de México y requieren una atención prioritaria. En este sentido, hay que tener en cuenta la labor del Comité Mexicano de Conservación del Patrimonio Industrial, del cual el doctor Niccolai es destacado miembro.

Cierra la primera parte del número de la revista la colaboración de Antonio Gómez Mendoza, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, quien resume los avances en la promoción de los archivos de empresas en España a lo largo de los últimos 30 años. Su reseña de los esfuerzos realizados para promover la conservación de estos fondos formidables de bancos, ferrocarriles y compañías industriales en las distintas regiones de España, señalar que los avances son importantes pero desiguales. Destaca la importancia de la creación de un marco político y jurídico que involucre a las instituciones públicas y privadas con objeto de conservar los archivos de las empresas. Asimismo resalta el papel que ha ejercido la comunidad científica para propiciar el cambio de actitud de la sociedad española a través de la producción historiográfica sobre empresas y empresarios en España. El autor viene a sugerir que si los elementos mencionados se aplican en México, se podrá producir un avance sustancial en la creación y conservación de los archivos empresariales en nuestra tierra

Tras la presentación de los seis artículos mencionados, se ha incluido en el "Dossier temático" un conjunto de trabajos que tienen como fin la descripción de una serie de fuentes y archivos especialmente importantes para la historia de las empresas mexicanas. Leticia Gamboa reseña los fondos de la Cámara Textil de Puebla y Tlaxcala. La doctora Gamboa, quien ha sido una de las investigadoras más activas en la recuperación de la historia industrial de Puebla, tuvo la distinción de ser elegida por la cámara textil mencionada para dirigir el inventario de sus fondos documentales. Su ensayo también señala la importancia de la recuperación de los numerosos archivos de empresas (especialmente textileras, y algunas ya muy antiguas) que están en peligro inminente de desaparecer por falta de interés de los dueños y falta de políticas públicas estatales para protegerlas.

En el siguiente artículo, José Antonio Bátiz, quien ha sido gran impulsor y largo tiempo director del Archivo Histórico BANAMEX, describe los fondos en este repositorio de enorme valor para la historia financiera de México. Contiene una enorme cantidad de documentos que son fundamentales no solamente para la historia de la firna financiera, sino para estudiar la historia económica de la mayoría de las regiones del país y también para el estudio de las finanzas públicas, debido a la importancia de BANAMEX como banco de gobierno desde 1884 hasta 1914 al menos.

El siguiente ensayo, preparado por Luis Anaya, nos remite al tema de los fondos documentales para el estudio de los bancos mexicanos a partir de la revolución. Los problemas de localización de fuentes para este periodo son considerables, pero ello no implica que no existan fondos documentales muy importantes, que el autor reseña. Los archivos de la Comisión Monetaria que se conservan en el Archivo General de la Nación, los fondos históricos del Banco de México, que pronto esperemos puedan ser de consulta pública por los investigadores acreditados, y diversos archivos privados nos sugieren que existe un gran espacio para la reconstrucción de la historia bancaria posrevolucionaria. Los propios trabajos publicados del doctor Anaya así lo demuestran.

El siguiente artículo reseña el enorme volumen e importancia de los fondos documentales que se guardan en los archivos del Museo de los Ferrocarriles Nacionales de México. La directora del museo, Teresa Márquez, es actualmente presidente del Comité Mexicano de Conservación del Patrimonio Industrial. Ella nos brinda un resumen panorámico de las muy diversas fuentes que se encuentran en el museo que dirige: actas de la Junta Directiva y del Consejo de Administración, información sobre empleados y trabajadores, contratos colectivos de trabajo, información económica y financiera, estadísticas y fotografías y planos. Todo ello hace de este sitio un lugar indispensable de visita y consulta para los investigadores que desean ahondar en la historia económica y social nacional y regional.

El ensayo de Eduardo Clavé Almeida sobre el Archivo Histórico de PEMEX, de reciente creación, nos describe los fondos antiguos de la gran empresa petrolera. Este archivo, localizado en la Refinería Azcapotzalco en un magnífico edificio que proporciona a los investigadores todas las facilidades para el trabajo. En el mismo se encuentran guardados y muy bien clasificados cerca de 100 000 expedientes de las compañías expropiadas en 1938. El acervo, que incluye gran cantidad de documentos, planos y próximamente mucho material fotográfico, ofrece un enorme terreno para futuras investigaciones sobre la poco estudiada historia de la energía en México en el siglo XX.

Finalmente, el número se cierra con la descripción de una de las colecciones de fondos documentales más antiguos de empresas mineras mexicanas, el constituido por los archivos históricos mineros de Real del Monte, Pachuca y Atotonilco, con documentación que corre desde el siglo XVI hasta nuestros días. La directora del Archivo Histórico de Real del Monte, Belem Oviedo Gámez, nos proporciona un fascinante recorrido de los principales fondos mineros de Hidalgo y sugiere la importancia de la creación de museos de sitio como complemento de los archivos de empresas.

Para concluir esta introducción ya larga, nos queda solamente agradecer a todas las personas que han hecho posible este número de la revista. En primer término quisiera agradecer a ponentes cuyos artículos publicamos ahora por su colaboración en la elaboración de este conjunto de excelentes y novedosos materiales. En segundo término es necesario hacer hincapié en las aportaciones de los comentaristas y moderadores de las mesas del coloquio sobre archivos de empresas, celebrada en El Colegio de México, que como indicamos fue el origen de los materiales aquí publicados. Entre ellos, nuestra gratitud a Gustavo del Ángel del CIDE, a Jesús Méndez Reyes del INHERM, a Juan Manuel Herrera, director de la Biblioteca Lerdo de Tejada, a Graciela Márquez de El Colegio de México, a Antonio Ibarra de la Facultad de Economía de la UNAM, a Francisco Zapata de El Colegio de México, a Jorge Silva del lTESM campus ciudad de México, a Ernest Sánchez Santiró del Instituto Mora, a Yolia Tortolero del Archivo General de la Nación, a Inés Herrera del DEH/INAH, a Jorge del Valle, titular del archivo histórico del Banco de México, a Enrique Cárdenas del CIDE, a Gabriel Szekele y de El Colegio de México y a Manuel Ramos, director de la biblioteca CONDUMEX.

De manera muy especial quisiera agradecer a Enriqueta Quiroz, la directora de América Latina en la Historia Económica, por haber aceptado la propuesta de organizar un número sobre los archivos históricos de las empresas mexicanas y por haber supervisado todo el complejo proceso editorial. Damos gracias a los dictaminadores de los artículos que hicieron sugerencias invaluables sobre los ensayos, lo que hace que ellos también pueden ser considerados autores de este número. Asimismo extendemos un agradecimiento a diversas instituciones que colaboraron en la celebración del coloquio mencionado, incluyendo El Colegio de México, El Instituto Mora, la Embajada de España y la Asociación Mexicana de Historia Económica. Y, finalmente, un reconocimiento especial al Archivo Histórico de PEMEX por el apoyo prestado al coloquio y a la edición de esta revista.

 

Carlos Marichal
Coordinador del número

 

Nota

1 Colin M. Lewis, "Latín American Business History c. 1870-1930: New Trends in the Argentinian and Brazilian Literature", América Latina en la Historia Económica. Boletín de Fuentes, núm. 4, julio-diciembre de 1995, pp. 89-110; Carlos Dávila, "Los comienzos de la historia empresarial en Colombia, 1975-1995", América Latina en la Historia económica. Boletín de Fuentes, núm. 7, enero-junio de 1997, pp. 73-102.