Manuel Llorca-Jana1, * 0000-0002-3937-6035
1 Universidad Adolfo Ibánez, Chile
Correspondencia: manuel.llorca.j@uai.cl
Carlos Marichal no decepcionó con este libro largamente esperado por la comunidad latinoamericana de historia económica, ya que cubre la historia del sector bancario, uno bastante ignorado. Por el contrario, la obra es una magnífica contribución a la historia económica de nuestra región; Marichal desplegó toda la artillería posible para dejarnos un excelente manual idóneo en cualquier curso de pregrado o posgrado que involucre secciones de historia bancaria y financiera. Asimismo, cada vez que fue relevante, el autor realiza un análisis nutrido de las relaciones entre finanzas y política, y se involucra además en historia del pensamiento económico y financiero latinoamericano. El libro se adentra también en importantes interrogantes, por ejemplo, por qué tardó tanto en desarrollarse la banca en Latinoamérica y qué consecuencias tuvo este rezago. Vinculado a lo anterior, el texto cuestiona si este letargo “fue consecuencia o, alternativamente, causa del lento desarrollo capitalista” (p. 14) de la región. Sin ser categórico al respecto, Marichal deja claro que “hay que considerar la posibilidad de que el subdesarrollo financiero haya influido en el atraso relativo de las naciones latinoamericanas en el siglo xix” (p.24). En este sentido, la obra no es pretensiosa, sino honesta.
Además de la introducción y las conclusiones, el libro contiene 5 capítulos ordenados cronológicamente. El primero de ellos, “El legado del crédito colonial”, cubre un periodo tratado escasamente por la historia bancaria, no por ello poco relevante. Marichal realiza una rica síntesis sobre los distintos tipos de crédito disponibles durante el régimen colonial (como el mercantil, minero o de avío y eclesiástico), haciendo una síntesis de lo ya escrito sobre el tema. De hecho, esta es una gran virtud no solo de este capítulo, sino de toda la obra: una cobertura comprehensiva que se hace de la historiografía previa. Además, este primer capítulo entrega una visión relativamente optimista de los sistemas crediticios de la colonia, dada la complejidad de los mismos (en lugar de una supuesta simplicidad erróneamente atribuida por algunos colegas previamente) y su perdurabilidad, incluso en las décadas que siguieron a la independencia.
En el segundo capítulo, “Independencia, soberanías monetarias y primeros experimentos bancarios, 1820-1850” quedan más claros los aspectos de continuidad respecto al régimen crediticio colonial, que no fueron pocos. El autor remarca además el hecho de que “los primeros bancos comerciales del siglo xix en Latinoamérica no nacieron ex nihilo, sino que se vinculan con algunos experimentos financieros previos” (p. 49). Para este periodo fundacional, se tratan en detalle varios experimentos bancarios tempranos, incluyendo los de Brasil, Argentina y México. El tercer capítulo versa sobre “El despegue de la banca en Latinoamérica, 1850-1873”, momento en que se habría producido una revolución financiera. De hecho, Marichal nos recalca que en solo seis países seleccionados se crearon casi un centenar de entidades financieras. Otros temas novedosos son los diversos pánicos financieros que experimentaron varios países de la región durante este periodo tan crítico, también escasamente tratados por la historiografía previa. Adicionalmente, se trata en profundidad el rol de la promulgación de nuevas leyes moldeando el marco institucional y el accionar del sector en su conjunto. Una especial atención reciben Brasil, Uruguay, Buenos Aires, Cuba (un país normalmente poco cubierto para el siglo xix, por lo que se agradece doblemente) y, nuevamente, México.
En el cuarto capítulo Marichal cubre los “Debates sobre banca libre en Latinoamérica: ideología y práctica a mediados de siglo”. En este apartado, los casos de estudio seleccionados son Chile, Colombia, Brasil y Argentina. Una vez más, el autor entrega una síntesis del sistema monetario, que a pesar de ser bien cubierto para países como Chile y Colombia, es poco conocido en el resto de la región. Finalmente, el quinto capítulo se titula “Los primeros pánicos y crisis bancarias en América Latina, 1857-1878”. Se presta especial atención a una amplia variedad de crisis financieras que azotaron la región durante este periodo, incluyendo pánicos y quiebras bancarias. Nuevamente figuran, como casos de estudio Cuba, Brasil, Chile y, esta vez, Perú. Por su espectacularidad, es quizá este el capítulo de mayor interés. Especialmente recomendable por la cobertura que se hace de la, posiblemente primera, crisis global financiera que parte con el crash bursátil de 1873.
En términos generales, El nacimiento de la banca en América Latina: finanzas y política en el siglo xix es un libro muy bien escrito, de fácil lectura (incluyendo diagramas bastante clarificadores), apto no solo para especialistas, sino que también accesible a un público general. Está lleno de historias que involucran importantes personajes como Juan de la Cueva, Lucas Alamán, Juan Antonio Béistegui, los Zulueta, entre otros. Quiero agregar también que Marichal es extremadamente generoso con colegas que le han antecedido, rindiendo justos homenajes. El lector encontrará variados elogios y reconocimientos a una amplia variedad de historiadoras e historiadores que anteceden a esta obra. Asimismo, a pesar de lo rico del volumen, el autor deja claro que quedan aún muchas áreas por explorar, así como fuentes por trabajar, por ejemplo, archivos notariales y judiciales. Con todo, este libro es unexcelente aporte a la historiografía latinoamericana, imperdible para cualquier colega interesado en el siglo xix, e incluso el periodo colonial.